¿Quiénes son tus referentes? ¿Con qué modelos a seguir has crecido? Todos nos hemos enfrentado a estas cuestiones en algún momento de nuestras vidas, bien porque directamente nos las han formulado o simplemente nos las hemos hecho a nosotros mismos. Siempre he sido una mujer de mujeres. Desde muy niña elegí crecer teniendo modelos femeninos en los cuales inspirarme: mis amigas, las mujeres de mi familia, las voces que escuchaba en mi walkman y con las que podía pasarme horas bailando. Todas ellas eran y siguen siendo mis chicas, así las llamo yo. Sin embargo, como amante de la literatura y, en especial, de los Clásicos era muy difícil encontrar ejemplos femeninos. Prácticamente, salvo honorables excepciones, todos mis grandes referentes son masculinos.
Afortunadamente hoy en el arte, y en el teatro en concreto, muchas mujeres creadoras son auténticas protagonistas. Cada día hay más nombres de mujeres. Ellas serán los referentes de todas las que están por venir. Pero, ¿qué hay de tantas y tantas mujeres que, durante muchísimos años, han estado creando y creyendo en la presencia vital de la mujer en el arte cuando el mundo patriarcal no se detenía a mirarlas? Porque ellas estaban, siempre han estado y ellas hoy sí son referentes, aunque muchas de ellas ni siquiera lo sepan. Mujeres creadoras, mujeres referentes. Solo existe lo que se nombra, así que hablemos de ellas.
Inma Nieto y Elisabet Gelabert son dos actrices de larga trayectoria y reconocimiento en el sector escénico. Formadas en el Teatro de La Abadía mantienen una estrecha amistad desde hace muchos años y hacía tiempo que llevaban pensando en la idea de abarcar la creación desde otros frentes. Tras hablarlo detenidamente, decidieron juntarse con Elena Martínez, profesional de la producción y distribución escénicas, que también comenzó su carrera en La Abadía. Así nacieron Las hijas de Eva, su compañía. Las tres tenían claro qué las unía y las identificaba como mujeres creadoras: «¿Qué es la tradición? Porque muchas de las cosas que consideramos tradición son más educación que tradición. Esa búsqueda me parece apasionante, ya que confío mucho en el pasado para revelar el futuro», confiesa la dramaturga, directora y actriz Inma Nieto.
La historia de Mónica Runde y su compañía de mujeres 10&10 viene todavía de más lejos. Fundada en 1989, Mónica Runde, Elisa Narváez e Inés Sanz llevan ya 35 años creando juntas, y desde 2018 han comenzado una nueva etapa. «Estamos muy contentas de ser tres mujeres y de tres generaciones diferentes, porque nos da un punto de vista muy distinto y también porque venimos de distintos lugares del mundo teatral», explica la coreógrafa y creadora Mónica Runde.
Dos adaptaciones de autores canónicos con una mirada femenina
Cuando se piensa en referentes masculinos en cualquier disciplina es muy común y fácil hacer un listado bastante largo de nombres que han aportado un valor significativo a la cultura y la sociedad. Tanto el dramaturgo inglés William Shakespeare como el filósofo alemán Friedrich Nietzsche están dentro de ese grupo y en un lugar destacado de este canon visible y reconocible. Ahora bien, ¿qué sucede cuando una mujer creadora se acerca a una de sus obras para crear la suya propia? Tanto las motivaciones como sus propósitos van a estar marcados por su mirada femenina, una visión que, indudablemente, va a permitir que el mensaje se cree de forma distinta y haga creer en nuevas posibilidades reales.
