publicidad

EN EL GRAN TEATRO PAVÓN Y EN LOS TEATROS LUCHANA

Olivia Lara Lagunas: «Hemos tardado mucho en crear historias diferentes para nosotras»

Hablamos con la autora y directora de las exitosas comedias 'No me toques el cuento' y 'Ya me has tocado el cuento'

Olivia no solo ha escrito y dirigido ‘No me toques el cuento’, también interpreta a Bella.

Olivia Lara Lagunas tenía 20 años cuando se dio cuenta de que aquellas películas de Disney que tanto le habían apasionado de pequeña no reflejaban del todo la realidad ni representaban a las mujeres. Años más tarde, creó el espectáculo No me toques el cuento, montaje en el que las princesas se atreven de verdad a decir lo que piensan, a poner límites y en el que se dan cuenta de que sus amados príncipes son igualitos al hombre que describe Rosalía en su canción La perla. Esta pieza, que se estrenó hace 7 años en una pequeña sala de Madrid, ha resultado un rotundo éxito. Tanto ha gustado que Olivia Lara Lagunas se ha animado a crear también Ya me has tocado el cuento, otra comedia en la que ahora son los príncipes los que tienen cosas que decir…

Aunque la gran acogida de estos montajes pudiera parecer un cuento de hadas para su autora, la realidad es que llegar a este punto ha sido un proceso arduo y, en ocasiones, desesperanzador. No obstante, tanto su equipo como ella podrían decir que actualmente son felices y comen perdices. Ya que ha trabajado tanto para conseguir convertir unos personajes tan planos en personas de carne y hueso y los ha dotado de voz propia, creamos este espacio para darle a ella la oportunidad de contarnos su propia historia.

¿Cómo surgió en ti esta idea de darle voz propia a las princesas de Disney?

La idea surge a partir de ser muy fan de las películas y de los cuentos populares. Seguía viendo estas historias cuando era mayor, por puro gusto y placer, y me di cuenta de que no era lo mismo verlas con veinte años que con diez. Cuando eres mayor empiezas a tener una personalidad más consolidada y te das cuenta de otras cosas que no ves de niña: toxicidades, machismo, valores retrógrados… Me pregunté si todas las películas eran así, las visualicé con consciencia y al analizarlas saqué muchas conclusiones, sobre todo de cómo me habían afectado en mi vida, por ejemplo la manera de relacionarme con mi cuerpo, con los hombres, con las mujeres o con mi familia. Me pregunté cómo sería si las mujeres de esos cuentos tuvieran una voz más realista y cómo sería verlo en clave de comedia.

¿Nos hubiéramos evitado muchos quebraderos de cabeza si estas películas se hubiesen acercado más a la realidad?

Por supuesto. También creo que no podemos culpar del todo a la industria o a Disney en sí porque son las princesas de los cuentos. Por ejemplo, la película de Blancanieves se estrenó en 1937, ¿qué le vamos a pedir a esa gente? La sociedad de esa época era así, no hubieran sabido ni podido crear a una mujer poderosa y macarra. Sí que pienso que hemos tardado mucho en crear historias diferentes para nosotras.

Por ejemplo, La bella y la bestia parecía distinta: una campesina que no se dejaba querer por el primer chulito del pueblo, una chica inteligente que quería vivir aventuras. Aparentemente era una princesa muy guay. Pero de pronto llega al castillo de la bestia, ¡y se enamora del tío que la secuestra! Y se crea una relación basada en el daño.

Imagen de 'No me toques el cuento' de Olivia Lara

Las protagonistas de ‘No me toques el cuento’ son La Blancanieves, La Cenicienta, La Bella Durmiente y Bella.

Y esa idea también de que detrás de una bestia puede haber un príncipe maravilloso escondido y que te tienes que quedar para descubrirlo.

¡Totalmente! Es un fallo de guión estratosférico: «la belleza está en el interior». ¿La belleza de quién? Porque su problema no es que es un monstruo muy feo pero, en realidad, es muy buena persona, ¡tiene un carácter igual de malo que su aspecto! Te secuestro, te chillo, te prohíbo… La belleza está en el interior, ¿dónde? ¿Cuánto tengo que escarbar? Y te quedas con el mensaje de que si te quedas y eres paciente, al final, el príncipe que quieres asomará.

Creo que tenemos que estar muy alerta con las cosas que se están haciendo ahora, tener los ojos muy abiertos. Vigilar qué ven nuestras niñas y niños no solo en películas o dibujos sino también en Instagram y en TikTok.

Hablemos sobre Ya me has tocado el cuento, ¿te nacía ponerle voz también a los príncipes o te encargaron esta pieza al ver el éxito de No me toques el cuento?

