Hace diez años, un 4 de diciembre de 2013, el Teatro del Barrio abrió sus puertas. Y, con ellas, los espectadores recibimos una promesa de esperanza, de ilusión y de rebeldía convertida en arte. Me corrijo. Seguramente no todos los espectadores. Porque el Teatro del Barrio está radicalmente vinculado a un tipo de espectadores. Me corrijo de nuevo: a un tipo de ciudadanos. Última corrección: de ciudadanas. Sí: en femenino genérico. Porque es a este tipo de personas a las que este espacio se dirige. Su web dice: «Teatro del Barrio. Un teatro de muchas para muchas». En femenino. Un femenino inclusivo (la Real Academia de la Lengua no lo contempla aún, pero si las hablantes empezamos a usarlo, podría llegar a ser normal dentro de un tiempo). Un femenino que subraya el feminismo sobre el que se sustenta el proyecto.
Este teatro se alzó como una trinchera frente a un mundo que camina sobre el patriarcado, el capitalismo y el neoliberalismo. Nació del 15M, de unas calles que se llenaban de asambleas, de brazos alzados aplaudiendo sin hacer ruido, de tiendas de campaña en Sol y de la ilusión de que era posible cambiar las cosas. Nació de un momento muy concreto y de unas personas muy concretas (con Alberto San Juan a la cabeza). El teatro nació vinculado irremediablemente a una ideología, a una visión del mundo y a una pretensión de contar, sobre las tablas, todo aquello que no se ha contado en nuestro país (no solo artísticamente). El Teatro del Barrio nació como una promesa. Y lleva diez años cumpliéndola.
En estos diez años el teatro ha producido espectáculos que se han convertido en referentes de calidad dentro el panorama teatral. Son incontables las compañías que han pasado por este espacio. Son centenares las personas que se han asociado al proyecto. Son miles las que se han sentado en sus butacas, las que han brindado en su bar, las que han visitado su web y las que han participado en sus cursos, en sus charlas, en sus eventos.
En estos diez años, esta Sociedad Cooperativa de Consumo Cultural se ha levantado como un modelo de gestión alternativo. Las decisiones las toman los y las socias. Y todo lo que se hace en la sala cuenta con su aval. También las actividades que se proponen. Es un modelo de gestión horizontal, y que ha tardado un tiempo en asentarse, en encontrar los mecanismos que garanticen su viabilidad, en alejarse (algo, un poquito) de la precariedad.
Para que un teatro funcione hacen falta profesionales que trabajen en las distintas áreas que una sala necesita. Algunas de sus trabajadoras (en femenino) nos cuentan cómo empezaron, cómo trabajan y cómo hacen posible que este modelo funcione. Que siga funcionando diez años después. Ellas son: Ana Camacho (gerencia), Francisco J. Barragán (sala y taquilla), Lucía Rico (producción), Paloma Fidalgo (prensa y comunicación), Raquel Moreno (limpieza) y Tony Sánchez (dirección técnica). Ellas, junto a Ana Belén Santiago (dirección artística) y Jacobo Gavira (diseño gráfico), conforman el grueso de profesionales que dedican su trabajo a esta sala. Y todas responden a las mismas preguntas, dejan que las conozcamos y que sepamos cómo funciona un teatro por dentro.
ANA CAMACHO – Gerencia
¿Cuándo y cómo llegaste al Teatro del Barrio?
Cuando se abrió. Yo soy una de las que estaba desde el comienzo. Cuando empezamos, cuando abrimos, todas hacíamos un poco de todo. Pero después pasé a ser gerente, que era un puesto que no existía cuando abrimos. Bueno: cuando abrimos no existían puestos. Nos pusimos a hacerlo en cooperativa. Simplemente.
¿En qué consiste tu trabajo exactamente?
Mi trabajo tiene que ver con la gestión: contratos con compañías, contratos con personal, recursos humanos, controlo las subvenciones, hablo con las administraciones… Tengo un poco una visión general de todo lo que está pasando en el teatro, para intentar que las cosas estén lo mejor engrasadas posibles. Pero todo esto se hace siempre consultando a nuestras setecientas socias, así que hay cosas que van muy lentas. Yo he aprendido, a lo largo de estos años, a gestionar las cosas sin que mi opinión importe tanto, lo es un aprendizaje complicado.
¿Cómo es una jornada laboral para ti?
