EN EL UMBRAL DE PRIMAVERA

‘Abrazos insoportablemente largos’ reflexiona sobre estar muerto en vida y la necesidad de romper moldes

Conversamos con Varo Mogrovyan y María Melero, los fundadores de la compañía Azul Cobalto

Los cuatro protagonistas impregnan de quimérica esperanza la oscuridad del texto de Vyrypaev. Fotografía: Isabel Méndez.

La compañía Azul Cobalto, compuesta por María Melero y Varo Mogrovyan, nos adentra en el universo de un autor célebre pero, para muchos de nosotros, quizá, desconocido: el dramaturgo polaco de ascendencia rusa, guionista, director de cine, actor y director de arte Ivan Vyrypaev. Con el montaje Abrazos insoportablemente largos, el autor reflexiona sobre la necesidad de sentirse vivo, de romper con los moldes establecidos por la sociedad y por nuestros familiares y sobre la relación entre la felicidad y el dolor, entre otros temas.

La obra, que podrá disfrutarse en el Umbral de Primavera del 12 al 26 de octubre, relata las vidas de cuatro jóvenes personajes que se cruzan, unen y separan a lo largo de una serie de críticos acontecimientos. Cada uno de ellos se enfrenta al impulso de intentar abandonar la cárcel que encierra los límites de su existencia en un trabajo, una rutina o una relación de pareja. La necesidad de sentir, el dolor de una decisión necesaria o la búsqueda de un nuevo comienzo serán circunstancias que les acompañen mientras intentan comprender y abrazar el impulso por seguir viviendo.

En TeatroMadrid hablamos sobre este montaje con Varo Mogrovyan, director de la pieza, y con María Melero, escenógrafa y arquitecta.

¿Cuál es el origen de vuestra compañía, Azul Cobalto?

Varo Mogrovyan: La compañía inicia con el inicio de nuestro hogar. Desde que nos mudamos juntos comenzamos a incluir elementos de color azul cobalto en el ambiente y lo acabamos implementando también en la compañía, fue una forma de hacerla nuestra. En el proyecto contamos con muchos artistas: actores, diseñadores, artistas sonoros…

María Melero: El nombre también tiene que ver con la idea de un teatro azul cobalto. Como arquitecta, he imaginado un espacio en el que todo fuera azul, me parece que es un color que da esperanza y el nombre, además, me parece muy poético. Varo es director y actor y yo soy arquitecta y escenógrafa y nos fusionamos en este proyecto colectivo. También pensamos mucho en el concepto de «casa», un espacio para compartir con diferentes creadores.

¿Qué temas os interesa más tratar como colectivo?

María Melero: Ahora mismo queremos explorar un poco y encontrar nuestro lugar. Abrazos insoportablemente largos ha sido un proyecto más personal, en cambio, el otro montaje que tenemos en marcha, es una creación más colectiva.

Varo Mogrovyan: A mí me interesa también investigar varios géneros, el teatro me atrae sobre todo por el océano de posibilidades que ofrece. También queremos explorar diferentes lenguajes. Además, al ser un proyecto colectivo queremos que todos aquellos que participen puedan aportar, sean libres para crear.

Varo, para Abrazos insoportablemente largos has traducido y adaptado del ruso el texto de Ivan Vyrypaev ¿cómo ha sido el proceso?

Varo Mogrovyan: Sí, aunque en la última etapa de ayudó María también, porque lo había leído ya tantas veces… Fue un proceso bonito porque la primera vez que abordamos el texto yo lo leía en ruso y ella en inglés y tuvimos reacciones parecidas y momentos similares en ciertas partes del texto.

¿Por qué este texto? ¿Qué es lo que os ha hecho conectar con él?

Varo Mogrovyan: Llevo unos cinco años leyendo textos de este autor. Ivan Vyrypaev tiene un lenguaje teatral muy particular y a mí me fascina. Personalmente, Abrazos insoportablemente largos es de los textos con los que más identificado me he sentido, más conectado. Como si tuviera el poder de despertar algo en mí. Además, me encontraba en una época en la que estaba atravesando conflictos bastante similares por los que pasaban los personajes, y sin darme cuenta.

María Melero: Me pasó varios textos y desde el principio conecté con este. Es electrizante, te adentra en un bucle y cuando parece que te va a soltar te vuelve a enganchar. Plantea temas muy interesantes y tiene muchas capas. Además, una vez leído el texto, cuando conversábamos con otras personas, en nuestro día a día, encontrábamos muchas similitudes o acabábamos entendiendo cosas que se plantean en la obra.