«A mí Shakespeare me encanta, y bueno lo elegí o fui elegida porque de alguna manera cuando empezó a rondarme la idea de abarcar la creación de una manera un poco más global apareció él y esta escena». Inma Nieto se refiere a la segunda escena del primer acto de Ricardo III donde Lady Anne es seducida por Ricardo ante el cadáver de su marido a quien el mismo rey ha asesinado. De esta escena parte Lady Anne, su primer espectáculo como dramaturga y directora, que podrá verse desde el 9 hasta el 19 de mayo. «Me fascina porque esta maravillosamente escrita. Me parece una escena imposible y colocar a la mujer en un lugar para reflexionar ahora con tiempo, desde la perspectiva que nos da el tiempo, me parecía interesante hacer esa reflexión», explica Nieto.
«Que nos pierda el día que no hayamos bailado ni una vez», dijo Nietzsche. La relación del filósofo y poeta alemán con el movimiento es incuestionable. Así habló Zarathustra es el nuevo espectáculo de 10&10, que cuenta con textos de los Hermanos Bazo, a partir del texto original de Nietzsche, y estará en cartel del 23 al 26 de mayo. «Yo no elegí a Nietzsche. Trabajé con los hermanos Bazo en una producción, en un laboratorio en la Cuarta Pared y cuando terminamos ellos se quedaron fascinados con las imágenes que yo aportaba. Uno de los hermanos Bazo es filósofo, y ellos me dijeron que llevaban años queriendo hacer Así habló Zarathustra, y que, por favor, querían hacerlo conmigo», confiesa Mónica Runde.
Lady Anne o la otra parte de la historia
Lady Anne es un espectáculo que, a partir de la obra shakespeariana, propone una reivindicación del punto de vista femenino que permite contar la otra parte de la historia. En el original es a Ricardo a quien Shakespeare le otorga todas las armas tanto físicas como psicológicas, lo que le permite crear incluso una gran complicidad con el público.
Por el contrario, Lady Anne tan solo aparece en una escena. «Lo que he hecho es cambiar el tablero: colocar a la actriz y al personaje en un lugar de acción y mover las piezas. ¿Por qué y para qué lo he hecho? Para invitar a la reflexión, para reflexionar sobre el teatro, sobre la historia de la mujer en el teatro y también sobre la violencia, la venganza, la autoridad. Entonces, necesitaba cambiar las piezas», declara Nieto.
El propio Shakespeare en muchas de sus obras estableció su propio juego a partir de personajes y sucesos históricos, tal es el caso de la tragedia de Ricardo III, entre otras.«Humildemente necesitaba una mirada femenina: que una mujer, una actriz mirara hacia atrás y colocara el tablero de diferente manera, para que el público con ella reflexionara sobre determinadas cosas. Evidentemente, para mí, es una mirada hacia atrás para mirar con más fuerza y más impulso hacia adelante. También es mi historia», declara Nieto.
Lady Anne es un espectáculo donde el mundo del ensayo y lo ensayado se mezclan, para hablar de actrices y directores, de hombres y mujeres, de realidades y ficciones. «A mí me apetecía hablar de poder, pero desde un lugar que conozco mucho: la relación entre la actriz y el director. De alguna manera, hay algo masculino que tenemos dentro de una visión del arte y de la vida. Entonces, me apetecía contar este desdoblamiento entre actriz y personaje para hablar de esa relación entre director, actor; hablar de violencia y de venganza, que para mí es la pieza clave para que la violencia se alimente y sea inmortal; esa venganza que se vuelve a regenerar», explica Nieto.
Así habló Zarathustra, así viven nuestros cuerpos
Así habló Zarathustra es un libro que realmente no es novela, no es poesía, no es filosofía, no es teatro, y al mismo tiempo está entre todos esos campos. «Nosotras le hemos dado mucho la vuelta porque tiene un punto muy machista. Y nosotras somos tres creadoras: Inés, Mónica y Elisa. Y somos las tres las que tomamos todas las decisiones en todo el espectáculo», afirma Runde.
El montaje parte del concepto nietzscheano de incorporación. El movimiento no es el tema principal; es una llave o herramienta para comprobar la fuerza de las ideas de Zarathustra, haciéndolas cuerpo a través del lenguaje de la danza.
