Ya lo señaló el escritor y periodista burgalés Álex Grijelmo: «Las palabras son como cuchillos: sirven para matar y sirven para cortar el pan». Toda palabra se caracteriza por presentar una fuerza y capacidad inconmensurables tanto de hacer el bien como el mal, tanto de herir como de curar. El dramaturgo y director francés Pascal Rambert regresa a Madrid con Finlandia, un espectáculo que aborda distintas temáticas, como el fin del amor y cuáles son las consecuencias en el vínculo paternal de los dos progenitores que se enfrentan por la custodia de su hija en común.
Un conflicto descarnado de una pareja que, tras haber convivido durante muchos años juntos, se encuentra ahora con diferentes puntos de vista sobre el pasado y, especialmente, sobre el futuro que deben afrontar. Israel Elejalde e Irene Escolar protagonizan esta propuesta escrita concretamente para ellos y que supone el regreso del proyecto Kamikaze a los escenarios, tras el cierre del espacio escénico que gestionaron hasta enero de 2021. La propuesta regresa a la programación de la temporada 2023-2024 en el Teatro de la Abadía, entre el 7 de septiembre y el 1 de octubre.
‘Finlandia’: Un combate dialéctico
Pascal Rambert escribió el texto de Finlandia de forma brutal, sin pausa, dejándose llevar por esa rapidez y violencia dialéctica que determina el conflicto afectivo y paternal del espectáculo. Así, nos sitúa en una habitación de hotel en Helsinki, donde ahora reside Irene, que está rodando una película. Israel acude allí para intentar resolver la relación con ella y la situación de la hija de ambos. Esta idea era algo que le rondaba al dramaturgo desde hacía bastante tiempo.
«Atacar a los niños es atacar al mundo y es fuente de desgracia»
El escritor francés, que respondió a las preguntas de TeatroMadrid, relata que quería mostrar la inmadurez de las personas, en calidad de padres, con sus hijos. «Enseñar cómo muchas madres y padres, a su manera y sin juzgarlos, maltratan a través de la palabra, de su comportamiento, pero sin violencia física». Ejercen una violencia verbal con la que atacan al mundo en su conjunto, porque para Pascal está claro que «atacar a los niños es atacar al mundo y es fuente de desgracia».
En la obra, la hija de Israel e Irene es el territorio común de una pareja de artistas cuya relación ya está rota desde hace tiempo. Cuando los niños crecen en un ambiente rodeado de violencia cotidiana, algunos de ellos sí encuentran una salida sana, pero la mayoría arrastran secuelas terribles que les hacen tendentes a reproducir dichos comportamientos en su edad adulta. «Incluso personas educadas y cultas a quienes les presuponemos la capacidad de controlar sus impulsos, su narcisismo, sus celos, son incapaces de hacerlo. Y eso produce efectos nocivos y catastróficos en los niños».
Una palabra clave en ‘Finlandia’: pesadumbre
Rambert es un autor que, a lo largo de toda su trayectoria profesional, ha demostrado un gusto y dominio brillantes por la palabra, como ya pudo apreciarse en espectáculos como La clausura del amor, Ensayo o Hermanas.
Si tuviera que definir este conflicto humano descarnado que es Finlandia, «pesadumbre» sería su palabra, porque define muy bien los sentimientos de Israel e Irene, los dos personajes protagonistas de la historia. «En el espectáculo hay pesadumbre por no hablar suficientemente bien entre ellos; no ser capaces de entenderse como desearían entenderse, de utilizar palabras que no son las correctas, de enfrentarse a enormes problemas de lenguaje. En definitiva, nos damos cuenta de que comunicarse mal es vivir mal», afirma Rambert.
La pesadumbre nace a partir del fracaso, en este caso amoroso, que provoca una inmensa aflicción por no haber sabido sostenerlo. «Si no conseguimos sostener el amor, lugar de plenitud para el ser humano, creo que es muy difícil sostener nuestro entorno, nuestra comunidad e, incluso, nuestro propio país», confiesa Rambert.
El poder de la palabra en la conformación de la persona es indudable, como también lo es en la creación del suceso escénico. El teatro del autor francés nace de la pura oralidad, en un intento concienzudo de dar forma al flujo mental que existe en el interior del cerebro humano.
El cuerpo, en el teatro de Rambert, es vehículo de transmisión de la palabra, que en muchas ocasiones es violenta y muestra así un estado corporal extremadamente conmocionado por la realidad que enuncia. Para él, el flujo mental, el cuerpo y la respiración van juntos. «La respiración es esencial para el arte del teatro. Los textos que escribo requieren una gran capacidad y calidad de respiración».
La escritura libre de Pascal Rambert
Una característica del ejercicio de escritura del autor galo es prescindir de los signos de puntuación en el texto. Esta decisión está totalmente motivada por ese flujo mental que permite al intérprete trabajar la construcción dramática del personaje. Esta es una función de la que fue consciente con la práctica, escribiendo para actores desde hace tres décadas. «En el flujo mental constante de una persona no existen ni los puntos de interrogación, ni los dos puntos, ni el punto y coma. Es como un río que fluye sin cesar. Siempre me ha interesado esta conversación perpetua, este caminar de las ideas», explica el dramaturgo francés.
«A mí me interesa que los actores sean libres»
En su vivencia diaria, siente que su pensamiento nunca para, no descansa, por lo que necesitaba encontrar un fluir de pensamientos. Esto fue lo que le llevó a dejar de puntuar sus textos, porque así se correspondía más exactamente con la frase que escribía. «Una frase es una respiración. Y una respiración, como pasa en el yoga o en el deporte, es algo infinito, que se abre, que se cierra, una alternancia circular entre inspiración y expiración».
Una búsqueda incesante de transmitir ese mismo movimiento a través del lenguaje y proporcionárselo a los actores, para que sean ellos quienes den forma a ese movimiento. Considera que «es un regalo que les hago y es muy importante. He visto lo que sucede con los actores con textos puntuados y no es lo mismo. A mí me interesa que los actores sean libres».
Desde esa libertad, Pascal Rambert concibió Finlandia, un combate dialéctico a muerte que demuestra que las palabras se bastan solas para destruir todo lo que una vez crearon. ¿Lograrán Israel e Irene salvar lo único a lo que verdaderamente dieron vida juntos y que les trascenderá a ellos y a su fracaso amoroso? La respuesta la encontrará el público en la Sala José Luis Alonso del Teatro de La Abadía.
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