El 8 de marzo del 2018 pasará a la historia como el Día en el que el mundo tuvo conciencia real de la importancia de la igualdad de género. Ese es al menos el deseo que lanzamos desde Teatro Madrid.
Nuestra forma de reivindicar igualdad y sumarnos al Día de la Mujer ha sido ofreciéndonos como altavoz a todas las mujeres que desempeñan diferentes actividades relacionadas con las artes escénicas. Hemos querido sacar a la luz profesiones que normalmente no se tienen tan en cuenta, por no estar expuestas al público, junto a otras sobradamente conocidas.
Ocho mujeres, actrices, productoras, técnicas, comunicadoras…, nos lanzan sus freflexiones sobre el pasado, presente y futuro de la mujer como reflejo de lo que la sociedad está viviendo y lo que se está reclamando.
Situaciones, pensamientos y deseos, algo tan sencillo y necesario, son puntos comunes para mujeres y hombres. Es el momento de alzar la voz y reclamar un mundo diferente, donde nadie sea menos que nadie por cuestiones de género.
Las tres preguntas que hemos formulado a nuestras invitadas han sido:
- Hasta el 7 de Marzo, ¿cómo has vivido la situación de la mujer en tu profesión?
- ¿Por qué es necesario el 8 de Marzo y cómo vas a vivirlo?
- ¿Cómo crees que amanecerá el día 9 de Marzo?
1.- Mal. Muy mal. Se da por sentado que por ser mujer no voy a poder realizar determinados trabajos físicos y no se tiene en cuenta que mi complexión puede ser beneficiosa frente a la envergadura de algunos hombres para otras labores.
2.- Muy a mi pesar, estaré volando hacia Latinoamérica. Me hubiese gustado estar en Madrid para ir a la manifestación y apoyar la huelga. Creo que es necesario realizar esta huelga de trabajo y consumo para visibilizar el impacto de la mujer en la sociedad así como la brecha salarial, el techo de cristal ….
3.- Exactamente igual. Personalmente quiero cambiar de chip y que sea un antes y un después en como hablar/actuar desde mi puesto de trabajo. No sé cómo amanecerá el resto del mundo, pero yo quiero cambiar de chip.
1.- Pues con muchos matices. Me he encontrado con profesionales que me han tratado de igual a igual, y otros que han querido imponerse por el simple hecho de ser mujer. Cierto es que he aprendido a lo largo del camino y, cuando me he visto en alguna situación incómoda, he puesto los puntos sobre las ‘íes’ y ahí se ha terminado todo. Ha cambiado mucho el panorama, a día de hoy, y hoy por hoy, tanto con las personas que trabajo más directamente, como con las que trabajo de forma más indirecta, es más de igual a igual. Aunque todavía queda mucho trabajo por hacer.
2.- Porque aún no hemos conseguido la igualdad. Creo que hay muchas personas que confunden la igualdad, con que el feminismo sea el tratar de imponernos sobre el hombre. ¡Crasso error!, que a los que están asentados en el patriarcado no les interesa que se aclare, ni se cambie, evidentemente, y les conviene que se sigan confundiendo los términos.
Educar en igualdad es la base. Y re-educar a mucho adulto, también. Lo viviré en huelga. En casa ya me escuchan. Ahora me tienen que escuchar también en la calle.
3.- Creo que habremos dado un pasito más, pero aún quedan muchos más pasos que dar. Si el día 9 hemos conseguido concienciar que si las mujeres paramos «el mundo se puede parar», ya habremos dado un gran paso.
1.- Es cierto que actualmente la presencia femenina en el sector de las artes escénicas está bastante reducida en determinados puestos. En el mundo de la música, por ejemplo, la mayoría de mujeres se dedican solo a promoción/prensa, siendo más difícil encontrar mujeres en otros puestos: Managers, técnicos, músicos, etc… pero creo que todas las mujeres que vamos a participar el 8 de marzo confiamos en que este porcentaje vaya aumentando con el tiempo.
2.- Siempre hay que esperar lo mejor de todo y soy consciente de que hay un movimiento, en el que todas nos estamos moviendo y queremos participar de este día, así que confío en que esto tenga un cambio futuro.
3.- Ojalá fuera adivina para saber lo que va a pasar el día 9, no te lo puedo decir, pero confío en que será algo bueno o por lo menos estamos en el camino para ello.