Abrazos insoportablemente largos reflexiona sobre la necesidad de sentirse vivo y lo que significa realmente vivir. ¿Cómo saber si estamos muertos en vida?

María Melero: Cuando has perdido la esperanza, cuando ya no hay luz, cuando vas por un camino sin que te interese lo que hay delante o lo que dejas por detrás y vas tirando sin más.

Varo Mogrovyan: Cuando lo ves en las películas o en los demás te planteas cómo alguien puede llegar hasta ahí pero, cuando te pasa a ti y pasa un tiempo, te das cuenta de que has llegado hasta ese punto sin darte mucha cuenta; para mí eso es lo más peligroso. También el texto reflexiona que hay veces en las que un golpe en la vida te puede sacudir de tal manera que te hace darte cuenta del «trance» en el que vives. Algo negativo te hace despertar y por eso está también la reflexión de que no todo lo negativo que te pasa es malo.

María Melero: Lo que queremos mostrar con la obra son esos cuatro personajes despertando de la muerte en vida y, también, del dolor que eso supone. A veces es mejor no darse cuenta de que estás sufriendo que reconocer que sí.

El montaje cuenta con una llamativa y original escenografía creada por la arquitecta María Melero. Fotografía: Isabel Méndez.

¿Es posible que exista la felicidad sin el dolor?

Varo Mogrovyan: Es un tema también que reflexiona la obra y creemos que no.

María Melero: En un mundo en el que solo hay felicidad, solo hay dolor. Y viceversa. Al final es un contraste y no existe una cosa sin la otra. En una felicidad absoluta existiría una monotonía absoluta que llevaría a un dolor permanente.

Varo Mogrovyan: El dolor es el que permite que se reconozca la felicidad, como si fuera una vara de medir. Si quitas el dolor de la ecuación, la felicidad como tal desaparece.

María Melero: Todos lo hemos vivido. Cuando pasas una etapa muy mala, luego cualquier cosa te hace feliz. El contraste provoca que sintamos más.

También en el montaje abordáis el papel de las nuevas tecnologías y de las redes sociales.

Varo Mogrovyan: Ahí es donde se produce un poco esta muerte simbólica. Supongo que cada generación tiene un «asesino» y en la nuestra son las redes. Ha habido veces que tenía el móvil sin batería y aún así lo sacaba de vez en cuando del bolsillo. En vez de pensar en lo mal que estás, sacas el móvil y pospones la reflexión.

María Melero: Además la comparación que haces al ver las vidas de otros, se generan un montón de ideas que para nada son sanas. Esto se trata también en la obra: la vida que tienes, la vida que quieres vivir y cómo experimentas lo que crees que quieres vivir.

Abrazos insoportablemente largos también habla de la necesidad de romper con los moldes establecidos por la sociedad o por nuestros antepasados. Este verano he estado en el pueblo y todo el mundo me preguntaba si ya me había casado o si he tenido hijos, cosa que me ha hecho sentir muy mayor, y me encantaría poder romper con todo eso, pero a la vez tengo la necesidad de complacerlos, de hacer lo que se supone que debería.

Varo Mogrovyan: Los personajes de la obra empiezan precisamente desde ese punto, viviendo vidas que se les ha impuesto, la que se llama «vida de libro». Esto hace que no te conozcas realmente a ti mismo y que un día te des cuenta de que no era por ahí por donde tenías que ir. Entonces es cuando comienza la negatividad. Hay una presión invisible que impone la sociedad y se trata de intentar ser auténtico con uno mismo.

María Melero: Sí, el punto de partida de la obra son los personajes reventando precisamente por esta presión social. Cuando se dan cuenta de que deben tomar las decisiones que querían tomar para no morir en vida.

Según María Melero y Varo Mogrovyan, algo que les fascina de este texto es que no te increpa diciéndote: «¡eh! ¡despierta! ¡que estás muerto en vida!», sino que te muestra, a través de diferentes capas, unos personajes que han llegado a ese punto y que desean liberarse. Un montaje que te invita a la reflexión y que pretende mover algo en tu interior, así como zarandeó y cautivó a los integrantes de la compañía Azul Cobalto. ¿Te apuntas a vivir esta experiencia?

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Escrito por

Graduada en Arte Dramático. Creadora de contenidos editoriales y redactora de la Revista de TeatroMadrid.

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