Nerea Barrios: «Si haces el esfuerzo de complacer a todo el mundo, entonces no puedes crear»

José Antonio Alba

Quedamos con Nerea Barrios, autora de La vida es una broma y Lo veo en todas partes, en el Teatro Lara, ya que ambos títulos forman parte de su programación. Dos espectáculos con temáticas delicadas y que Nerea afronta a pecho descubierto, el primero trata con humor la forma en la que nos enfrentamos a la enfermedad y la pérdida de un ser querido, y el segundo aborda la violencia de género.

Nos sentamos en el patio de butacas de la Candido Lara, la sala principal del Lara, y Nerea se nos muestra con todo el torrente de energía que derrocha su carácter aragonés. Una actriz venida a dramaturga y directora «porque los astros así lo quisieron», que no se corta un pelo y se entrega a una charla en la que descubrimos su forma de vivir la profesión, dando rienda suelta a ese espíritu entre macarra y tierno que lo llena todo de risas, confesiones y mucho sentimiento.

Teatro Madrid.- Me ha llamado mucho la atención lo que comentas de que fuiste a una astróloga que te dijo que dejaras de ser actriz porque estabas predestinada a ser directora y desde entonces es a lo que te has dedicado… ¿tan claro lo viste?

Nerea Barrios.- Yo no fui a una astróloga, ¡la astróloga vino a mí! Estaba desayunando en la cocina de la casa de mi madre con mi hermana, y me dijo “He invitado a una amiga” y era la astróloga, me miró y me dijo “Tú no puedes ser actriz” y yo pensé “¿Qué necesidad tiene de joderme la vida con el café?” (Risas) La carta astral decía que había algo chungo y que, si estaba cara al público, estaba tan expuesta a la critica que mi personalidad no lo iba a aguantar. Soy una persona muy extrovertida, pero no me gusta mucho la parte publica de esta profesión. Me dijo “Tú deberías escribir y dirigir”. A mí siempre me había gustado escribir, pero como terapia, nunca se me hubiera ocurrido mostrarlo. Dirigir si es verdad que desde que hace como 10 años que comencé a dar clases, me di cuenta que me gusta dirigir.

La primera obra la escribí junto al equipo creativo, se llamaba Rubias y nos fue fenomenal. De repente escribí todo muy rápido, enseguida encontramos sala para estrenar, nos nominaron a los Premios Godoff, y pensé “Pues va a tener razón la bruja. ¡Pues tira con la bruja!”. Ahora la necesito para saber cuál es el siguiente paso ¡pero ya no la hemos vuelto a ver! (Risas)

TM.- Hablas de estar expuesta, es cierto que con la dirección y la escritura no estás expuesto de manera física, pero cuando algo no funciona, se suele culpar a la dirección.

NB.- Y estoy totalmente de acuerdo, yo siempre le digo a mi equipo que si todo sale bien es gracias a todos y que si todo sale mal, es responsabilidad mía, lo asumo, pero también creo que el gusto es una cosa muy subjetiva, a ti te puede parecer mejor o peor algo, pero no deja de ser tu opinión.

TM.- Bueno, hasta ahora no ha ido mal, ¿no?

NB.- El recibimiento en el caso de Lo veo por todas partes ha sido estrenar y ocho meses de Sold Out durante todas las funciones. De La vida es una broma hicimos un preestreno en una sala pequeñita con seis funciones también en Sold Out y en el estreno del Lara lo mismo. De momento ha habido tres críticas y todas han sido con mucho amor, así que algo debemos estar haciendo bien. Yo creo que todo radica en que nos lo pasamos muy bien creando, ¡nos pone cachondas! Lo digo en femenino porque en mi equipo somos todo chicas, incluso la técnico.

TM.- ¿Esto es buscado?

NB.- Ha sido un poco casualidad, pero es que me gustan mucho las mujeres para trabajar. Pero esto ya me viene de antes, no porque ahora esté de moda.

TM.- ¿Cómo vives tú el papel de la mujer en las artes escénicas?

NB.- Es muy difícil. Tengo la sensación de que cuando a una mujer la premian o valoran su trabajo, se ensalza más por el hecho que sea mujer y no es así. Igual de malo es que no nos tengan en cuenta por el hecho de ser mujeres como que, de repente, sea un handycap a favor por el mero hecho de ser mujer. Tú tienes que valorar mi trabajo independientemente de qué sea yo.

TM.- ¿Cuáles son los temas de los que te interesa hablar? ¿Qué tipo de teatro te gusta hacer?

NB.- ¡Buff! A mí me interesa el ser humano y me interesan las emociones, me interesa descontracturar emociones. ¿Recuerdas Los Hombres Grises de Momo?

TM.- Sí.

NB.- Pues yo creo que nos hemos convertido en eso, pero no nos hemos enterado. Nuestra chaqueta gris puede ser la marca de turno, las redes sociales, el ser reconocido… y a mí eso me horroriza y lo que quiero es despertar. Hacer cualquier cosa para que la gente despierte y que, por una vez, analice lo que está sintiendo.

