Hugo Nieto: “Nos hemos faltado mucho el respeto aceptando ciertas condiciones de trabajo»

José Antonio Alba

Don Gil de las Calzas Verdes ha sido una de las sorpresas de este inicio de temporada. Una producción de Ensamble Bufo que ha sabido aportar un toque de frescura y desenfado al teatro clásico que ha entusiasmado tanto a la crítica como al público. Ahora finalizan su recorrido en los Teatros Luchana, una despedida que para su director, Hugo Nieto, viene por partida doble, ya que en este trimestre también cerrará su etapa como Director Artístico de los Luchana. Con él hemos querido conversar sobre estas etapas que finaliza, su ideal profesional, que nos diera su visión del panorama teatral actual y sus proyectos de futuro.

Teatro Madrid.- ¿Cómo se presentaría Hugo Nieto a sí mismo?

Hugo Nieto.- Hugo Nieto es un teatrero, pero teatrero de oficio. He aprendido fundamentalmente todo lo que sé trabajando y mi formación es autodidacta. He trabajado de técnico, de regidor, he trabajado de gerente de compañías, de actor, que es como empecé. Para sobrevivir al final tienes que hacer de todo.

TM.- ¿Qué camino fue el que te recondujo hasta la dirección?

HN.- Tuve un accidente de tráfico fuerte que me marcó la cara. Me cosieron toda la boca y no podía hablar, esto hizo que todos los proyectos que tenía como actor no pudiera hacerlos. Coincidió con mi primer trabajo como ayudante de dirección en Pentación, con Magüi Mira. Esto hizo que me centrase muchísimo más en las ayudantías, que es como mejor se aprende el oficio, trabajando con grandes profesionales, viéndoles trabajar. Al final acabé haciendo más de quince ayudantías de primer nivel, con Pentación, el Teatro Español… ahí fue cuando enfoqué mi carrera más hacia la dirección de escena.

TM.- Don Gil de las Calzas Verdes es la última producción de Ensamble Bufo, cuéntanos sobre esta compañía.

HN.- Es un proyecto que nació en el 2013. Con Jorge Muñoz y conmigo. El nombre viene del grupo de Brecht, el Berliner Ensemble, y un poco de esa línea que adoptó Darío Fo de reírse, en su caso, de lo sacro, que era el Misterio Bufo. Me gustaba la idea de que siempre haya un aspecto crítico a través del humor y la bufonería. La búsqueda del leguaje propio. Mi idea es ir conociendo primero nuestros clásicos, el legado que nos han dejado los grandes autores para poder ir poco a poco yendo hacia lo contemporáneo. Mi ilusión es que Ensamble Bufo vaya desarrollando un lenguaje propio con el que nos identifiquen. Me interesa el trabajo de las compañías en teatro, me interesan los lenguajes propios.

TM.- Que tenga un sello propio, ¿no?

HN.- Sí, para mí, los primeros en tenerlo fueron Els Joglars. Cuando leí sobre sus procesos creativos pensé “Es lo que quiero hacer”, o como Ron Lalá, o los Kamikaze. Cuando hay un lenguaje y se desarrolla, es lo enriquecedor para el teatro.

Si tú estás muy enfocado en hacer un tipo de espectáculo y crees en ello, como por ejemplo, Teatro a la Plancha, que hacen un trabajo maravilloso, con estilo, con un sello, un lenguaje, hay que apoyarles, hay que ir y hay que animarles a que sigan desarrollando ese lenguaje. Ya no hay que hablar de Ron Lalá, ellos ya están, pero sí que hay que hablar de Teatro a la Plancha o Ensamble Bufo o las Chirigóticas o el Club Caníbal, que se han ido trabajando año tras año su estilo y su lenguaje. Incluso de compañías madrileñas que se han ido perdiendo un poco, como 300 Pistolas, que iban desarrollando un estilo y de repente no están ¿por qué? Porque no puedes mantener una producción para hacer un espectáculo de teatro que no te va a dar para vivir.

TM.- ¿Cómo ves el panorama teatral actual?

HN.- Ahora se está construyendo una cultura que a mí me asusta mucho, en la que primero debes tener una especie de éxito insolvente para poder llegar a optar a un éxito solvente. Es un poco terrible. Obviamente la crisis ha afectado, pero también nos hemos faltado mucho el respeto a nosotros mismos aceptando ciertas condiciones de trabajo o ciertas líneas de arranque mal formuladas. Estamos muy acostumbrados a regalar nuestro trabajo por amor al arte.

El modo de programación en Madrid ha cambiado y aunque te vaya de maravilla, con dos funciones a la semana es muy difícil vivir. Y si no puedes vivir de ello, ¿qué tiempo le puedes dedicar? Y si no le puedes dedicar tiempo a ello, ¿qué producto estás haciendo finalmente? Ha habido un aumento de creatividad para poder sobrellevar eso, pero también una gran bajada de factura de muchos espectáculos y eso me asusta por los niveles de compañía.