Pues yo dejo a mi peque en la escuelita que está aquí cerca, a las ocho y media, y llego aquí. Lo primero que hago es atender el correo electrónico. Y gestiono los contratos laborales de las compañías. Luego el trabajo es distinto cada día, pero suelo tener bastantes reuniones. Y también nos pasa que no somos muchas y tenemos mucho que hacer, pero siempre queremos hacer más y no hacemos más que inventar cosas. Así que cuando acaba mi jornada laboral, lo cierto es que mi teléfono está siempre disponible.
¿Cuál es la primera obra que viste aquí?
La primera obra que tuvimos. El futuro, con Fernanda Orazi.
¿Y la que más te ha gustado de las que han pasado por aquí? La primera que te salga decir.
Pues mira, así, sin pensarlo mucho, me viene a la cabeza Be God Is, con Oriol Pla. Aunque te tengo que decir que yo creo que la programación de este teatro siempre ha sido una maravilla.
¿Qué opinión crees que tiene la gente sobre el Teatro del Barrio?
Bueno, yo creo que cuando nacimos tocamos una tecla que hacía falta tocar en ese momento. Y el hecho de que tengamos tantas socias creo que es muestra de que gustamos, en general, a la gente. Es verdad que a mí me da un poco de pena que al final estamos contando la historia que queremos contar a quien ya se la sabe de alguna manera, ¿no? La gente que se acerca aquí ya piensa como nosotras. Me encantaría que viniera gente que piensa diferente.
¿Qué aporta este teatro al panorama teatral?
Creo que cuando empezamos aportábamos información en un lugar artístico en el que la gente que se estaba cuestionando cosas se sentía acompañada. Creo que aportamos compañía. Y también generamos incomodidad, y eso me parece importante. El teatro del barrio es un movimiento político que utiliza la herramienta del teatro, así que lo que queremos, en el fondo, es ayudar a que la gente se autocuestione cosas cuando viene aquí.
Dime un sitio del barrio que te guste.
Esto es una plaza. Que es un pulmoncito lleno de niños.
FRANCISCO J. BARRAGÁN – Sala y taquilla
¿Cuándo y cómo llegaste al Teatro del Barrio?
Llevo desde febrero de 2014, a los dos meses de la inauguración. Y entré por cercanía, supongo. Yo formaba parte de la Sala Triángulo, y cuando se inauguró el Teatro del Barrio yo venía a las noches de baile de los viernes. Necesitaban alguien para cubrir el personal de sala de los fines de semana, y decidieron contar conmigo.
¿En qué consiste tu trabajo exactamente y cómo es tu jornada laboral?
Mi jornada laboral empieza poco antes de que se abran las puertas del teatro, cuando empiezan las funciones. Aunque también tengo una parte más pequeña de tareas de oficina que hago dese casa. Cuando estoy aquí, mi trabajo consiste en asegurarme de que todo el mundo tenga su entrada, de que las funciones empiecen en hora y de saber qué necesitan las compañías para sentirse como en casa y que puedan hacer su trabajo de la manera más cómoda posible. Aquí no llevamos trajes ni uniformes, así que intentamos tener una relación de más «colegueo» de lo que se puedan encontrar en otros teatros.
¿Cuál fue la primera obra que viste en el Teatro del Barrio?
La primera que recuerdo es Non solum, de Sergi López.
¿Y la que más te ha gustado de las que se han programado?
La que más me ha marcado fue No solo duelen los golpes, de Pamela Palenciano.
¿Qué opinión crees que tiene la gente sobre el Teatro del Barrio?
Imagino que la gente que viene al Teatro del Barrio, generalizando mucho, sabe que viene a un teatro comprometido con la cultura y con la realidad social. La mayoría de las espectadoras habituales del teatro comparten la visión de esa realidad, con lo cual no deja de ser un lugar donde encontrarse con gente que tiene un pensamiento, o incluso ideología, similar a la tuya. En el caso de que la situación política y social que nos rodea vaya a peor, ojalá nos vean como el último reducto donde refugiarse.
¿Qué aporta este teatro al panorama teatral?
Una programación comprometida social y políticamente con lo que está pasando.
Dime un sitio del barrio que te guste.
La Pianola Bar, en la calle de la Fe.
LUCÍA RICO – Producción
¿Cuándo y cómo llegaste al Teatro del Barrio?
Yo llevo desde el comienzo. Había hecho producción de exposiciones y museos junto a Paloma Domínguez, una de las fundadoras, a la que conozco desde que teníamos diecinueve años.
¿En qué consiste tu trabajo exactamente y cómo es tu jornada laboral?
