El autor y director británico Declan Donnellan presenta La vida es sueño, la obra maestra de Calderón de la Barca en el Teatro de La Comedia. Junto a Nick Ormerod, que firma la adaptación y el diseño del espacio escénico, ha creado una versión que combina un gran respeto al texto clásico con una mirada llena de matices contemporáneos.
Tras la producción de Fuenteovejuna en 1989 en el National Theatre de Londres, Cheek by Jowl regresa a nuestro repertorio del Siglo de Oro y lo hace esta vez con su primera producción en castellano interpretada por un reparto íntegramente español: Ernesto Arias, Prince Ezeanyim, David Luque, Rebeca Matellán, Manuel Moya, Alfredo Noval, Goizalde Núñez, Antonio Prieto e Irene Serrano.
La dramaturgia parte de tres preguntas que el mismo Calderón lanza en el texto original y pone al personaje del rey Basilio en el centro de la acción, siendo así quien plantea y decide toda la ensoñación. Una propuesta escénica que ahonda en la búsqueda del mensaje puro, pero manteniendo la esencia calderoniana con unos personajes muy humanos, que cuentan una historia de personas limpiando de artificio el espacio y el verso.
El espectáculo es una coproducción de la Compañía Nacional de Teatro Clásico, Cheek by Jowl y LAZONA Teatro, que estará en cartel hasta el 26 de febrero.
‘La vida es sueño’, la obra cumbre y más representada de Calderón
La vida es sueño es una obra teatral escrita por Pedro Calderón de la Barca en el año 1635, que trata sobre la libertad y la dualidad entre el libre albedrío y la predestinación, así como entre la realidad y el sueño. Este drama es considerado uno de los mejores tratados sobre filosofía y es, sin duda, uno de los textos dramáticos más representados de la literatura española.
La historia cuenta la vida del desgraciado Segismundo que se ve privado de la libertad tras su nacimiento a causa de un vaticinio que, siguiendo la tradición de la tragedia griega, auguraba que su carácter sería colérico y acabaría convirtiéndose en un rey despótico y cruel. Así, el príncipe heredero de Polonia es aprisionado en una torre por su propio su padre, el rey Basilio, quien lo encierra por miedo a que se cumplan las predicciones del oráculo. A esta trama se suma la de Rosaura, que llega a Polonia disfrazada de hombre, acompañada de Clarín, para satisfacer su deshonor y descubrir su origen. En su cautiverio, Segismundo se cuestiona sobre el sentido de la vida.
Para comprender bien el significado del texto, se debe tener en cuenta que fue concebido en el periodo literario barroco. La obra se caracteriza en esencia por las ideas filosóficas sobre la vida y la importancia de la civilización sobre la barbarie, un tema que está muy presente como consecuencia del descubrimiento de América y el desarrollo de la colonización. En este tiempo, la concepción del universo cambió radicalmente desde el geocentrismo al heliocentrismo, lo que supuso un nuevo paradigma y, claramente, una conmoción espiritual. Además, esta nueva visión del mundo convive en el tiempo con la lucha religiosa entre la reforma luterana y la contrarreforma católica. La posición luterana estaba a favor de la predestinación, mientras que la posición católica se pronunciaba en defensa del libre albedrío.
Por qué ‘La vida es sueño’ y por qué ahora
Han pasado más de 30 años desde la primera producción de una obra del teatro áureo español por parte de Cheek by Jowl, y durante todo este tiempo han recibido muchas peticiones de un nuevo montaje del Siglo de Oro español. El por qué hacerlo justo ahora tiene una respuesta muy clara para Declan Donnellan: «Las obras no son una idea. Lo importante son los seres humanos, así que estábamos esperando a los seres humanos adecuados para poder hacer la obra».
Otra de las grandes cuestiones era decidir qué texto concreto querían adaptar. Sin embargo, para Donnellan existía una pregunta todavía más relevante: «Lo verdaderamente importante es con quién lo queríamos hacer. Puede que elijas una obra maestra como La vida es sueño, pero tienes que darle vida y eso tiene que ver con las personas».
Declan Donnellan: «El título de la obra es interesante porque la vida no es un sueño»
El director británico considera que el verdadero valor de las obras barrocas reside en la belleza de mostrar la realidad tal y como es, porque ponen a personas reales en el centro de la acción, hablan de nosotros directamente. «Si miramos alrededor nos daremos cuenta de que en conjunto los seres humanos son gente obsesionada consigo misma. Rezamos a la gracia para poder trascender, pero cuando vamos a escena lo que queremos es vernos a nosotros mismos».
