La Calòrica regresa al Madrid con su célebre pieza Las aves, una revisión del clásico de Aristófanes en el que la compañía catalana salta al vacío y dinamita sus propias reglas. Tras cosechar grandes éxitos en los circuitos catalanes, esta comedia, producida con la colaboración de Festival Temporada Alta y el apoyo de Sala Beckett, estará en cartel entre el 26 de abril y el 14 de mayo en el Teatro Pavón para reflexionar sobre el populismo en política.
En Las aves, con dramaturgia de Joan Yago y dirección de Israel Solà, el humor más negro y absurdo se pone al servicio del discurso político para construir una comedia desatada y excesiva.
No había pasado ni medio siglo desde el nacimiento de la democracia, cuando Aristófanes estrenó su comedia Las aves, en la que ponía el foco sobre aquellos individuos que instrumentalizan los problemas sociales para su propio beneficio. Más de 2.500 años después de aquel estreno, La Calòrica retoma esa propuesta y sigue tirando del hilo, en este caso, un hilo multicolor que baila a ritmo de música electrónica.
Un trabajo ‘de compañía’
Durante su presentación en el Centro Dramático Nacional la pasada temporada, Alfredo Sanzol, no perdió la oportunidad de alabar a la agrupación: «La Calòrica se ha consolidado como una compañía con un discurso propio ligada a la sátira política y al compromiso con la realidad«. Según indicaba el director del CDN, este equipo de creadores se ha especializado en «señalar las llagas que nos constituyen como sociedad». Además, Sanzol destacó el valor que tiene trabajar en compañía, que es «lo mejor del teatro», y añadía que «las sociedades no se estructuran sobre individuos sino sobre las relaciones que se establecen entre ellos».
En esta línea, Joan Yago e Israel Solà profundizaron en su proceso creativo: «Siempre trabajamos a partir de ideas, de una forma colectiva». «Los actores y actrices saben tanto sobre el proyecto como el director y el dramaturgo y esto nos permite aprovechar al máximo la inteligencia colectiva», indicaba Solà, director de la pieza.
Yago, dramaturgo, confesaba que no habría sido capaz de escribir esta propuesta él solo, fuera de La Calòrica, porque rompe todas las normas. Entre risas, exclamaba que Las aves «¡no tiene segundo acto!». Esta compañía, que nació 2010 en plena crisis económica, sigue pisando fuerte y dejando títulos relevantes como su premiada Fairfly, que formó parte de la programación del pasado Festival de Otoño.
«La obra se va resignificando y gana unos sentidos nuevos»
En cuanto a la crisis política que estamos viviendo actualmente en nuestro país y en Europa, Joan Yago indicaba que «la obra no va del auge de la extrema derecha, pero sí que va de eso, no va de Trump ni de lo que está pasando en Europa, pero, de alguna forma, sí va de todo eso«, y añadía que «lo bonito de este viaje, que empezó en 2018, es que la obra se va resignificando y gana unos sentidos nuevos«. Los creadores comentaron además que, para ellos, «el populismo no está asociado a unas siglas concretas, sino que está asociado a la política y es muy fácil caer en ese funcionamiento».
Desde el punto de vista plástico, la pieza cuenta con todos los efectos necesarios para ser disfrutada sin perder la atención un instante. El escenógrafo Albert Pascual indicaba en este sentido que «se puso encima de la mesa la idea de que la escenificación tuviera algo de populista«, y esto explica que «la recepción es muy poco crítica, va basculando entre el divertimento y el darse cuenta de lo que hay detrás de la fachada». Pascual destacaba, además, que la pieza nació en un momento en el que la compañía no tenía muchos recursos y, para enfrentarse a este montaje tan ambicioso y diferente, todos tuvieron que arrimar el hombro. Por ejemplo, las telas de los trajes las tiñeron los integrantes de la compañía.
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