TM.- Lo que se ve de Ensamble Bufo en Don Gil de las Calzas Verdes tiene un sabor a compañía de teatro de toda la vida. Actores multidisciplinares y montaje sencillo ¿Cómo habéis trabajado este aspecto?

HN.- Aquí hemos jugado con la convención, los códigos y la energía. El planteamiento que se hizo desde el principio no fue montar el Don Gil, fue construir esos bufones que están fuera y que son el plano de realidad que tiene Don Gil. La parte de realidad, o de contemporaneidad, lo ponen ellos desde fuera siendo un ensamble de bufones. Trabajamos mucho máscaras y Comedia del Arte con Fabio Mangolini e hicimos algún curso de percusión, para quitarnos un poco el miedo. Miguel Magdalena, que es como mi hermano, tenemos una forma de ver las cosas muy parecida, trabajó mucho con ellos. Hicimos una especie de ciclo de formación para tener las herramientas que luego usamos para montar el espectáculo.

TM.- Es maravilloso tener el tiempo para poder desarrollar algo así, ¿no?

HN.- Empezamos a juntarnos en junio y estrenamos en octubre. Les dejé un mes y medio de aprendizaje de texto y después nos metimos una semana encerrados en el local de Chevi Muraday, de su compañía Losdedae. Dormimos allí, comimos allí, nos conocimos allí… porque creo que hay una parte de equipo que dan estas cosas y que se reflejan en el escenario. Yo entiendo el teatro de esa manera.

TM.- ¿Qué buscas en el elenco que se embarca en Ensamble Bufo?

HN.- Compromiso para con el proyecto, es lo primero. Si no tienes confianza y compromiso con el proyecto, eres tóxico, y lo más sensato y lo más honrado es dar un paso atrás, no pasa nada. Me gusta la versatilidad, obviamente, y sobretodo que estén dispuestos a jugar. Lo que busco en un actor es su capacidad de jugar con las propuestas y creatividad. Yo necesito de un equipo para generar en común.

TM.- Cuéntanos sobre Don Gil de las Calzas Verdes, ¿cómo ha sido el camino?

HN.- Tuvimos, además de trabajo y esfuerzo, suerte. En el estreno nos vio mucha gente, llenamos, funcionó muy bien. Levantamos la producción con lo que sacamos del estreno en Toledo porque, al ser una productora nueva, no obtuvimos ayudas. Hemos tenido muchos bolos a caché, nos han permitido dar de alta a todo el mundo, trabajar en unas condiciones mínimamente aceptables y eso es importante para asentar unas bases profesionales porque si ya actúas con una base de trabajo precaria y no buscas esa profesionalidad, te puedes quedar a mitad de camino. Hasta que no hemos tenido un recorrido de bolos, presencia en festivales, no nos hemos podido plantear hacer una temporada en Madrid.

TM.- ¿Aquí, en los Luchana, finaliza Don Gil de las Calzas Verdes?

HN.- Pensábamos cerrar nuestro recorrido en Almagro, que fue el motor del proyecto. Don Gil nació de la primera convocatoria de Ensayando un clásico. Cerrar con la programación en el Corral de Comedias y estar dos días llenándolo, era el broche perfecto, pero bueno, luego salió la oportunidad.

Hay que cerrar ciclos, no hay que tener miedo a decir “Venga, a otra cosa”. Para mi muere una etapa, pero no el espectáculo. Va a seguir siendo parte del repertorio de la compañía.

TM.- En estos momentos, además, estás cerrando tu etapa como director artístico de los Teatros Luchana, ¿cómo describirías esta etapa y qué te ha llevado a tomar esta decisión?

HN.- La gestión es infinita, nunca se acaban las gestiones que tienes que hacer y no tienes tiempo como para sumergirte dentro de un proyecto y más siendo el responsable artístico. Echaba mucho de menos estar en el barro y veo que lo que he podido hacer, ya lo he hecho. El ideal que tenía de proyecto no creo que pueda llegar a hacerlo a corto plazo y, por tanto, llega un momento que sientes que te estancas.

Mi mayor frustración es no haber podido desarrollar un proyecto personal dentro de los Teatros Luchana. Sí que he podido afianzar uno que ya había arrancado y creo que he generado unas bases y una solidez, una cama, como para pueda seguir desarrollándose.

TM.- ¿Cómo es la etapa que se abre ahora ante ti?

HN.- Mi proyecto personal ahora mismo es Ensamble Bufo y seguir dirigiendo y seguir desarrollando proyectos en los que pueda poner mi granito como creador.

TM.- ¿Cuál es el siguiente proyecto?

HN.- Es El Avaro de Moliere. Estamos a tope con el proyecto para ver si lo estrenamos el verano que viene. Quiero que sea El Avaro y el Ensamble, no sé si va a seguir el desarrollo igual que en el Don Gil, pero me gustaría seguir con la línea de construcción de la compañía. Los cimientos de Ensamble Bufo estarán, pero quiero añadirle nuevos ingredientes.

Texto José Antonio Alba

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