Bibiana Monje: “Estamos perdidos en esta sociedad e intentamos educar como si supiéramos qué significa eso”

José Antonio Alba

Lacura, un título que si te lo leen con la pausa adecuada suena a antídoto contra un mal al que todos quieren vencer. Yo no creo que Bibiana Monje tenga la clave de la dicha eterna, pero en esta obra plantea preguntas y lanza sus propias respuestas, que no curan, pero despiertan.

Vamos a empezar a hablar de Lacura con una de las sinopsis oficiales:

Bibi, es un personaje del enfermo siglo XXI, hilarantemente poseída por los espíritus que la habitan, decide contarnos como loca su propia mirada al mundo. Familia, amantes, temores y paisajes psicológicos serán el hilo conductor de la historia, llevándonos hacia un viaje interior sin retorno a través del dolor y la risa, dándole la vuelta a la tortilla y descubriendo que no hay huevos.

Después de leerlo no me queda clarísimo, así que empezamos con las preguntas.

Con la actriz y directora al otro lado de la conversación, descubro mi primer error. No, este texto no habla del drama contra el que gritamos las mujeres, algo para lo que hay que encontrar antídoto ya, algo que necesita la cura. No hay una lectura sobre arte y mujer. Y no lo hay, porque Bibiana mira la realidad de otro modo: “Tengo una visión radical sobre la tema del arte y el feminismo. No creo en términos de género, de hombre y mujer. Dentro de mí veo claramente mi parte masculina y mi parte femenina. Todos somos individuos y personas. Esta guerra de sexos actual yo la vivo desde otro lugar. Esa realidad no está en mí”.

Para Bibiana Monje la verdadera herida por la que supuran muchos de los males actuales está en la educación, pero a este concepto también lo mira de manera particular: “A día de hoy, no creo en educar, creo que todos estamos perdidos en esta sociedad e intentamos educar como si superamos qué significa eso. Y ahí empieza el problema. Debemos aprender a acompañar, que es un concepto distinto

Con los esquemas rotos después de estas respuestas, prefiero que sea Bibiana quién me cuente qué puedo esperar de Lacura, porque nada de lo que yo imagino, guarda similitud con su realidad. ”Dependiendo de cómo pienses o en qué creas, vas a tener una experiencia u otra. Lacura habla de la educación en torno al sexo, religión, cultura. Pongo todo en duda a través de la enfermedad, que en este caso es solo una metáfora”.

Suena complicado de entender y más imaginarlo sobre un escenario, pero Bibiana Monje desenreda esta madeja filosófica y transcendental con humor. “Cuando estás dentro del drama, estás dentro de la desgracia. Cuando uno se aleja un poco, solo queda la gracia. Para tomar distancia, hay que reírse”.

“Con este trabajo mi vida ha dado un vuelco a todos los niveles: económico, profesional, en la confianza, o a nivel ético. Esta obra es muy espejeante. Cuando recibes verdades ya no hay vuelta atrás”.

Lacura respira en el circuito alternativo de distintas ciudades españolas desde hace poco más de dos años. Ahora, esta curiosa manera de introducir preguntas en el cerebro del espectador se despliega en el Teatro Fernán Gómez.

Dice Bibiana que esta obra es como mirarse a un espejo, ¿te atreves a sonreír a tu reflejo?

Iduna Ruiz / @IdunaRuSol

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