El estreno de ‘La vida es sueño’ cierra el ciclo de Helena Pimenta como directora de la CNTC

José Antonio Alba

Hace ocho años Helena Pimenta entraba como directora artística de la Compañía Nacional de Teatro Clásico por la puerta grande, con un montaje de La vida es sueño del que todos siguen hablando, protagonizado por Blanca Portillo encarnando a Segismundo. Ahora se despide de la dirección de esta casa, cediendo el testigo a Lluis Homar, volviendo sobre el clásico de Calderón, esta vez de manos de La Joven Compañía de la CNTC; un gesto que como dice Juan Mayorga, adaptador de ambas versiones «Me parece hermoso que haya decidido despedirse trabajando con la joven. Hace una apuesta de futuro y siendo el teatro un arte de signos, este ya lo es». Un espectáculo que cierra un ciclo en la carrera de la directora «Es un honor abrir la temporada con este espectáculo» para el que ha contado con prácticamente el mismo equipo con el que comenzó.

«Le propuse a Juan entrar desde la anterior versión, que no construyéramos otra distinta, para profundizar y adaptar a la nueva realidad» comenta Pimenta sobre el origen de este nuevo acercamiento a La vida es sueño que podremos ver en la sala Tirso de Molina del Teatro de la Comedia, un espacio sobradamente conocido por la directora, quien ha optado por la desnudez, aprovechando la estructura de la sala para jugar con la convención teatral, siendo el propio espectador quien dibuje en su imaginación la escenografía donde tiene lugar «El espectáculo es radicalmente teatral» nos dice Mayorga «La propia poesía de Calderón y la elocuencia de estos actores, hacen posible, sin más, que una pared se convierta en la cueva de Segismundo».

Para Mayorga la vuelta sobre este clásico está clara, la actualidad sobrevuela los versos de Calderón «Es un autor radicalmente contemporáneo» nos explica «Calderón nos pregunta qué es aquello que nos hace humanos y es una pregunta que tiene una vigencia especial» cuestión para la que el propio Mayorga lanza respuesta «la capacidad de perdonar»; pero su vigencia no queda ahí, además La vida es sueño posee ese juego entre realidades superpuestas, ya desde su propio título, que es poseedora de un rasgo muy actual: «La dificultad de distinguir la realidad de las construcciones con las que el poder las suplanta, que quizá tenga vigencia en este tiempo en el que uno no sabe si hace cosas por uno mismo o por un algoritmo«; hecho que lo carga de motivos para que sea precisamente La Joven Compañía la que lo ponga en pie «Probablemente aquello de lo que habla es mejor conocido por la generación de estos actores que por nosotros, ellos tienen una experiencia de la manipulación mas aguda que nosotros». Precisamente Irene Serrano responsable de interpretar a Rosaura señala otro aspecto que acentúa la contemporaneidad de Calderón «La modernidad a la hora de abordar los personajes femeninos» explica la actriz, basándose en su personaje para argumentarlo «Por el poder, la determinación. Calderón la sitúa en paralelo a Segismundo».

Esta producción, que cuenta en el reparto con Alejandro Pau, Irene Serrano, Mariano Estudillo, Íñigo Álvarez Lara, Anna Maruny, Aisa Pérez, Pau Quero, Alba Recondo, Víctor Sáinz, Fernando Trujillo, Juan de Vera y José Luis Verguizas, tiene un concepto coral que su directora ha querido cuidar mediante su adaptación «habitan el espacio como un grupo de gente que entra en una ensoñación y van asumiendo papeles» nos desvela Pimenta sobre esta puesta en escena que ha cuidado de que todo su elenco, mediante esta partición de algunos personajes, tengan momentos relevantes dentro del espectáculo. «Estamos ante actores que son y serán muy importantes en nuestro teatro» Señala Mayorga «Aquí hay mucho coraje y es un privilegio acompañarlos en uno de los primeros trabajos que hacen en este escenario. El teatro clásico está en muy buenas manos estando en las de estos actores».

Texto y fotos José Antonio Alba

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