‘Calígula’, la partida de ajedrez de Pablo Derqui

José Antonio Alba

Pablo Derqui, Borja Espinosa, Mónica López y Bernat Quintana protagonizan Calígula en una versión de Mario Gas que llega al Centro Dramático Nacional tras el éxito de crítica y público cosechado en los festivales de Mérida y Grec del pasado año.

Escrita en 1944, Calígula es una de las grandes piezas dramáticas de Albert Camus, premio Nobel de Literatura de 1957. La obra narra como Calígula, emperador romano, se enfrenta al absurdo de la existencia después de la muerte de su amante y hermana, Drusila, y somete a sus súbditos a todo tipo de horrores y persecuciones en un intento de demostrar la mortalidad y la infelicidad de los seres humanos.

“Hay quien lleva a escena Calígula reduciéndolo a un perturbado, un loco histriónico”, explica Mario Gas, director de esta versión que parte de la traducción de Borja Sitjà, sin embargo, entiende que las acciones del protagonista no vienen dadas por una locura patológica, sino por un dolor interno existencial. “Calígula es el monstruo que crea una sociedad corrupta. Nos devuelve todo aquello de lo que se ha alimentado y destruye el orden establecido. La obra es totalmente dialéctica, un estudio del fascismo moderno y del dolor, las contradicciones y la toma de conciencia en un mundo, metafísica, ideológica y políticamente, injusto“, defiende.

Camus explicaba en la versión americana del texto que, desde la muerte de Drusila, “Calígula se obsesiona con la búsqueda del absoluto e intenta ejercer, a través del asesinato y la perversión sistemática de todos sus valores, una libertad que finalmente descubre que no es buena. El emperador pasa de ser un hombre dócil a un hombre insensible y cruel que, en su desesperación, piensa que comportándose con tiranía podrá ser tan indiferente al sufrimiento humano como los dioses y que el poder le dará la libertad total. “El poder brinda una oportunidad a lo imposible. De ahora en adelante, mi libertad dejará de tener límites“, dice Calígula. Así acaba rechazando el amor y la amistad e intenta demostrar la mortalidad y la infelicidad de los seres humanos pero, como “no se puede destruir todo sin destruirse a sí mismo”, terminará haciendo lo necesario para armar a aquellos que finalmente lo asesinarán.

Gas ha aplicado la máxima del “menos es más” en todos los aspectos de la obra, desde la escenografía y el vestuario -inspirado en los años 30- a las actuaciones. Quiere que el texto llegue de la forma más nítida posible al público. “Es una partida de ajedrez ideológica sobre la vida, la moral y las convenciones”, explica Borja Espinosa, que interpreta a Quereas, el antagonista que lidera la conspiración contra Calígula. “Los personajes somos ideas con patas”, añade Pablo Derqui, que reconoce que ponerse en el papel del emperador ha sido “un reto” al que “pocas veces tienes la suerte de enfrentarte”.

El montaje se estrenó en la edición del Festival Internacional de Teatro Clásico de Mérida del 2017 para posteriormente participar en el Festival Grec del mismo año, en coproducción con el Teatro Romea.

Fuente Teatre Barcelona

Fotos David Ruano

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