Llego aquí sobre las nueve de la mañana. Contesto mails. Y organizo las funciones que tenemos en gira de nuestras producciones propias: que los técnicos de aquí y del teatro donde vamos estén en contacto, reservar hoteles y viajes… esas cosas. Y aquí me encargo de llevar el calendario de todo lo que pasa en la sala y lo que necesiten las compañías que vienen a actuar. Por ejemplo, si vienen de fuera y no traen toda la escenografía, les he echo una mano para conseguir lo que necesiten.
¿Cuál fue la primera obra que viste en el Teatro del Barrio?
El futuro. Que estaba programada por la Sala Triángulo y la mantuvimos programada nosotras.
¿Y la que más te ha gustado de las que se han programado?
¿Sabes qué pasa? Que yo cojo mucho cariño a todas las producciones propia; aunque nos hayan hecho las peores críticas. Pero si me tengo que quedar con una… El rey. Lo disfruté muchísimo. Y estuve también en la producción de la película. Bueno, y también me quedo con Las guerras correctas.
¿Qué opinión crees que tiene la gente sobre el Teatro del Barrio?
Fíjate: a mí me sigue sorprendiendo que la peña nos tiene mucho respeto. Lo noto en cómo nos tratan en los lugares donde vamos, y de cómo se nos abren las puertas. El cariño con que nos reciben. Es verdad que estamos muy posicionados. La idea, desde el principio, era dar información política desde la cultura, desde el teatro. Y se nos respeta mucho.
¿Qué aporta este teatro al panorama teatral?
Pues creo que hacemos algo que no se hacía, y todavía hoy casi no se hace. Somos un teatro que sigue una línea de programación política y social determinada. Y que se tira al barrio, sin pudor. Y, por otro lado, a nivel de modelo de gestión, al principio recibíamos mails de mogollón de sitios preguntándonos cómo habíamos hecho esto, que les enseñáramos. Hoy todavía no soy consciente de hasta dónde hemos llegado, ¿sabes?
Dime un sitio del barrio que te guste.
Yo soy muy de barrio y los dos mercados me encantan. El de San Fernando y el de San Antón. Sobre todo, los sábados por la mañana.
PALOMA FIDALGO – Comunicación y prensa
¿Cuándo y cómo llegaste al Teatro del Barrio?
Hace tres años. Este era mi teatro favorito de Madrid, y conozco a Ana Belén Santiago, la directora artística, desde hace mucho tiempo. Cuando una vacante para este puesto, me llamó, dije que sí inmediatamente y a los tres días ya estaba trabajando aquí.
¿En qué consiste tu trabajo exactamente y cómo es tu jornada laboral?
Yo no soy madrugadora: llego aquí a las diez o diez y media de la mañana. Y me relaciono con las compañías para saber qué información suya, qué fotos y vídeos publicamos en nuestras redes y en la web. Hablo con los periodistas. Tengo reuniones. Llevo el blog del teatro. Coordino la señalética con Jacobo Gavira, el diseñador gráfico.
¿Qué es la señalética?
Los carteles, los desplegables, las creatividades de las redes sociales… todo eso. También dinamizo las actividades con el público. Ah, y me paseo por el barrio para estar en contacto con asociaciones, como Dragones de Lavapiés, con los mercados, como con el de San Fernando, con el que acabamos de cerrar una exposición… Y trato de quedarme aquí hasta que empieza la primera función de la tarde, por lo menos. O, los fines de semana, vengo si hay actividades o encuentros con el público. Mi intención es conectar con la sociedad, con el barrio, y buscar una comunicación directa con la gente. Hay que estar donde está la gente. Y a eso le dedico muchísimo esfuerzo.
¿Cuál fue la primera obra que viste en el Teatro del Barrio?
Creo que fue Non solum.
¿Y la que más te ha gustado de las que se han programado?
Pues mira, me me voy a quedar con una… que no digo que sea la mejor producción que he visto en este teatro, pero para mí fue una obra importantísima. Ni siquiera es una obra: es una performance que se llama Textura-pluma-tumba. Me hizo cuestionarme muchas cosas.
¿Qué opinión crees que tiene la gente sobre el Teatro del Barrio?
Pues yo creo que este es un teatro popular. Que huye de la cultura elitista. Y que tiene una visión muy concreta de la sociedad. Quiero pensar que es un teatro que abre debate. O sea, que no programa simplemente determinados perfiles profesionales, que no está dentro de una agenda mediática, sino que valora otros temas. Valora el presente. Es un teatro que piensa mucho en el presente. Quiere ser un lugar de pensamiento sobre el presente. Y fíjate, yo llevo el mailing o las redes sociales, y me podría encontrar con mucha oposición a lo que hacemos, pero no es así.
¿Qué aporta este teatro al panorama teatral?
