Marina se quita años. Esta historia ambientada en el Lloret de Mar de 1855, época de su estreno como zarzuela, narra los amores de sus cuatro protagonistas -Marina, Jorge, Roque y Pascual- con un filtro rejuvenecedor. Un título que su creador Emilio Arrieta convirtió, en 1871, en ópera que vuelve con aire adolescente al Teatro de la Zarzuela desde el 9 al 20 de octubre. Las garantías de esta primera gran producción de la temporada las ponen Bárbara Lluch, el maestro José Miguel Pérez-Sierra y un maravilloso elenco para defenderla.
Imagen de ‘Marina’ de Emilio Arrieta.
El caso es que eso de llegar a escena volviendo a la juventud puede parecer algo prodigioso pero en el terreno emocional, ya se sabe que volver a la adolescencia, implica la gestión de un buen número de reacciones impredecibles, inseguridades y miedos. Así es el velo que le ha otorgado su directora de escena, Bárbara Lluch, para justificar la historia que nos trae una Marina con la intensidad del amor temprano y con belleza y jovialidad en la atmósfera del escenario.
También hay un enfoque renovador y diferente en la dirección musical que corre a cargo del maestro José Miguel Pérez-Sierra, director musical del Teatro de la Zarzuela y de esta producción. Marina es una joya de nuestro repertorio, perfecta como primer gran título de la temporada 24-25 y primero de la programación ya diseñada con la dirección de Isamay Benavente.
Veamos cómo está la mar, comprobemos el aparejo y levemos anclas, que el arrullo de las olas y el arrullo del amor nos esperan.
Esta Marina de todos
Bárbara Lluch ha querido destacar el trabajo y el aporte del equipo artístico y también de los dos repartos y lo que se otorga a cada rol dependiendo de qué intérprete esté trabajando el personaje. “Esta Marina” -decía Lluch en la presentación a los medios- “empezó siendo mía, luego nuestra (de mi equipo) y ahora es de todos, porque hemos llegado a consensos en los personajes con los que nos sentíamos cómodos y creemos que es la manera correcta de abordar Marina hoy”.
«Marina empezó siendo mía, luego nuestra -de mi equipo- y ahora es de todos»
Bárbara Lluch
Destacaba la directora de escena que no han movido la obra temporal o espacialmente y que esta Marina sigue ambientada en Lloret de Mar y en la época en la que publicó la obra en 1855.
La ha definido como “Una acuarela de Sorolla pasada por la imaginación, creatividad y talentazo de Clara Peluffo (en el vestuario), Daniel Bianco (a cargo de la escenografía), la mano y los pies mágicos de Mercè Grané (movimiento escénico), los solistas espectaculares y Albert Faura (responsable de la iluminación)”.Un equipo para “poder crear, jugar y equivocarse”.
El libreto fue una tarea compleja ya que Bárbara Lluch al principio no conseguía justificarlo en modo alguno. Marina está enamoradísima de Jorge y para saber si él lo está le dice a un tercero en discordia (Pascual) que le pida su mano a ver si Jorge se la concede o no. “¿Por qué haría yo esto?”, contaba la directora que se preguntaba. La respuesta estaba en ella pero en su yo de la adolescencia: “La Bárbara de hoy no diría esto pero la Bárbara de los 15 años hizo cosas peores”.
La respuesta estaba en esa intensidad emocional entre los 15 y 18 años, cuando de verdad sientes morir en asuntos de amor y desamor. Así pudo enganchar con el personaje de la historia: “No hemos inventado la Coca-cola pero yo me creo lo que pasa en escena, que para mí es fundamental”.
Nuevo enfoque musical más intenso y juvenil
«Marina es una partitura magnífica, apabullante, que si alguna vez nos ha aburrido es por pretender encuadrar a Arrieta en una Europa de 50 años antes de su tiempo y no en la que él realmente vivía y componía»
José Miguel Pérez-Sierra
José Miguel Pérez-Sierra es un gran conocedor de la obra de Emilio Arrieta y ha explicado que descubrió su manera de afrontar Marina a partir de la zarzuela San Franco de Sena que ya había dirigido anteriormente. “Me puedo equivocar, pero el enfoque que le doy es más intenso y juvenil. Marina es una partitura magnífica, apabullante, que si alguna vez nos ha aburrido es por pretender encuadrar a Arrieta en una Europa de 50 años antes de su tiempo y no en la que él realmente vivía y componía”.
Eliminando ese punto de partida apoyado en una lectura belcantista pura, cree el maestro que le otorga a esta Marina “un enfoque que se acerca más al público moderno que ahora tenemos en esta casa”.
Esta bella obra del repertorio español es una ópera idónea, considera Pérez-Sierra, para abrir temporada porque, entre otras cosas, “requiere de grandes voces como las que encontramos en los dos repartos”. La directora del Teatro de la Zarzuela mencionaba también esta necesidad dentro de la ópera Marina para lo que han reunido “un elenco de primera”.
Se hará la partitura íntegra y además se incluirá el estreno de una bulería de Arrieta que verá la luz en esta producción.
Marina: una ópera que requiere de voces importantes
El estupendo elenco de solistas que se ha sumado al proyecto es fuente de orgullo para el Teatro de la Zarzuela. Se trata de nombres de reconocida trayectoria internacional que trabajan en las producciones líricas más importantes del mundo.
Imagen de ‘Marina’ de Emilio Arrieta.
Las sopranos Sabina Puértolas y Marina Monzó darán vida a la joven Marina, enamorada de Jorge, un rol que desempeñarán los tenores Ismael Jordi (que debuta en este título) y Celso Albelo.
Los barítonos Juan Jesús Rodríguez – a quien recientemente hemos visto y aplaudido en el Juan Pedro de La Rosa del Azafrán y el protagonista de Juan José – y Pietro Spagnoli darán vida a Roque, un hombre desengañado por el amor de una mujer al que la visión de Bárbara Lluch le ofrece unos matices algo diferentes a lo que hemos visto tradicionalmente.
El rol de Pascual, que se ve inmerso en esta historia de malentendidos y medias palabras entre Jorge y Marina y está enamorado de esta última, lo defenderán los bajos Rubén Amoretti y Javier Castañeda.
Todos estos aparejos nos traen una Marina de luz y ventanas abiertas a pesar de los miedos y las inseguridades con las que viven el amor sus protagonistas, arrastrando una marea que podría acercar hasta su orilla al público de siempre y al nuevo público que está descubriendo el magnífico repertorio lírico de nuestro país.
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