1.- En mi caso, personalmente, me siento una afortunada porque trabajo con un equipo estupendo en el que somos dos chicas y dos chicos (por pura casualidad, no fue nada premeditado) y jamás me he sentido de menos a su lado y trabajamos y repartimos responsabilidades por igual.
Otra cosa totalmente distinta es el entorno. Personas que entran a diario a nuestro espacio (sobre todo hombres, pero también alguna mujer) y al verme a mí preguntan por ‘el jefe’, como si descartaran por completo que el jefe pudiera ser yo. Y no dudo de que no lo hagan con ninguna mala intención, pero en gestos como ese se perpetúan los roles de género y la discriminación y es con ese tipo de cosas con las que hay que acabar para conseguir el verdadero cambio en todas las esferas. Es necesaria la lucha desde la base para llegar a la cima.
A grandes rasgos, y por desgracia, las Artes Escénicas no escapan a aspectos como la brecha salarial, la desigualdad de oportunidades entre hombres y mujeres, etc., pero en esta cuestión las cifras hablan por sí solas y creo que no hace falta añadir nada más. Sí me gustaría puntualizar que creo que desde el movimiento creado por las salas alternativas se está trabajando en cambiar esta dinámica y espero que con nuestro pequeño granito de arena podamos llegar a lograrlo.
2.- El 8 de marzo es necesario porque, a día de hoy, la violencia machista sigue dejando en nuestro país cada año más víctimas que el terrorismo de ETA. Porque las mujeres siguen cobrando menos que los hombres en el desempeño de las mismas funciones. Porque realmente sigue existiendo el techo de cristal. Porque son las mujeres en su mayoría, y no los hombres, los que renuncian a su carrera para dedicarse al cuidado de los hijos. Porque somos nosotras las que volvemos con miedo a casa por las noches si vamos solas. Porque la ‘normalización’ de las conductas machistas entre los más jóvenes es alarmante… Y podría seguir, pero creo que no vamos a tener espacio suficiente para tanto…
Yo, personalmente, secundaré la huelga y Nave 73 permanecerá cerrada durante todo el día 8. Me uniré a la lectura del manifiesto de las periodistas en la plaza de Callao a las 12:30 horas y, a partir, de ahí, me sumaré a cuantos actos pueda durante todo el día. Además, las actrices y el equipo de Diga ser cierto también se sumará al movimiento #SinNosotrasNoHayFunción y no habrá obra la tarde del jueves.
3.- Me gustaría ser optimista y decir que todo va a ser mejor a partir del 9 de marzo, pero creo que aun queda muchísimo por hacer. Está claro que todo el movimiento de lucha y reivindicación femenina que está teniendo lugar en estos últimos tiempos está llamado a hacer historia y está suponiendo un punto de inflexión para la sociedad. Pero la verdadera realidad es que seguimos teniendo una clase política (en su mayoría) anquilosada en el pasado y sin ganas de mover un dedo por cambiar las cosas y que hay un gran sector de la población (las bases) al que este tipo de reivindicaciones no llega y no sé por qué. A veces tengo la sensación de vivir en una burbuja, una realidad paralela que solo tiene lugar en las grandes ciudades y entre un sector determinado de la población y no soy capaz de entender qué falla, por qué no somos capaces de llegar al resto de la gente.
Esta mañana, sin ir más lejos, estaba hablando en un grupo de WhatsApp que tengo con unas primas que son de mi edad, que trabajan, que tienen familia y que viven en un pueblo de Sevilla y no habían oído ni hablar de la huelga. Se han enterado esta mañana, 7 de marzo, por mí. A eso es a lo que me refiero… ¿Cómo es posible que mujeres jóvenes, formadas, con inquietudes, con acceso a las redes sociales, etc., se queden ‘fuera’ de esto?
A partir del 9 de marzo habrá que seguir luchando. Aun queda mucho por hacer…
1.- Me dedico al mundo de las artes escénicas en calidad de periodista, y desde esa profesión, es desde donde puedo hablar. Yo realizo mi trabajo desde hace más de 20 años en RTVE, en distintos programas tanto de radio como y sobre todo, de televisión. Antes he trabajado en Telecinco, Antena Tres y La Cope. Según los últimos datos que manejan distintas agrupaciones sindicales del Ente Público, cuatro son los caballos de batalla: la brecha salarial, la formación, la igualdad de acceso a puestos directivos y el uso de un lenguaje no sexista.