Creo que es un lugar para que ciertas personas y artistas pueden probarse y crecer. Y creo que lo consigue. Por ejemplo, aquí, ciertas minorías sociales tienen un lugar donde expresarse con su propia voz. Personas no blancas, o con discapacidad, o gente que habitualmente tiene ciertas resistencias para entrar en las dinámicas de la industria, creo que este es su espacio. Porque aquí se va a hacer lo imposible para que estén y la gente los conozca. En este sentido, creo que hay que reconocer la labor de Ana Belén Santiago y de Alberto San Juan. Ellos han sido capaces de entender que tiene que ofrecerse una visión crítica de la realidad y apuestan por ella y la plantean en formato teatral.
Dime un sitio del barrio que te guste.
La calle del Doctor Piga a las diez de la mañana, con el barrio amaneciendo.
RAQUEL MORENO – Limpieza
¿Cuándo y cómo llegaste al Teatro del Barrio?
Yo trabajaba en la Sala Triángulo, y cuando pasó a ser el Teatro del Barrio me mantuve.
¿En qué consiste tu trabajo exactamente y cómo es tu jornada laboral?
Me encargo de la limpieza del teatro. Y mi horario… pues como aquí hay tanta actividad, he encontrado que el mejor hueco para venir a limpiar es entrar como de seis a diez de la mañana, más o menos. Y la verdad es que es muy diferente a limpiar en otros sitios. A mí me parece más divertido, porque tengo contacto con las compañías y es muy agradable, la verdad. Muchas veces les abro yo por la mañana para que vengan a ensayar. Y comparto tiempo con ellos. Y me siento importante, como que colaboro en lo que aquí se realiza.
Hombre, es que sin ti esto no funciona. Eso es así. ¿Cuál fue la primera obra que viste en el Teatro del Barrio?
Creo que Autorretrato, de Alberto San Juan. Aunque no lo sé bien, porque como vi también las de la Triángulo…
¿Y la que más te ha gustado de las que se han programado?
Pues, la verdad, cualquiera de José Troncoso, que me parece un chico que ahora está pegando muchísimo, tan jovencito que es. Y me gusta mucho el estilo que tiene de imaginar cosas.
¿Qué opinión crees que tiene la gente sobre el Teatro del Barrio?
Pues yo creo que hay un poco de todo. Habrá gente que dirá: «Mira esta gente que siempre se está metiendo en problemas y que se están manifestando». Pero yo creo que tenemos bastante apoyo. La gente nos apoya. Tenemos bastante público, yo creo. Y ya se ha hecho bastante nombre. Antes decíamos que íbamos a «la antigua Triángulo», y ahora ya no.
¿Qué aporta este teatro al panorama teatral?
La verdad que la sala está bastante vinculada con un tipo de pensamiento. Y yo lo comparto. Hay muchísimas cosas de la que se hacen aquí con las que estoy de acuerdo y me siento identificada. Por ejemplo, aquí se habla abiertamente contra el racismo. Y creo que eso es importante y no se hace en todas partes. Bueno, y también me gusta que aquí haya cursos de teatro. A mí me han becado para hacer alguno. Y no es lo mío, pero me sirvió mucho para hablar en público, para saber hacer cosas en grupo… Aunque no vayas a actuar nunca, todo eso viene bien.
Dime un sitio del barrio que te guste.
El Portomarín para ir a desayunar.
TONY SÁNCHEZ – Dirección técnica
¿Cuándo y cómo llegaste al Teatro del Barrio?
Hace nueve años, sustituyendo al anterior técnico.
¿En qué consiste tu trabajo exactamente y cómo es tu jornada laboral?
Mi jornada laboral es de 24/7. Y mi trabajo consiste en coordinar todos los montajes y eventos que se hacen en la sala, a nivel técnico. Además, llevo los montajes de luz, sonido y escenografía tanto de las compañías invitadas como de las producciones propias.
¿Cuál fue la primera obra que viste en el Teatro del Barrio?
El chico de la última fila, de Juan Mayorga.
¿Y la que más te ha gustado de las que se han programado?
El minuto del payaso, con Luis Bermejo. Y también El Rey, de Alberto San Juan.
¿Qué opinión crees que tiene la gente sobre el Teatro del Barrio?
Yo creo que es muy buena, por lo general. Sobre todo si es afín a nosotros.
¿Qué aporta este teatro al panorama teatral?
Creo que el Teatro del Barrio es un espacio necesario para muchos espectáculos que se programan aquí y que no tendrían cabida en muchos otros teatros convencionales.
Dime un sitio del barrio que te guste.
La ferretería de la plaza de Lavapiés.