Nietzsche exige que los pensamientos, y las palabras, puedan encarnarse para comprobar su fuerza; demostrar cómo las ideas brotan, se desarrollan y cambian la vida. «Nosotras precisamente en la obra empezamos con el Dios, nosotros y vosotros. Pasamos a Diosa, nosotras y vosotras, y terminamos con Diose, nosotres y vosotres. Nos hemos centrado en las tres etapas fundamentales que describe el libro que son el camello, el león y el niño, antes de llegar a lo que nosotros hemos llamado la superpersona, que no el superhombre», declara Runde.
El espectáculo se detiene en la idea de la existencia un continuo retorno que es de lo que habla Nietzsche en su obra: la concepción del tiempo circular, a partir del cual en la vida vuelves a pasar por el mismo sitio todo el rato. Esto influye en el hecho de que, de alguna manera, los dioses también vayan cambiando a lo largo del tiempo. 10&10 plantea este viaje a través de la imagen: una potente dramaturgia visual que trasciende al texto. «Nosotras somos muy poco fieles al texto, lo destrozamos y lo ponemos en distintas capas. Siempre lo ponemos proyectado, escuchado, dicho en escena, dicho por unos, dicho por otros, en coro. Jugamos con él igual que jugamos con la video creación o con el sonido. Entonces básicamente hablamos de los dioses actuales y hacemos una gran crítica social como hemos hecho siempre en la compañía», explica Runde.
Mujeres referentes: ¿no existen o simplemente han sido borradas de la historia?
Mónica e Inma llevan muchos años dentro de la profesión teatral y su experiencia a lo largo de su carrera les ha permitido ser conscientes de la presencia de la mujer en las artes escénicas. Y, lo que, es más: ser testigos de la llegada de la mujer a desempeños de mando y responsabilidad. «Creo que todo ha cambiado en el momento en que la mujer ha entrado en puestos de responsabilidad donde puede hablar, y que las mujeres hemos empezado a asomar la cabeza juntas. Esa sororidad de la que se habla ahora ha existido siempre, pero era en casa, con los hijos y con la compra. Pero ahora ha empezado a ser también a nivel creativo. Por mi parte, he intentado rodearme de muy buenas mujeres toda mi vida», declara Runde.
Mónica Runde: «En el mundo de la danza no pueden quitar a la mujer porque no existiría la danza contemporánea»
Por su parte, Inma Nieto, que ha trabajado como actriz desde hace más de tres décadas, es consciente de la rapidez de este cambio: «En el teatro creo que todo ha cambiado hace poco y lo está haciendo muy rápido; a veces me da miedo que pueda ser una moda, pero tenemos que, de alguna manera, hacer más sólido todo esto. Nos queda todavía mucho».
Como mujer, coreógrafa y creadora de movimiento, Mónica Runde considera que las referencias son muy distintas en la danza frente al teatro: «En el mundo de la danza, no pueden quitar a la mujer porque no existiría la danza contemporánea. Los referentes en danza contemporánea son pesos muy pesados. No han podido borrar a la mujer, ha sido imposible porque hemos sido las precursoras. También es verdad que en el teatro los roles hombre, mujer, actor, actriz están súper definidos; en la danza hay momentos en que son cuerpos».
Al indagar sobre los referentes femeninos del teatro español es imposible obviar un condicionamiento que ha contribuido notablemente en la presencia desigual de mujeres. La producción dramática del Siglo de Oro constituye el gran grueso de nuestro patrimonio escénico. Durante los siglos XVI y XVII las mujeres socialmente no tenían la misma consideración que los hombres y, de hecho, cuando asistían a las representaciones en los corrales de comedias el sitio que tenían reservado era mucho menos preferente y visible que el de los varones.