«El título de la obra es interesante porque la vida no es un sueño. Calderón, como Shakespeare y todos los grandes autores, no tiene nada que enseñarnos, y por eso todos ellos son geniales», declara Donnellan. En una sociedad que ha sido educada mayoritariamente a través de la televisión, nos hemos acostumbrado a recibir un concepto de familia feliz concreto y muchas visiones de la felicidad que podíamos haber tenido.
Declan Donnellan: «A Calderón y a Shakespeare nadie les estaba castigando diciéndoles que su trabajo era hacer del mundo un lugar mejor»
Este hecho nos hace vivir en una especie de sueño pensando que los otros tienen una felicidad que nosotros no tenemos. Para Donnellan esta especie de obsesión se produce por la exigencia social de hacer del mundo un lugar mejor, y entonces mostrarlo como debería ser y no como realmente es. «Los autores que escriben estas obras sobre cómo el mundo es en realidad son muy valientes. Por eso Calderón es maravilloso y es lo que tiene en común con Shakespeare. Nadie les estaba castigando diciéndoles que su trabajo era hacer del mundo un lugar mejor», afirma Donnellan.
Poner la responsabilidad de hacer del mundo un lugar mejor dentro del arte presenta para Donnellan importantes riesgos: «Cuando el artista empieza a levantar los pies ligeramente del suelo nos empieza a contar cómo deberíamos ser, empiezan a parecer superiores y es entonces cuando están perdidos. Por eso, estamos molestamente atrapados representando obras que fueron escritas en 1600».
Cheek by Jowl, una compañía con una forma única de crear
La formación inglesa se caracteriza por concebir y afrontar todo el proceso creativo de una manera muy característica, que determina su visión del suceso escénico. Durante una semana, Declan, Nick y el grupo de actores salen de la ciudad y comienzan a estudiar y trabajar en plena naturaleza. En ese momento empiezan a crear el grupo a través de las ideas aportadas por todos de forma orgánica; todas ellas se tienen en cuenta y se suman a la propuesta escénica. «Un aspecto muy gratificante y destacable del proceso es la falta de ansiedad con el tiempo, cómo se ha gestionado el tiempo en el proceso. Siempre con una confianza de que no hay prisa por resolver nada», confiesa la actriz Goizalde Núñez.
Esta forma de trabajo ha sido sin duda reveladora para todo el elenco: «Nos ha ayudado a descubrir nuevas maneras del proceso creativo fundamentadas en una paciencia sosegada, en una gran confianza ciega en el biorritmo y desarrollo del actor que nos ha permitido alcanzar zonas que a lo mejor en otros trabajos no las habíamos alcanzado», declara el actor Ernesto Arias.
Otro de los aspectos claves del proceso creativo es la ausencia del ‘cómo’. Nunca se plantean ese interrogante. «Si tenemos una conversación sobre cómo deberíamos hacer una escena, ver un personaje, entonces ya nos hemos equivocado. Tan pronto como te hagas preguntas, te estás equivocando».
El trabajo se fundamenta en no hacer las cosas por una razón, sino hacerlas y después tratar de entenderlas. Esta es la forma que consideran correcta para contar el hecho teatral, ya que debe partir siempre de la libertad. Así, señala Donnellan que, en el teatro, como en la vida, «el buen momento siempre es aquel en el que no tienes elección. Dando elección es cuando destruyes la libertad. En la escena, si tienes elección, te has equivocado».
Irene Serrano: «La prioridad en este montaje es que el espectador viva una experiencia»
Todo el proceso creativo está concebido a partir de un principio imprescindible. «La prioridad en este montaje es que el espectador viva una experiencia; el texto está supeditado a ello, y por lo tanto los actores y las actrices somos canales para que el público tenga esa experiencia», afirma la actriz Irene Serrano.
Además, precisa que «cuando tienes que trabajar un texto como La vida es sueño que, como dice Juan Mayorga, «es una catedral del teatro», como actor y como actriz asusta, pero al final se está hablando de cosas humanas como la familia, la pérdida, la necesidad de pertenencia, el poder, la corrupción. Eso es lo que nos apela hoy en día y es de lo que estamos hablando».
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