‘Obabakoak’, la ópera hablada de Calixto Bieito

José Antonio Alba

“Tiene forma de poema polífónico para voces, bicicletas e imágenes” dice Calixto Bieito sobre la versión teatral de Obabakoak que estrena estos días en el Teatro Valle-Inclán por tiempo muy limitado. Una de las novelas escritas en euskera más leídas, firmada por Bernardo Atxaga y publicada a finales de los 80.

Muchos recordarán esta historia gracias a la versión cinematográfica que Montxo Armendariz dirigió en el año 2006, a la que ahora se suma la adaptación libre de Bieito. Un espectáculo que ya ha pasado por los escenarios del Teatro Arriaga, del que Bieito es director artístico, o el Teatre Lliure la temporada pasada, y que muestra una visión muy particular de este cuento cuajado de historias contadas por personas y animales a la que el director ha querido aportar su particular mirada escénica, dándole forma de ópera hablada “Me gusta el teatro que se acerca más a una ópera contemporánea que a un teatro realista” nos comenta sobre esta propuesta, en la que se ha rodeado de un equipo artístico centroeuropeo, donde ha utilizado el escenario “como una instalación” creando una especie de “fotografía que se deconstruye”. Ya es habitual ver que, en el teatro de Bieito, la estética tiene un papel predominante.

Un reto para sus once actores y actrices que, además de enfrentarse al cambio que supone representar la función en castellano – El libreto original está escrito en euskera – con las divergencias que el cambio de lengua supone, la propuesta les obliga a adaptarse a la particularidad de no tener apenas interrelación entre ellos en escena, opción elegida por su director para enfatizar las diferentes atmósferas que existen dentro de la propuesta, dándole prioridad a la palabra frente a la acción, “el texto es sensual, con una sonoridad muy especial”, en un intento de generar nuevas sensaciones en el espectador y recrear el mundo simbólico que retrata el libro.

Bernardo Atxaga comenta la alegría que le produce poder ver este título en un escenario madrileño. Una forma de romper con esa “relación fantasmagórica entre Madrid y el País Vasco” en la que dice se han hallado sumidas ambas partes en “una proyección de su propio ánimo”, y que ahora se está combatiendo contando las historias de sus gentes, mostrando lo que les pasa, desmenuzando sus particularidades sobre el escenario frente a las generalidades que se venían mostrando.

Texto José Antonio Alba

Fotos E. Moreno Esquibel

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