Inma Nieto: «Hay una parte de nuestra historia como mujeres que, en general, está borrada. Como interpretes sí que han contado la historia sin contar con nosotras»
Las mujeres estaban marcadas por la honra familiar, su fertilidad y su dedicación laboral, la cual se ceñía estrictamente a las tareas domésticas, la crianza, el servicio y el cuidado o la vida religiosa. A partir de ahí, su presencia en las comedias áureas estaba muy limitada. «En el Siglo de Oro, a partir de una edad en la que ya no te violan ni te casan, generalmente siempre hay excepciones, estamos borradas. Hay una parte de nuestra historia como mujeres que, en general, está borrada. Como interpretes sí que han contado la historia sin contar con nosotras», explica Nieto.
«Por eso ha habido tanta escritora o científica monja», añade Runde. «Era el lugar donde teníamos el espacio para poder crear sin que te casaran y tuvieras que tener hijos. Teníamos de alguna manera nuestra habitación propia como bien dijo después Virginia Woolf. Siempre lo he dicho: si hubiera nacido en la Edad Media hubiera sido monja, seguro», afirma la creadora y coreógrafa.
La edad o cuando las mujeres dejan socialmente de existir
La visibilidad social de la mujer está bastante determinada por un aspecto estrictamente biológico: la fertilidad. Mientras una mujer es fértil, esto es joven, puede ser protagonista, puesto que su cuerpo y lo que puede aportar su cuerpo a la sociedad es considerado útil y, por lo tanto, interesante. Pero, una vez que la mujer frisa los 40 años todo empieza poco a poco a cambiar.
Desde su experiencia, además de creadoras, como bailarina en el caso de Mónica y de actriz en el de Inma, ambas sienten cómo el peso del silencio de la mujer en el arte guarda estrecha correlación con la edad. «No hay roles principales para mujeres mayores en ningún arte escénico. O te lo creas tú u olvídate. No se escriben Caperucitas rojas para mujeres de 50 años», afirma Runde.
Inma Nieto: «Es necesario que lo hagamos no solo por nuestras abuelas, sino también por nuestras hijas».
Desde su extensa experiencia como actriz, Inma Nieto lo tiene muy claro: «Creo que hay una dificultad para las mujeres mayores de 40 y 50 años que no estamos representadas. Considero que hay que representar a un sector de la sociedad y el arte está para eso: para evidenciar, poetizar y hablar de un sector de la sociedad. Con el tema de la edad hay muchísimo que recorrer. Es necesario que lo hagamos no solo por nuestras abuelas, sino también por también por nuestras hijas», explica Nieto.
La edad de la mujer es un asunto delicado y muy amplio ante el que, además, no se tiene la misma consideración según la etapa vital: «El tema de la edad es muy amplio, y ahí sí que hay que abrir muchísimo camino. Los jóvenes talentos: si haces algo nuevo con 20 es maravilloso, con 30, también. Si te apetece hacerlo con 55, ya te miran diciendo: “¿tú no tendrías que estar contando los años para ver cuándo te jubilas?» Hay muchos prejuicios todavía», confiesa Nieto.
Mónica Runde: «Lo que hay que hacer es reventar la historia del arte y reescribirla».
Esta distinción no es tan evidente en el sexo masculino que goza a lo largo de toda su vida de impulso, oportunidad y reconocimiento. «Hay que tener muy en cuenta que la historia del arte está escrita por hombres y para hombres», confiesa Runde. Y ella tiene muy claro cuál es la manera real de provocar un verdadero cambio: «Lo que hay que hacer es reventar la historia del arte y reescribirla. No se habla de la menopausia o del dolor menstrual porque los hombres no lo sufren. No se ha estudiado la menopausia precisamente por eso. Llegas allí y nadie te ha contado nada porque no interesa», explica Runde.
Esa reescritura exige conocer nuestra historia, esto es, descubrir, detenerse y evidenciar a las mujeres que la han hecho posible; visibilizar y destacar todo lo que implica ser mujer en todos los ámbitos vitales, valorar la propia condición femenina y reconocer referentes, porque existir, existen. «Sí, y hay que mirar para atrás para lograr cambiar eso», asevera Nieto.
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