En cuanto a temas, Rubias era una comedia aparentemente suave y en realidad, por dentro, tenía muchas “tripillas”. Lo veo por todas partes es una obra social basado en casos reales de maltrato psicológico, quería hablar de que a cualquiera le puede pasar, no tienes que ser un perfil determinado, y desgraciadamente a nuestros jóvenes les está pasando muchísimo más; y en el caso de La vida es una broma era un homenaje a mi mejor amiga y lo que quería era que ella, desde donde quiera que esté, se lo pasara bien.

TM.- Entrando en el terreno de La vida es una broma dices que es un homenaje a tu mejor amiga hecho desde el humor, ¿podríamos calificarlo de comedia?

NB.- No me atrevería a llamarlo comedia, pero sí es un homenaje porque ella y yo nos hemos reído de todo. Yo digo “Quédate con quien te haga reír, da igual qué sea amigo o pareja» y ella me ha hecho reír mucho desde que nos conocimos. Durante todo el tiempo que ella estuvo malita me decía “No llores, ya lloraremos cuando toque, pero ahora no toca, que estoy aquí” y cuando se fue mi pregunta era “Ahora ya puedo llorar, ¿no?”, pero pensé “¡Qué cojones! No, vamos a reírnos” e intenté hablar primero de cómo me sentía porque necesitaba hablarlo y segundo de lo flipante que es la poca educación que tenemos ante una situación así. No sabemos gestionar la enfermedad, la muerte. No sabemos tratar a la persona, nos hacemos protagonistas cuando no toca y quería contar lo importante que es cuando quieres a alguien y os queda poco tiempo. Yo creo que si ella la viera, le gustaría.

TM.- Cuando te propusiste escribir La vida es una broma, ¿pediste permiso a la familia o se lo planteaste?

NB.- No y no sabía cómo lo iban a recibir porque cuento cosas que son reales. Cuando la vieron se rieron mucho, se lo pasaron muy bien. La primera carcajada de su madre fue mi momento de relajo. Su madre no había vuelto a salir de casa desde la muerte de su hija y yo conseguí traerla a Madrid. Y me dijo “¡Todo el mundo aplaude a mi hija, Nerea! Todos van a recordarla” y es que yo creo que el olvido es peor que la muerte.

TM.- ¿Y todo esto como se puede traducir en humor?

NB.- Esta obra era un tema muy personal, muy delicado, aunque al final acabe riéndome de cosas muy brutas como es el cáncer ¡Pero es que hay que reírse! Si vas a una planta de oncología te das cuenta que son los que más sentido del humor tienen, intentan hacerse la vida lo más agradable posible.

Es curioso porque no nos permitimos sentir lo que sentimos, pero por otro lado hacemos unos dramas de la hostia.¡Ordenémonos un poquito! Esto lo digo mucho cuando doy clase porque a los actores nos gusta mucho «tener a Stanislavsky dentro» y hay que dosificarse y reírse un poquito, compatibilizar el teatro con Mujeres hombres y viceversa ¡Hay que darle un poco a todo, chico!

TM.- Escuchándote hablar sobre esta función y todo lo que significa para ti, me hace volver al inicio de la entrevista, cuando hablábamos que no estabas tan expuesta, pero poniendo en escena una obra como esta, no solo te estás exponiendo, si no que lo haces abriéndote en canal.

NB.- Sí que me siento expuesta, pero me da igual. Si voy, voy, y si no, no voy. Además, lo que estoy reivindicando desde el minuto uno es verdad, verdad y verdad ¡Pues hay que predicar con el ejemplo! Yo soy una persona bruta como Buñuel, no tengo filtro, soy políticamente incorrecta y a veces me da problemas, pero si haces el esfuerzo de complacer a todo el mundo, de no meter la pata, de ver lo que tienes que decir porque si no el fulano o la mengana se puede ofender, entonces no puedes crear. Es imposible. Tienes que crear sin red.

TM.- Cuando se es actriz y se pasa al otro lado, a dirigir, ¿te conviertes en la directora que hubieses esperado encontrar como actriz o es como cuando dices “Yo nunca seré como mi madre” y de repente te descubres siéndolo o incluso más?

NB.- (Nerea se ríe y se queda un buen rato en silencio sopesando la respuesta) Yo he trabajado con los mejores directores, Miguel Narros, Alicia Sánchez, Carlos Larrañaga, y creo que sí, que debo parecerme evidentemente en algunas cosas, porque he aprendido de ellos, pero en lo que no me parezco es que no me siento distinta al resto del equipo. Yo debuté con Miguel Narros y le tenía mucho respeto, o miedo, éramos como el equipo de actores por un lado, el equipo técnico por otro y el director por otro, y para mí el equipo somos todas, no hay diferencia, hay diferencia en lo que tiene que hacer cada una, pero no en el trato. Creo que jamás he llamado por teléfono a un director mío y menos para decirle “Creo que estoy bloqueada” y si yo no hablo todos los días con mis actrices, por ahí anda. Creo que soy una directora cercana porque exijo verdad y emociones de verdad y eso hay que tratarlo con respeto, mucho cuidado y mucho amor. Creo que sí, que soy una directora que me hubiera gustado tener siendo actriz, lo que hago es intentar generar confianza, trabajar mucho, ensayar y dar libertad.