Las mujeres cobran un 8,6 por ciento menos que los hombres, amén de percibir un 24 por ciento menos de complementos discrecionales, ya que en complementos de convenio, ambos sexos se mueven en un porcentaje similar. Por otra parte, el organigrama directivo cuenta con un 24 por ciento de hombres y un 51 por ciento menos de mujeres desde 2011.
En definitiva, aumenta la brecha de género en salarios y se reduce el número de mujeres en puestos de dirección.. Y todo ello a pesar de que hay casi 200 mujeres más en plantilla con titulación superior que en el caso de los hombres.
2.- Es necesario dar visibilidad a este 8 de marzo, demostrar que si nosotras paramos, se para el mundo. Desde cualquier pensamiento, ideología, clase social, ramo profesional. Lo que nos une es que somos mujeres. Las diferencias ahora no separan. Todo suma.
El 8 de marzo haré paro completo y no iré a trabajar. En vez de eso, acudiré a la lectura del manifiesto que hemos firmado miles de periodistas por la igualdad, a las doce y media en Callao. Por la tarde me uniré a todas las mujeres para marchar unidas en la manifestación. Está siendo todo muy emocionante.
#EnRTVElasMujeresParamos
3.- Creo que independientemente del resultado del paro y la manifestación, ya hay un antes y un después de este 8 de marzo. Hemos dado a conocer términos y situaciones que antes eran desconocidas por muchxs, como «techo de cristal», «brecha salarial», «igualdad laboral real» o «micromachismo». Creo también que se está despojando del término»feminista» la carga negativa y demoníaca (no para el obispo de San Sebastián). Además, es una jornada de reivindicación en la que lo que nos une no es una ideología, sino un género.
Repito: Si nosotras paramos, se para el mundo.
1.- En mi caso, y creo que en el de muchas, son varias profesiones: dramaturga, directora, actriz… Hay una sensación constante de que el esfuerzo en todas ellas tiene que ser mayor por ser una mujer. El reconocimiento casi siempre acaba en nombres masculinos. Las oportunidades son menores. Como actriz, por ejemplo, hay menos papeles. Y casi siempre los papeles femeninos son estereotipos, o se usan como apoyos de masculinos, o para ser la «parte femenina», en lugar de ser consideradas personas con deseos y vidas diversas que pueden hablar de cualquier cosa… Como dramaturga o como directora de teatro es fácil encontrarte con que tu trabajo es mirado de otra forma por ser una mujer. Por otro lado, hay ciertos temas catalogados como «de mujeres», los relativos a cuidados o afectos por ejemplo, que son automáticamente segregados, como si no fueran universales y responsabilidad de todxs, como si a los hombres eso no les tocase. En el trabajo con mi compañía Cuartoymitad Teatro tratamos de tener muy presente estas cuestiones, la necesidad de reflexionar sobre ellas y buscar estrategias para cambiarlas.
2.- La huelga de este año me parece un punto de inflexión a la hora de pensar en el 8 de marzo. Nos lleva a pensarnos en nuestro papel dentro de esta sociedad, tanto a hombres como a mujeres. En este sentido la huelga convocada ya ha sido un éxito. Son muchas las necesidades de cambio. La reflexión y la unión de personas para reivindicar es un buen inicio. Yo paro y por la tarde iré a la manifestación.
3.- Quiero pensar que amaneceremos habiendo perdido miedos, miedos a mirarnos, a hablar, a hacer, a construirnos distinto; y con ganas de continuar más allá de un día al año pensándonos críticamente y buscando cómo convertirnos en una sociedad feminista, anticapitalista, justa.
1.- Como todas la mujeres de mi generación soy una sobreviviente de la desigualdad de género, lo que ha significado una lucha constante por cumplir mis objetivos vitales y artísticos… Cuando era más joven no le ponía conciencia pero me enojaba la displicencia y condescendencia conque me trataban muchos hombres, compañeros de profesión, un subtexto latía en su arrogancia “cállate no hables tanto, no quieras tanto, no te expongas tanto… quédate más quietecita en tu lugar y te irá mejor” y esto venía de hombres, en su mayoría, progresistas y que no se consideraban machistas y que les parecía poco sexi que una mujer demandara su espacio de poder y libertad.
