La búsqueda de la verdad a través de una creación artística es una aventura de asombrosos resultados. Precisamente la verdad de esa tierra, de La Mancha, trasmitida, en el caso que nos ocupa, a través de una Zarzuela es lo que muchos seguidores del género lírico esperan contemplar y sentir con La Rosa del Azafrán. Contar tan bonito de dónde vienes es quizás un privilegio al alcance de pocos. Jacinto Guerrero ha sido uno de esos afortunados ya que el compositor nació en Castilla La Mancha (concretamente en Ajofrín, Toledo) en una familia humilde. Seguro que muchas melodías de esta zarzuela formaban ya parte de su identidad musical y estaban a la espera de un lugar donde asomarse.
Ese lugar contó con la pluma infalible de una pareja de libretistas que son dos figuras indispensables del género: Federico Romero y Guillermo Fernández Shaw. La historia, trama y fondo está basada en El perro del hortelano de Lope de Vega, un autor con mucha presencia en la presente temporada del Teatro de la Zarzuela ya que ya vimos el estreno absoluto de El caballero de Olmedo y en el mes de junio llegará un tercer título de Lope, Doña Francisquita.
Hoy, aquella música de siempre, las seguidillas, jotas, coros y romanzas de La Rosa del Azafrán, regresan bajo la batuta del director musical José María Moreno, quien abraza el proyecto ilusionado y con el máximo respeto a la creación de Guerrero. No cambiar la partitura “prácticamente jamás”– explica a los medios- es casi un “dogma de fe” en su trayectoria: “el respeto y la defensa de la obra”.
En la dirección escénica nos encontramos con Ignacio García que apuesta por una Rosa del azafrán ambientada en la época de estreno (1930) y que nos quiere traer los problemas de principios del siglo XX en la región como si fueran “retratos emocionales de un territorio”. Un montaje en el que el público note la “dureza del trabajo en el campo” y en el que el paso de las estaciones juega un papel esencial en el desarrollo de la producción. Una historia de amor que nace en medio del trabajo de la tierra y las diferencias sociales:
¡Qué culpa tiene el tomillo
de haber nacido tan bajo!
¡Que culpa tiene el querer
de andar arriba y abajo!
Está claro que han sembrado en la besana todas las semillas que se necesitan para lograr una buena cosecha y siembra de La Rosa del Azafrán.
José María Moreno: “Una Rosa del Azafrán de la excelencia”
Al maestro Moreno le unen muchos elementos con el compositor Jacinto Guerrero. Su obra ha ocupado un lugar destacado en su trayectoria. Los Gavilanes, El huésped del sevillano y La montería fueron puntos de inflexión que recuerda con entusiasmo. Un entusiasmo evidente que ha puesto al servicio de esta producción que ha calificado de “extraordinaria”. Se trata –asegura el maestro – de “una Rosa del Azafrán de la excelencia”. Reflexiona el director musical que la inspirada melodía que Jacinto Guerrero armó para esta zarzuela es de pura esencia manchega pero con un aroma mucho más rural que la de El huésped del sevillano (1926) que estaba también ambientada en La Mancha pero en la ciudad de Toledo.
Ignacio García: “Hay pocas cosas que representen tan bien la diversidad de España como la zarzuela”
Ignacio García conoce bien Castilla La Mancha. Ha sido “manchego de adopción” durante varios años. La idea que trae en este montaje es la recreación “verista” reflejando la esencia del campo manchego, de sus gentes y de la tierra. El director de escena comenta en la presentación de esta producción que “hoy que tanto se habla de la diversidad, hay pocas cosas que representen tan bien la diversidad de España como la zarzuela”.
Quiere Ignacio García que en esta Rosa del Azafrán el público sienta “el esfuerzo que conlleva el trabajo de la tierra y del campo y que se vea que las espigadoras se tienen que agachar” para realizar su dura labor.
El paso de las estaciones será algo más que una referencia climática o temporal en la organización de las labores del campo, también será “una metáfora de todos los ciclos de la vida y de los complejos sentimientos que se desarrollan en la obra”.
Un reparto excepcional a la altura de las circunstancias
El aparente “estilo fácil” de la música de Guerrero en realidad esconde unos roles de difícil interpretación y de complejo trabajo vocal. Todo un reto para dos repartos que cuentan con algunas de las más destacadas voces líricas del momento.
La soprano Carmen Romeu, por ejemplo, destaca la dificultad que encierra el papel de Sagrario ya que “desde los medios pasas en un milisegundo al agudo”. El ama Sagrario será interpretada en el primer reparto por Yolanda Auyanet. A ambas –explica Romeu- les ha costado mucho entender a Sagrario porque “está lejos de cómo podemos concebir hoy en día el mundo del amor”. El buen trabajador Juan Pedro contará con las espléndidas voces de los barítonos Juan Jesús Rodríguez y Rodrigo Esteves. Carolina Moncada debuta en el Teatro de la Zarzuela con el papel de Catalina, Ángel Ruiz hará a Moniquito, Juan Carlos Talavera a Carracuca, Pep Molina a Miguel, Emilio Gavira será Micael, Chema León da vida a Julián y hay, además, dos papeles singulares que defenderán dos artistas inmensos en el escenario:
Vicky Peña será Custodia. Repite en el Teatro de la Zarzuela después de haber participado en La tabernera del puerto. La actriz (que acaba de recibir la Medalla de Oro al Mérito en las Bellas Artes 2023) tiene entre manos un personaje singular que es “esa mujer de pueblo que está para todo, que igual tiene que hacer de matrona que vestir a un muerto”.
Mario Gas da vida a Don Generoso, “ese personaje que está loco… o no” protagonizando un homenaje a Don Quijote como obra referente en la literatura universal.
Compra ya tus entradas: