Madrid se entrega a las Grandes Dionisias celebradas por Jan Fabre con ‘Mount Olympus’.

José Antonio Alba

Si hay un evento que podría decirse que es el momento álgido de esta temporada, sin lugar a dudas, ese es Mount Olympus de Jan Fabre. Una experiencia teatral única que, como dice Natalia Álvarez Simó, directora de los Teatros del Canal “No creo que volvamos a tener un evento teatral de estas características. Es un reto a nivel de producción para poder ofrecer al público un espectáculo de 24h” Un espectáculo que ya pudo verse en el 2016 en el Teatro Central de Sevilla y que supuso todo un acontecimiento. Tanto ha sido así que en Junio, cuando salieron a la venta las entradas, se agotaron en cuestión de horas. No hay más que asomarse a las redes sociales para ver la gran cantidad de gente intentando conseguir una entrada que se libere en el último momento.

Mount Olympus, con el que la compañía celebra su 30º aniversario,  ha supuesto todo un reto para Jan Fabre “Ha sido muy hermoso ver el proceso, empecé a trabajar en mi taller de Amberes con 40 personas durante 12 meses, con sesiones que comenzaban a las 11 de la mañana y terminando a las 3 o 4 de la madrugada” comentó Fabre en la presentación del espectáculo en Madrid “Una catarsis física y mental a la vez. La gente llora, grita, aplaude, se queda las 24 horas… Todo el mundo se queda hasta el final. El público comparte esa energía que transmite, esa catarsis de los actores, de los bailarines. Es una experiencia increíble”.

Está inspirado, en las Grandes Dionisias, en homenaje a Dionisos, en las que se invitaba a tres autores a participar poniendo en escena sus obras durante tres días y tres noches. Su estructura está creada en torno a los vínculos que se establecen entre los personajes de unas tragedias y otras. El espectador recibirá a la entrada una guía con la que podrá seguir a la perfección todos esos lazos que dan forma al espectáculo.

“Para mí suponía poder averiguar si podía existir esa misma catarsis en el teatro actual”, comenta Jan Fabre que experimenta, transgrede y pone al límite de lo físico -Mucho se ha hablado de la explicitud de sus escenas, llenas de sexo, sangre y violencia- y de lo espiritual a los espectadores y a los miembros de la compañía que representa Mount Olympus, tanto por la duración: “Para nosotros era fundamental romper esa dictadura del tiempo entre el sol y la luna y esa máscara analítica que todos tenemos. Para el público y los actores esto hace que perciban de forma distinta lo que hay en el escenario” como por el tipo de lenguaje en el que se mezcla el teatro de texto, la danza y la performance. Una experiencia casi mística “Es un lenguaje que se acerca más al lenguaje de los sueños que al de la realidad. Una forma de cambiar de experiencia, tanto para el público, que no duerme o que duerme a ratos, como para los actores que no actúan igual cuando actúan durante todo este tiempo, durmiendo o soñando a ratos”.

Un evento que va a seguir dando mucho que hablar tras su representación: “El espectador que venga a nuestro teatro sabrá que viene a ofrecerse a una verdadera operación donde, no sólo el espíritu, sino también su sentido y su carne están en juego” advierte el programa de mano.

Texto y fotos José Antonio Alba

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José Antonio Alba
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