La palabra duelo proviene del latín duellum y significa «combate» o «guerra». Cuando alguien pierde a un familiar o a un amigo atraviesa una batalla en su interior. También utilizamos este término cuando termina una relación de pareja, cuando hemos perdido algo material, ha empeorado nuestra calidad de vida o cambiamos de etapa. Pero, ¿es posible sentir duelo por alguien que, aparentemente, no se ha materializado físicamente? ¿Se puede echar de menos un sueño que no se ha llegado a cumplir?
Muy poco se habla de la batalla que atraviesan las mujeres que quieren ser madres y no logran serlo. Dolores Cardona, la dramaturga e intérprete de Matriz en el Teatro Lara, me corrige amablemente: «Una madre, cuando decide ser madre, ya lo es. El hijo o hija está ahí. Es alguien a quien has querido mucho. No lo has conocido físicamente pero existe para ti». Y añade: «Es un duelo cíclico que nunca acaba: pasas de la negación a la ira, de la ira a la aceptación, luego de vuelta a la tristeza… Se puede llevar mejor, aceptar de una forma más sana o no, pero no termina nunca. El no poder ser madre es para toda la vida».
Seguro que conoces a alguna mujer que ha sufrido un aborto natural, que no logra quedarse embarazada o que está en un proceso complicado. Todas y todos conocemos «a alguien que», o somos nosotras las que estamos pasando por ello. Si esto es así, ¿por qué se habla tan poco del tema?
En TeatroMadrid conversamos con Dolores Cardona sobre esta pieza que tiene como objetivo visibilizar y entender el difícil proceso por el que están pasando un gran porcentaje de mujeres de nuestro país.

Dolores Cardona dirigida por Manuel Tejera en ‘Matriz’
¿Por qué decidiste escribir sobre este tema?
Siempre he sentido una conexión especial con Yerma de Federico García Lorca y escribí una obra de microteatro titulada No es envidia lo que tengo, es pobreza con la que mediante varios fragmentos de Yerma generé una obra nueva, contando la realidad de las mujeres que hoy en día no pueden tener hijos.
A raíz de ese micro, amigas mías y gente que vino que no conocía empezó a contarme que les había llegado mucho la pieza porque se encontraban en el proceso de ser madres. Algunas llevaban muchos años intentándolo, otras no habían podido, etc. En ocasiones me decían que sentían que no podían hablarlo bien con nadie. Me di cuenta de la imposibilidad que tenían las mujeres de poder hablar esto con sus familias, parejas, amistades… Del tabú que significa no poder tener hijos y todo el proceso que se vive.
Todo esto me motivó a querer contar esta historia y decirle al mundo que esto está pasando y que pasa así. Intentar transformar este tabú en un lugar en el que se pueda hablar. A partir de ahí empecé un proceso de investigación, entrevisté a mujeres, busqué estudios científicos, me he adentrado en la cultura popular, he buscado qué dice la religión sobre tener hijos… Y, con toda esa información, nació este texto y esta idea.
¿Por qué crees que existe este tabú? ¿Se nos ha impuesto que nuestro valor se mide por si somos madres o no?
Creo que es algo que viene de muy lejos. No sé si ahora pasa tanto, pero a otras generaciones se les decía que tener un hijo era la felicidad. Obviamente, un hijo te da felicidad; pero si tienes la creencia de que solo puedes encontrar la felicidad siendo madre y que solo vas a estar completa si lo eres, es muy doloroso y muy difícil cuando te es complicado o cuando te es imposible.
Cuando una mujer decide ser madre ya es madre, automáticamente. Si no puede finalmente ser madre, sufre un proceso de duelo. Si tú ya eres madre, el no poder serlo físicamente supone un duelo circular. Puedes aceptarlo, vivir con ello, pero no lo dejas atrás. Al menos, esto es con lo que yo me he encontrado hablando con testimonios y con psicólogos. Se puede vivir con ello pero no desaparece. Esto es complicado de explicar y de entender para quien no lo vive, por este motivo creo que se convierte en tabú.
«Es que te tienes que relajar», «Sigue intentándolo y en algún momento pasará», «Bueno, siempre puedes tener un gato»… Y más comentarios sin sentido. Sabemos muy poco.
¿Consideras que estamos mal informadas sobre este tema?
Más que mal informadas diría que estamos desinformadas. Por ejemplo, durante muchos años tomé las pastillas anticonceptivas pero no sabía en realidad cómo funcionaban, qué hacían exactamente en mi cuerpo. Me enteré escribiendo esta obra. En el colegio nos enseñan a no quedarnos embarazadas, pero nadie nos cuenta qué nos puede pasar cuando decidimos empezar el proceso para ser madres.
Para las mujeres que están viviendo este proceso, cada regla es un infierno. En muchos casos, no existe la recomendación por parte de los médicos de ayuda psicológica a la paciente. Es un momento muy doloroso que no tenemos porqué saber gestionar.
¿En qué se diferencia el duelo por el que pasan estas mujeres?
El no poder ser madre es para toda la vida. Es algo que no está en nuestra naturaleza porque, por suerte o por desgracia, estamos hechas para reproducirnos. Cada mes construimos un nido, un hogar para el bebé que puede llegar. Hemos evolucionado mucho y hay mujeres que no quieren ser madres pero el cuerpo se prepara cada mes para hacerlo.
Reflexiono, por ejemplo, en cuando perdí a mi abuelo. Hay cosas que me recuerdan a él pero yo, si quiero, puedo alejarme. ¿Pero cómo podemos las mujeres alejarnos, por ejemplo, de la regla? Es imposible.
¿Cuál es vuestro objetivo con este espectáculo y cómo lo ha recibido el público?
Nuestro objetivo es que, quien se siente en la butaca, pueda entender por lo que están pasando las personas que están en proceso de intentar ser madre. Un señor, cuando terminó la función, se acercó y nos dio las gracias. Nos dijo que había venido con su mujer a ver Matriz y que pensaba que no le iba a gustar. Ella había pasado por varios abortos y por fecundación in vitro. El hombre nos dijo que gracias a la obra había entendido por todo lo que había pasado su mujer y que se había dado cuenta de que no la había apoyado como tendría que haberlo hecho.
También muchas señoras mayores emocionadísimas, dándonos las gracias, diciéndonos que si es tabú hoy en día para ellas lo fue más todavía.
Hay una frase del texto que no es mía, que es de Lorca, que dice: «es mejor llorar por un hombre vivo que nos apuñala, que llorar por un fantasma sentado año tras año encima de mi corazón» . Y una psicóloga que vino a ver la obra nos dijo que no se la habían dicho tal cual pero que resume lo que ellas sienten.
¿Qué temas queréis seguir tratando con la compañía La Heredera?
Nos gusta hablar sobre aquellos lugares de los que cuesta hablar. Vacíos que hay en la sociedad, temas de los que no se habla pero siempre desde un lugar de intentar entender y con un afán de investigación. Matriz no termina cuando acaba la obra, hay que seguir escuchándolas, hay que seguir hablando, investigando.
Compra ahora tus entradas: