El Centro Dramático Nacional inicia la andadura de esta nueva temporada que estará marcada, como ya todos sabemos, por la transición entre directivas, mientras, que llega el relevo de Alfredo Sanzol en enero, Ernesto Caballero lleva al escenario del María Guerrero la que será su última dirección escénica estando al frente del CDN, rubricada con la palabra de Bertolt Brecht, ofreciéndonos una versión de Madre coraje y sus hijos con Blanca Portillo en la piel de este personaje del teatro universal.
Dice Caballero que esta es una despedida «muy gozosa», y la celebra montando una producción que sigue la premisa de que a «Brecht se le tiene que hacer de manera colectiva», así que se ha rodeado del ambiente de compañía para echar el telón de esta etapa. Blanca Portillo, Jorge Usón, Paula Iwasaki, Paco Déniz, Ángela Ibáñez, Samuel Viyuela, Raquel Cordero, Jorge Kent, David Blanco, Bruno Ciordia, Ignacio Jiménez y Juan Carlos Talavera son el elenco encargado de poner sobre el escenario esta Madre Coraje que Caballero califica como «un teatro optimista porque sus personajes deciden».
Con la excusa de llevar a escena Madre Coraje, su director nos confiesa que ha querido remarcar el alegato pacifista que posee el texto, para reflejar no solo la guerra a la que hace referencia el texto, si no a todas aquellas que estamos viviendo en estos momentos, las económicas, las mediáticas, las políticas, y aprovechar para lanzar cuestiones como «¿Qué es lo moralmente aceptable?» pregunta que según Blanca Portillo, siempre se le ha reprochado a su personaje, al que se enfrenta sin referencia alguna de anteriores montajes por voluntad propia; un personaje que tan pronto maldice la guerra que le ha arrebatado a sus hijos, como la ensalza por los beneficios que la reporta. «Casi siempre ha tenido una imagen negativa» dice la Portillo sobre Madre Coraje, aunque la actriz la defiende argumentando que es más una «Madre ‘Coraza'» porque «Es consciente de cómo es el mundo y así es cómo ha decidido (ella) ser», definiéndola como una mujer con «miles de contradicciones» y «llena de cinismo», aspecto que la actriz nos cuenta que le ha hecho descubrir una mujer real ante la masculinidad con la que siempre se retratan las guerras; no hay más que ver que en este texto son solo cuatro los personajes femeninos, a los que califica de heroínas «Son islas en el océano masculino, que hacen lo que pueden».
La Madre coraje y sus hijos de Caballero está desprovista de todo realismo para, según su director, extraer de ella toda la poética de Brecht y, bajo la desnudez del espacio, situar a sus personajes como único elemento portador de todo el «Horror y vitalidad» que posee la historia. La iluminación y algunos objetos, como el famoso carromato con el que viaja esta Madre Coraje, con una simbología muy concreta, serán el apoyo del que se servirá el elenco para guiar los pasos del espectador dentro de la propuesta.
Un dato de interés es la utilización en esta versión de la partitura que Paul Dessau compuso expresamente para Madre Coraje. Una partitura que será interpretada en directo por el elenco «Hay que hacer mención especial a Ángel Ruiz» dice Jorge Usón sobre el actor y cantante que en esta ocasión ha desempeñado las labores de «Coaching». Unas canciones que, como sucede en el teatro musical, no son meros números, si no que ayudan al desarrollo de la historia y aportan información sobre la trama.
Texto José Antonio Alba / @Joseaalba
Fotos MarcosGpunto