Mariano Rochman: «Lo peor que me puede pasar en el teatro es aburrirme o que sea solemne»

Irene Herrero

El pasado jueves 14 de octubre se estrenó Crónico en el Fernán Gómez Centro Cultural de la Villa. Esta pieza, escrita por Mariano Rochman y protagonizada por él mismo junto a Gloria Albalate, es una comedia sobre el amor y el desamor. La actriz se pone en la piel de una terapeuta de lo más peculiar y dejará al público atónito con su interpretación de boleros y rancheras de Chavela Vargas. Está pieza, que estará en la Sala Jardiel Poncela hasta el 31 de octubre, cuenta con la música en directo de Alex Tatnell y está dirigida por José Maya.

El viernes, en plena resaca postestreno, Teatro Madrid pudo hablar con Mariano Rochman, dramaturgo e intérprete de este espectáculo, sobre la creación, la escritura, la salud mental y, cómo no, sobre su Crónico.

Entrevista a Mariano Rochman

¿Cómo fue el estreno?

Mariano Rochman. Fue muy bien, estaba el teatro prácticamente lleno. Hemos notado que el espectáculo gustó, la gente conectó. Desde la parte del humor, la parte emocional… Sentimos que ha sido un buen comienzo.

¿Qué es Crónico?

M.R. Es una comedia que habla acerca de la dificultar de algunas personas de cómo gestionar el desamor y, a su vez, es una pequeña crítica simpática a determinadas terapias alternativas de poca credibilidad. También es un homenaje a Chavela Vargas y a la conexión con el dolor y con el amor.

¿De dónde nace esta idea?

M.R.Viajé a México para ver una función mía que se llama Pieza inconclusa para sofá y dos cuerpos que la estaba haciendo una compañía mexicana y, bueno, me encantó la cultura mexicana, su relación con los muertos, la cultura en torno al tequila, el mezcal, la música… Y producto de que conocía a Gloria Albalate, mi compañera de reparto, y que queríamos volver a trabajar juntos, se me cruzó la idea de conectar una terapeuta con técnicas poco ortodoxas con un fanatismo, una fascinación con Chavela Vargas y la voluntad de poseer su voz.

Como se sabe, había gente que creía que Chavela Vargas podía curar con la voz. Esta mujer está totalmente enganchada a esto y está haciendo una técnica para que Chavela Vargas transmute en ella aun siendo capaz de pagar las peores consecuencias. Entonces, cae este personaje que hago yo, Daniel, a esta terapeuta. Y aparte de que la terapia ya de por sí tiene sus rarezas, la terapeuta se va impregnando con Chavela Vargas y se va mezclando todo. Y bueno, con el ingrediente de que tenemos un músico en escena que toca la trompeta, la guitarra, hace sonidos con diferentes instrumentos y llega a ser un elemento más de esta terapeuta. Gloria, además, canta en escena boleros y rancheras.Termina siendo un espectáculo que conecta bastante con la gente.

¿Por qué Chavela Vargas?

M.R. A mí me parece que tiene la capacidad de transmitir, casi, como leí en un lugar, parece que no está cantando, parece que nos cuenta sus vivencias con el desamor, el amor, el dolor. Chavela Vargas tiene poesía pura en su voz. Siempre me gustó mucho y además es un icono en México. El motor son el desamor y la terapia y el vehículo es Chavela Vargas.

En tu obra tenemos una terapeuta un poco particular, hablando precisamente de terapias, hace poco se celebró el día de la salud mental ¿cómo crees que es la relación con la terapias en España?

M.R. Bueno, me parece que, a ver, yo vengo de un país donde hay una cultura enorme al psicoanálisis, algo que yo respeto e incluso creo mucho. Creo que aquí se viene cambiando un poco la idea con las terapias, cada vez hay más aperturas a psicoanálisis, a otro tipo de terapias, del orden psicológico o alternativas que pueden ayudar a la gente. Cuando llegué a España hace 20 años notaba que acá había mucho rechazo cuando alguien iba a un psicólogo o terapeuta y había una salida muy rápida a empastillar a la gente. Creo que esto con el tiempo está cambiando. Está habiendo una apertura en los últimos años a todo esto.

Llegaste a Madrid hace 20 años, ¿qué ha cambiado más? ¿la ciudad o tú?