TM.- ¿Y cómo dramaturga?

NB.- ¡Soy una tocapelotas! (se ríe) En todas mis obras, mas o menos cada dos semanas, cambio el texto porque me aburro.

TM.- ¿Y las actrices qué piensan de esto?

NB.- Están muy contentas (Se ríe echando una mirada complice a Sara Ralla, actriz de La vida es una broma y Lo veo por todas partes, que está presente durante la entrevista) Les viene bien. Ellas van de “Yo hago tele y cine y el guión me lo cambian así” (chasca los dedos) Pues aquí también, ¡¿no?!

A mí me gusta acabar los textos en el proceso de ensayos. Otra cosa que me gusta es no darles el texto a las actrices hasta el primer día, para que lo lean delante de mí sin saber lo que van a decir las otras, así se generan cosas muy bonitas. En el caso de Rubias les iba dando el texto conforme íbamos ensayando.

TM.- Hemos hablado de La vida es una broma que actualmente está en cartel en el Lara, pero en agosto os marcáis doblete estrenando Lo veo por todas partes, ¿qué nos puedes contar sobre este montaje?

NB.- Es una obra que también vomité. Ana Amaro me enseñó un monólogo que había escrito, algo me pasó con ese texto y le dije “esto hay que montarlo”. Escribí otro texto y le pedí a otras dos personas que escribieran, somos cuatro dramaturgas, Ana Amaro, Sara Williams, Carolina Gistaín y yo. Hicimos un trabajo de investigación muy heavy sobre qué le pasa por dentro a la mujer, hablo de la mujer porque la violencia de genero es ejercida en mujeres. No discuto que haya hombres maltratados, que haya mujeres que estén locas, malas personas hay en cualquier lado, pero la violencia de género es del hombre hacia la mujer. Socialmente y judicialmente estamos desprotegidas y una vez que comprendimos eso fuimos conscientes de que todas habíamos vivido en algún momento de nuestras vidas una situación parecida en mayor o menor medida.

Pensé que haríamos dos funciones y se acabaría porque cuando la testé en ensayos la gente se quedaba bloqueada, pero estrenamos y el público nos obligó a tener una charla después de cada función porque reconocían en sus hijas, en sus parejas, comportamientos de la función, incluso han salido parejas pidiendo perdón. Ha sido un proceso absolutamente enriquecedor. La verdad que lo pasé muy mal, pero muy bien, porque sabia que estábamos haciendo algo muy importante, pero era muy doloroso, de hecho mi concepto de lo que es el amor, la pareja, el «encoñamiento», ha cambiado todo. No sabemos amar, no sabemos despedirnos y eso es muy peligroso.

TM.- ¿Y cómo se aprende?

NB.- Haciendo, diciendo y sintiendo lo mismo. Estamos programadas para cuidar, para agradar, para ser buenas niñas, entonces no te dejas libre y si tú no te relacionas libre con una persona que estás conociendo, eso solo puede salir mal. Las nomenclaturas nos obsesionan y enseguida queremos que los demás sean “mi algo» y eso no puede ser el amor. De eso va mi próxima obra, de qué es el amor.

TM.- ¿Háblanos de tu futuro profesional?

NB.- En principio queremos pasar el verano en el Teatro Lara con La vida es una broma y Lo veo por todas partes, esperando que funcionen muy bien y que crezcamos porque creo que son dos obras que pueden ayudar a mucha gente. ¡Confiamos que el Lara nos ame y nos prorrogue!

También tengo un proyecto con una persona que ha hecho un trabajo a la inversa del mío, es decir, yo soy actriz y trabajo como directora y dramaturga, él es dramaturgo y director y trabaja como actor: Jon Plazaola, es una persona a la que admiro desde hace tiempo y queremos trabajar juntos, pero nuestras carreras profesionales no nos lo han permitido. Él empieza ahora también con un proyecto teatral, con una obra suya, Que nadie se mueva, que estrena en enero, y si nuestras agendas nos lo permiten, de cara a septiembre me gustaría sentarme a escribir con él.

TM.- ¿Y le vas a dirigir? Porque sería tu primera dirección con un actor.

NB.- Tengo dudas de cuál va a ser mi puesto en esa función, de momento no me lo voy a plantear.

Bueno, y también quiero seguir siendo feliz.

TM.- Que no es poco

NB.- Es fácil si uno se lo propone, tenemos muchos motivos. Lo que pasa que se nos olvidan.

José Antonio Alba / @joseaalba

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