‘Mrs. Dalloway’, cuando Blanca Portillo encontró a Virginia Woolf

José Antonio Alba

En Mrs. Dalloway el presente se mezcla con el pasado y se enreda con el recuerdo, así lo construyó Virginia Woolf en su momento y así lo sube ahora al escenario del Teatro Español, protagonizado por Blanca Portillo, la directora Carme Portaceli con esta versión que firma junto a Michael de Cock y Anna María Ricart.

Una propuesta que, aparentando sencillez, resulta un complejo entramado que nos lleva desde la mirada más frívola, la premisa parte de Clarissa Dalloway, la protagonista, queriendo organizar una fiesta, hasta lo más profundo del interior del ser humano “A pesar de que haya gente que piense que lleva una vida banal, ella es muy profunda y es consciente de que la vida es muy dura” dice Portillo sobre este personaje que la acerca por primera vez a la obra de Woolf “Es un personaje que me está aportando muchísimo (…) estamos en el mismo periodo vital, la madurez. Me está enseñando a convivir con el paso del tiempo de una manera sana. Es una mujer generosa que vive en permanente estado de búsqueda de la belleza y eso me encanta”.

Poner en escena un texto como este ha sido un reto al que Carmen Portaceli se ha entregado gustosa, “No es una obra sencilla, requiere una ruptura” que la ha obligado a jugar con los tempos y los espacios, a ir y venir en los instantes, por la memoria y los puntos de vista de los personajes, “Se fracciona más de lo habitual. Tiene muchísima acción dramática”, acción que la directora ha reflejado en su propuesta con un trabajo que hace de su elenco, donde además de Blanca Portillo, nos encontramos con Manolo Solo, Inma Cuevas, Anna Moliner, Gabriela Flores, Jordi Collet, Zaira Montes y Jimmy Castro, un conjunto de intérpretes que trabajan los múltiples planos que plantea la propuesta con códigos muy diferenciados, desde el trabajo de texto, pasando por el coreográfico e incluso llegando a convertirse en una banda de música que toca y canta en directo. “me daba especialmente respeto la dificultad de los planos, los tonos. Estoy acostumbrando a un verismo cerril y me ha exigido una apertura de mente muy enriquecedora” dice Manolo Solo sobre su participación en el montaje.

Todo en este espectáculo, lleno de capas y subtextos que dejan entrever la profundidad insondable de cada uno de los personajes – Miradas a lo que pudo ser y no fue, que aborda la sexualidad, el derecho a la vida, el amor en sus múltiples vertientes y que mira la aparente nimiedad de un instante con una precisión casi analítica – exige una impicación por parte del público para paladearla con gusto pausado “Tienen diferente color, diferente perfume, diferente atmósfera para que puedas leer en qué plano te encuentras en cada momento” nos aclara Portillo, por ello la puesta en escena es fundamental para que sepamos navegar por Mrs. Dalloway, algo que se consigue gracias a las atmósferas creadas por David Picazo en la iluminación, en su primera incursión en el universo Portaceli, las músicas y espacio sonoro del actor Jordi Collet o la escenografía cambiante y preciosista de Anna Alcubierre complementada por las videoproyecciones de Miquel Àngel RaióCreo que hemos sabido poner en valor y de manera suficientemente explicita cuando es un torrente de pensamiento, cuando es un dialogo de dos personajes reales y cuando es el pasado leído por cada uno.” Nos dice su protagonista. “Virginia Woolf es una gran conocedora del alma humana y esa es la gran belleza de esta obra” concluye la directora.

José Antonio Alba / @joseaalba

Fotos Sergio Parra

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