Me marcó una experiencia en el Instituto cuando estudiaba bachiller y tenía 15 años: yo era la delegada de curso votada democráticamente por todos mis compañeros y compañeras, estábamos en una asamblea debatiendo sobre un tema y el subdelegado me dijo que me callara que no estaba de acuerdo con mi planteamiento de la asamblea, yo le dije que yo era la delegada y que esa era mi tarea, entonces me dio una bofetada delante de toda la clase, nadie dijo nada, nadie me defendió, salí del aula, me tragué las lágrimas camino a casa … me hirió, pero no consiguió doblegarme.
2.-Las mujeres somos mayoría y nos tratan como minoría. Hay tantas mujeres en el mundo que se sienten que no valen nada o que lo que hacen no es valioso, hay tantas mujeres que trabajan como mulas sin darle ningún valor… Tengo muy presente a las que me precedieron, mis abuelas, mi madre, mujeres que lo han dado todo por preservar la vida. Estaré en la manifestación celebrando y reivindicando cuánto necesita el mundo del espíritu femenino.
3.- Yo sueño con un 9 de marzo en el que se haga justicia y se abra la puerta de la protección, la igualdad de oportunidades, la libertad, la creatividad para nuestras niñas. Un 9 de marzo en el que verdaderamente se oigan las voces de todas las mujeres, especialmente de las que viven en exclusión, desprotección y bajo la violencia. Un 9 de marzo que realmente suponga un cambio de paradigma y el mundo celebre la riqueza que supone para la humanidad lo que tenemos que aportar la otra mitad.
1.- La realidad que vivimos las actrices, regidoras, productoras, ayudantes, escenógrafas y demás profesionales del teatro no es más que un reflejo de la sociedad: La mujer sigue relegada a funciones tradicionalmente asociadas a su género y las que se destacan en otras áreas generan la mayor parte de las veces desconfianza, condescendencia y sorpresa aún en estos tiempos, incluso por parte de otras compañeras también mujeres, no solo por los hombres. Es cierto que todos nos vamos acostumbrando en mayor o menor medida a estos cambios, pero estamos muy lejos de que una mujer pueda decir que es iluminadora con la misma reacción que si fuera una sastra y con las mismas condiciones que sus colegas masculinos. Históricamente han querido enfrentarnos entre nosotras, deseando convertirnos en enemigas para evitar que juntas fuéramos más fuertes, han pretendido descalificarnos, despreciarnos, burlarse de nuestras reivindicaciones, por eso ahora más que nunca, la sororidad, el apoyo entre mujeres, es un pilar fundamental de esta lucha. Una lucha que no busca solo la paridad y la igualdad entre hombres y mujeres, sino una sociedad más justa y plena.
2.- Tenemos el deber de aprender de la historia, tanto para no repetirla como para seguir la estela de los luchadores y luchadoras que ayudaron a que el mundo fuera tornándose un poco más habitable para todos y el 8 de marzo es un símbolo del valor de lo femenino, de nuestra energía, del poder aplastado e invisibilizado a lo largo de siglos a favor de un patriarcado donde a día de hoy, muchos de nuestros compañeros no se sienten identificados. Es un símbolo de esperanza, de lucha y de progreso también para los hombres que nos acompañan, para que ellos también puedan liberarse de los parámetros masculinos que les obligan a cumplir con un rol obsoleto y sin cabida en el siglo XXI. El 8 marzo es un día de lucha y reivindicación para todos y como tal apoyo los paros y cada una de las reivindicaciones que sostienen esta fecha, por ideología y por todas las mujeres que por su situación social, familiar y laboral no podrán secundarla.
3.- Tenemos que soñar, soñar un mundo paritario como hicieron nuestras antecesoras con el voto, la jornada laboral de 8 horas o el divorcio, soñar con una realidad donde las desigualdades de género sean parte del pasado y lo que llame la atención sea la distinción entre hombres y mujeres, donde el acoso sea por fin visto como algo deleznable por parte de todos y no haya temor a denunciar, sino apoyar y dar soluciones reales para las víctimas sin que éstas se sientan juzgadas. Solo imaginando un mundo mejor podremos llegar hasta él, solo entendiendo que en la lucha está la victoria. ¿El 9 de marzo amanecerá diferente? Amanecerá como una nueva oportunidad de seguir demostrando que la sociedad nos necesita libres, plenas y unidas y que estamos aquí para conseguirlo.
¡Feliz Día de la Mujer!
Texto José Antonio Alba