M.R. Uff, ¡qué pregunta! (risas). Bueno, yo cambié seguro. Como ser humano me pasaron muchas cosas, vivencias de todo tipo que, evidentemente, me fueron transformando y fueron armando la persona que soy. Y la ciudad claro, ha cambiado y evolucionado mucho.. ¿quién cambió más? No sé, tal vez fuimos cambiando a la par.

¿En qué partes de esta obra te reconoces más?

M.R. Me reconozco en varias partes. He sufrido desamores que de alguna manera aparecen en el espectáculo velados. Está mi relación con la música, mi relación con las terapias. Mi personaje tiene mucho de Woody Allen, que es alguien que yo admiro mucho. Siento que también ahí está esa conexión con la parte cómica.

¿Cómo afrontas este trabajo desde polos tan diferentes como la dramaturgia y la interpretación?

M.R. Para mí escribir es un juego. Yo trato, como le escuché a Javier Daulte, un grandísimo director y dramaturgo argentino, trato de escribir las obras que a mí me gustaría sentarme e ir a ver. Lo peor que me puede pasar en teatro es aburrirme o que sea solemne. Siempre, por lo general, trato de identificarme con algún personaje, o pienso como si yo la fuese a actuar o a dirigir. Intento conectar con la historia al menos desde lo que yo considero teatralmente emocionante o interesante.

Luego que la he escrito empiezo a pensar qué camino tiene, qué se puede hacer con este material más allá de lo que yo deseo. Hay obras que las he dirigido y no las he actuado, o, como en este caso, que la dirigió Pepe Maya y yo actúo. Se trata de un trabajo a la par con el director, contándole desde dónde yo lo escribí, qué quise contar. Muchas veces el director propone algo que jamás estaba en mi día y lo potencia, a veces cambia osas ,el que dirige está reinterepretando lo que yo escribí y yo siempre trato de respetar eso.

¿Tienes etapas de escritura y otras en las que estás más cómodo dirigiendo o vas combinando todo?

M.R. Voy combinando. Aparte de actuar, dirigir y escribir también produzco. Siempre me están rondando ideas en la cabeza que escribo en libretas o comienzo cosas… A veces tengo momento más regulares en las que escribo todas las tardes o varias veces por semana, hay otras etapas que no escribo y revisito algún texto, ideas que dejo apartadas y después las retomo. Trato, por lo general, de escribir una obra al año.

¿Cómo es tu rutina de escritura?

M.R. Trato de escribir obras que a mi me gustaría ir a ver. Siempre hay un tema y una trama, entones trato de entrelazar el tema con la trama. Hay que evitar al escribir ser preso de la puesta en escena. Ya se verá. Trato de que no se queden encajonadas, que puedan ser puestas en pie. Trato de no vivir imposibles. Si tiene más de ocho personajes es dificil que pueda ser producida. Lo que hay que tratar es de ser constante. Las ideas son muy efímeras y pueden perderse en el aire. Está bueno siempre tratar de tener cierta constancia, apagar teléfonos, disfrutar, poder centrarse.  A mi a veces me pasa que escribo dos páginas y me siento satisfecho, ya fui productivo. Después vuelvo a eso y lo super corrijo. La constancia y estar repensando la historia, el tema.. Eso hace que logres sacar un primer borrador.

¿Por qué la gente debería ir a ver Crónico? ¿Qué les dirías a los que están dudando?

M.R. Primero, la van a pasar muy bien. Segundo, van a conectar con la historia. Y tercero yo creo que mucha gente se va a poder emocionar, va a conectar con la música, con lo que transmite. Y va a poder reflexionar sobre qué hacemos cuando necesitamos desengancharnos de algo tan doloroso como es el desamor.

Irene Herrero Miguel / @ireneherreromi

 

Escrito por
Irene Herrero

Soy periodista, aunque me dedico también al marketing y la comunicación cultural. En los últimos me he atrevido a dar el paso hacia la dramaturgia y la dirección escénica y creo que ha sido amor a primera vista.

Creo en el poder transformador de las historias y nunca salgo de casa sin mi cuaderno.

Artículos relacionados
Comentarios
Sé el primero en dejar tu comentario
¡Enlace copiado!