Reírse de Franco nunca fue inocuo. En los años 70 podía costar la cárcel; en 2025, una querella. Esa es una de las ideas que atraviesa la conversación con Darío Adanti y Ana Alonso, creadores e intérpretes de Chistes contra Franco, una propuesta escénica que rescata chistes clandestinos de la dictadura para convertirlos en un ejercicio de memoria crítica desde el humor. Las representaciones son los días 20 de cada mes a las 22h en el escenario de Teatro del Barrio.
La propuesta escénica se complementa con la edición de un libro que ha editado la Revista Mongolia
“El franquismo no se fue del todo, dejó una herencia”, señala Adanti al hablar de las grandes familias que se enriquecieron durante la dictadura y cuyos privilegios aún persisten. El cómico resume esa continuidad con una imagen tan absurda como certera: “El franquismo es el nazismo de AliExpress: pides una cosa y te llega otra”.
Esta acción artística no se limita a encadenar chistes. Tal y como explica Ana Alonso, la propuesta busca evitar cualquier atisbo de blanqueamiento: “No queríamos solo reírnos de Franco: metemos los chistes junto a datos reales de los represaliados”. El resultado es una especie de comedia dramática que obliga al público a transitar entre la risa y la incomodidad.
“El franquismo no se fue del todo, dejó una herencia”
Darío Adanti
“Te ríes y te angustias al mismo tiempo”, resume Alonso. Esa tensión forma parte del dispositivo escénico: después de una carcajada, llega el dato histórico, el testimonio documentado, la violencia real. “Como te has reído de un chiste de tortura, espera que ahora te voy a contar lo que pasaba en la Puerta del Sol”, explica, describiendo el silencio que se instala entonces en la sala.
Para Adanti, hay además un elemento profundamente subversivo en la puesta en escena: “Creo que a Franco le molestaría mucho que un argentino contase los chistes sobre él”. No es solo el contenido, sino quién lo dice y desde dónde, lo que convierte el espectáculo en un gesto político.
En la conversación con Alonso y Adanti también se reflexiona sobre los límites del humor y el contexto histórico. Algunos chistes populares de la época hoy resultan inasumibles por machistas, pero forman parte del retrato social de aquel tiempo. “Incluso la gente antifranquista era así, los chistes son un reflejo de la sociedad”, apunta Adanti.
Cincuenta años después de la muerte del dictador, Chistes contra Franco no propone pasar página riéndose, sino mirar de frente a una herencia que sigue operando.
Puedes ver la entrevista completa publicada originalmente en el podcast La vida sin el serio, con Ainhoa García Forcada y Emma Álvarez, redactoras de TeatroMadrid.
Compra ahora tus entradas:
