Aitana Sánchez-Gijón y Roberto Enríquez: «Nora no es una santa, es una mujer que ha hecho un acto extremo buscando su voz»

José Antonio Alba

La vuelta de Nora de Lucas Hnath, secuela de Casa de muñecas de Ibsen, llega al Teatro Bellas Artes para contarnos qué sucedió tras aquel portazo de relevancia tan significativa que inspiró a tantas mujeres y que convirtió este clásico teatral en inicio del movimiento feminista; un portazo que ha seguido resonando a lo largo de estos 150 años y que ahora, aunque debiera resultar extraño, sigue resonando con más contundencia que nunca.

Una “segunda parte” que viene precedida por las 8 nominaciones a los Tommy, de los que ganó el de Mejor Obra, Mejor Dirección y Mejor Interpretación, y de la que ahora, con motivo de su estreno, hemos querido hablar con dos de sus protagonistas: Aitana Sánchez-Gijón y Roberto Enríquez que bajo la dirección de Andrés Lima y junto a Maria Isabel Díaz Lago y Elena Rivera, nos la presentan ahora en Madrid.

Teatro Madrid.- A priori, una continuación de un clásico como Casa de muñecas puede hacernos pensar en lo pretencioso de la propuesta y llevarnos a sentir algo de recelo, ¿cómo vivisteis vosotros ese primer momento cuando os lo propusieron?

Aitana Sánchez-Gijón.- Cuando Pedro Larrañaga me ofreció el texto, dije ‘¡Uy! ¿Y eso? Qué osadía la de este autor, ¿no? Tan jovencito y ya queriendo ponerse a la altura de Ibsen’ Me produjo mucha curiosidad, pero también mucha prevención; y cuando leí el texto dije ‘Chapeau!’ realmente está contando algo que me interesa y está retomando el personaje de Nora dándole una voz.

Roberto Enríquez.- Cuando ves a un autor que escribe la segunda parte de una obra maestra dices: ‘Vamos a ver si esto está a la altura…’ y la mayoría de las veces creo que son intentos fallidos, pero lo que me atrajo de este texto fue precisamente que esos 15 años han dado para que esos personajes se transformen. Lucas Hnath  consigue que nada sea maniqueo, que todos los personajes se defiendan y que tú como espectador tengas que hacer una reflexión porque cada uno expone sus razones y piensas ‘Es un problema bastante complejo, los comprendo a todos’; el tema no es fácil.

TM.- Han pasado 15 años desde el famoso portazo. Y ahora, ¿qué?

ASG.- Ahora Nora se ha transformado en una mujer radicalmente distinta. Se fue con una mano delante y otra detrás, en busca de su propia voz, fue un acto de absoluta supervivencia. Ha conseguido muchas cosas, inimaginables para una mujer de su época, pero ha llegado a un techo que no puede sobrepasar, de hecho ha tenido que hacer concesiones y tolerar ciertas cosas inevitables para poder publicar sus libros. Ha tenido que firmar con seudónimo, ha tenido que hacer que su heroína muriera al final del libro porque, si no, no le publicaban. De repente recibe un chantaje, han descubierto quién es y la amenazan con revelar que en realidad es una mujer casada que ha cometido delitos, pues ha hecho cosas que las mujeres casadas no pueden hacer sin el consentimiento de sus maridos y por lo tanto vuelve y se encuentra con la caja de los truenos que abre todas esas heridas que nunca han cicatrizado y con un saco de reproches, porque Nora no es una santa, es simplemente una mujer que ha hecho un acto extremo y radical que ha generado mucho dolor por el camino, aparte del que arrastra propio.

RE.- Torvald tiene una herida abierta brutal, hay una parte social que pesa en todo eso que es la vergüenza; la mujer a la que ama se va y se queda perdido en medio del océano, aprende a vivir con ese dolor y cuando ella vuelve, descubre que la sigue amando, pero descubre inmediatamente que las intenciones de ella no son volver para quedarse, sino más bien todo lo contrario. Mi personaje se da la vuelta como un calcetín y hace lo que más le podría costar a una persona, que es confesar públicamente su mentira, decir que su mujer no murió y que viene a solicitar el divorcio. Es un acto de amor hacia ella y también un acto de amor hacia sí mismo y hacia su propia familia. Ella escribe un libro autobiográfico, pero él no quiere que la única versión que tenga sus hijos de lo que ocurrió entre su madre y su padre sea la que cuenta en ese libro. Todas estas cosas le obligan a dar un paso adelante y afrontar todas esas realidades.

TM.- Está claro que Nora sigue siendo un icono del feminismo. Podría decirse que, a nivel teatral, ella es la pionera del feminismo, del empoderamiento femenino o, al menos, la llamada a serlo. Aitana, ¿en qué momento se encuentra el feminismo en este momento?

ASG.- Estamos viviendo de nuevo un momento histórico e importantísimo y no podemos bajar la guardia porque este movimiento ha despertado a la caverna. Es un paso más dentro del camino que llevamos haciendo desde hace 150 años. Esta va por oleadas, yo creo que esto ya no tiene vuelta atrás

TM.- La vuelta de Nora va un paso más allá que Casa de Muñecas e incluso Torvald hace su particular reflexión.

RE.- Obviamente, a través del personaje de Nora, se critica toda esta sociedad patriarcal y machista, pero a la vez, a través de mi personaje, habla de que a los hombres también nos han impuesto un rol patriarcal y machista al cual teníamos que responder, teníamos que tener la certeza de las cosas, la seguridad, liderar; ese es el rol impuesto y si no lo cumplías empezaban a denostarte. El autor se encarga de romper  una lanza en ese sentido.

ASG.- Aquí nos encontramos a un Torvald que le ha pasado un camión por encima. Su vida ha quedado devastada, ha quedado completamente descolocado y ha sobrevivido como ha podido, y la llegada de Nora revienta toda su reconstrucción y acabamos escuchándole a él diciendo “Quizás a mí tampoco me gustaba tanto las cosas que tú creías que a mí me gustaban”, cuestionando ese rol que simplemente ha asumido de manera automática.

TM.- Roberto, La vuelta de Nora supone el reencuentro con Aitana sobre los escenarios tras La rosa tatuada y tu estreno con Andrés Lima. Sabemos que es un director que se tira al barro y va a por todas en sus propuestas, ¿cómo ha sido la experiencia?

RE.- Tenía muchísimas ganas de trabajar con él y me quedo con su parte hedonista del trabajo y el sitio que nos da a los actores. En los ensayos es un tipo muy lúdico, sin tormentos, muy juguetón, muy ligero, se tira y arriesga. La verdad que es muy estimulante trabajar con él y, sobre todo, que nada de lo que hacemos en el escenario es una imposición, si no que lo has encontrado tú mismo, ha salido de improvisaciones, de trabajar, el sitio al que tienes que ir y lo que tienes que hacer, ha salido de algo que te ha brotado a ti. Esa es su manera de trabajar y es una maravilla.

TM.- Como espectador, si no has visto la primera parte, ¿puedes entrar en la historia aun faltándote los antecedentes?

ASG.- No pasa nada. De hecho yo creo que el 90% de público que viene a ver La vuelta de Nora no ha visto Casa de muñecas ni la conoce. Creo que es otro de los aciertos del autor, si la has visto y la conoces, mejor que mejor porque te va a dar otra dimensión de la historia, por supuesto, pero si no la conoces no pasa nada. Es más, algunos espectadores nos han dicho que les ha interesado tanto que quieren conocer Casa de muñecas y eso es lo mejor que nos pueden decir.

RE.- No va a tener ningún problema, los productores decidieron ponerle La vuelta de Nora precisamente por si surgía esta pregunta, pero las obras conviven perfectamente individualmente y si no has visto Casa de muñecas de Ibsen, puedes ver esta función y no perderte absolutamente nada. Todo el pasado está aquí y lo entiendes perfectamente. Si la has visto o leído, tendrás una información adicional, pero incluso a lo mejor habiéndola visto te puede poner en una serie de preconcebidos que si vas más ligero, o sea que yo incluso diría que si no la has visto o leído, estás más virgen para verla.

TM.- Lleváis a la espalda una gira de cerca de sesenta funciones, ¿cómo está siendo la reacción del público?

ER.- De lo que hablamos es de algo que a todo el mundo le resuena, estamos hablando de la relación de pareja, de la dificultad de tener una relación, incluso con las dificultades que eso conlleva porque eso es así, nada es una balsa de aceite, todo tiene su parte fea y su parte bonita y habla de eso. Todos nos sentimos representados porque habla de los padres, de los hijos, de los abandonos… creo que son cosas centrales en los individuos, por eso yo creo que a todos nos resuena tanto.

ASG.- Venimos muy seguros, con la función muy metabolizada. Con un feedback muy bueno. Sobre todo lo que más nos gusta e interesa es que los espectadores salen diciéndonos que no salen con una conclusión. Entienden el punto de vista de todos. Es compleja la situación, da qué pensar, da para discutir; yo creo que el autor ha conseguido reflejar la complejidad del momento que estamos viviendo.

Texto y fotos: José Antonio Alba / @joseaalba

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José Antonio Alba
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