Me pedían mucho que hiciera la segunda parte con los príncipes, pero al principio me negaba ya que sentía que no tenía nada que decir de ellos. Me pensaba que la sociedad no se comía a los príncipes así como se comía a las princesas. Pero cuando me lo propuso Alejandro Chaparro le di una vuelta y volví a visionar todas las películas. Revisándolas detecté la masculinidad tóxica horripilante que hay, esa idea del hombre que provee, que tiene que salvar a alguien… Y pensé: «¿Y si los príncipes se encuentran completamente perdidos sin sus princesas? ¿Y si tienen orientaciones sexuales diferentes? ¿Y si no saben a quién acudir cuando necesitan ayuda? Porque claro, ellos no tienen hada madrina ni otro príncipe que les salve». En esta pieza hablamos de cómo la sociedad ha construido a los hombres, con valores también tóxicos y equivocados.

Imagen de 'Ya me has tocado el cuento' de Olivia Lara.

Los príncipes Florian, Felipe, la Bestia y Enrique se sienten muy perdidos y también tienen mucho que expresar.

Eres una de las pocas autoras femeninas que está programada en las franjas horarias con más público, tanto en Madrid como en Barcelona. ¿Cómo te sientes al respecto?

¿Ah, sí?

¡Sí!

¡Pues no lo sabía! No lo había pensado jamás, pero me hace muchísima ilusión. Me siento muy feliz y orgullosa del recorrido de la obra pero, sobre todo, muy afortunada. No siento que haya tenido suerte, simplemente he sido muy pesada y he insistido mucho. Cuando ha ido mal he seguido adelante con mi equipo y hemos currado muchísimo. He sido muy constante y sé que no estoy aquí por suerte, pero es cierto que hay muchas compañías que también se lo curran mucho y que lo merecen pero no lo consiguen.

Estos dos montajes están funcionando muy bien, está gustándole mucho al público y, lo más fuerte de todo esto, es que tanto mis compañeros como yo hemos cumplido el sueño de poder vivir económicamente solo del teatro. Y esto es oro molido, un unicornio.

¿Sientes que ha sido complicado llegar hasta aquí? Sabemos lo difícil que es que un teatro apueste por un espectáculo o una compañía poco conocida.

Ha sido horrible, muy difícil. Yo ahora lo pienso y no puedo creer cómo vivía antes. Trabajaba en tres sitios distintos y no tenía días libres. ¡Acabé en el hospital! Para aquellos que me lean: «por favor, cuidar mucho de vuestra salud física y mental».

Empezamos en una sala muy pequeñita, encima nos pilló la pandemia. Luego apostaron por nosotras en los Teatros Luchana y estuvimos un tiempo en la sala pequeña hasta que nos pasaron a la grande. Más tardé nos cogió MPC para distribuirnos, quien nos llevó a Barcelona y nos hizo la gira. Esto ha pasado en un período de unos 7 años pero los primeros estuve yo sola haciéndolo todo.

Y tengo que decirlo: fue difícil también porque yo era muy joven, no conocida y mujer. Mi padre es actor, JuanMa Lara, y él me enseñó mucho sobre cómo se llevaba una gira, por lo que lo puse en la ficha técnica como productor del espectáculo. ¡La gente no entendía eso ni se lo creía del todo! Daban por hecho que él había escrito la obra o que la había dirigido. Se pensaban que habría sido mi padre quien me habría enchufado en el teatro, ¡si él estaba en Málaga con sus cosas!

Por lo que me cuentas, en estos 7 años has tenido muchas oportunidades para rendirte y el hecho de no tirar la toalla te ha llevado hasta aquí. ¿Qué consejo le darías a aquellos creadores que están intentándolo?

No hubiera ocurrido si no hubiera seguido a pesar de todo. Ha habido muchas ocasiones en las que he dicho: «no puedo más, esto se acaba ya». ¿Por qué? Pues porque es una profesión muy injusta y difícil y pasé por una depresión muy tocha. Me planteaba que no tenía sentido haber estudiado interpretación o seguir luchando por algo que nunca iba a ocurrir. Yo era capaz de reconocer que, aunque tuviera talento, daba igual. Pero mi madre, un día, me dijo: «la existencia duele mucho pero nunca dejes de escribir. ¡Tu mensaje es tan divertido y radical! ¿Cómo vas a dejar eso en un cajón? No dejes de escribir, aunque no salga bien». Eso me dio muchísima fuerza.

A los que nos leen les daría el mismo consejo que me dio mi madre. La existencia duele pero sigue creando, no rechaces lo que eres. También les diría que aunque parezca que no se puede conseguir —y no puedo prometerles que eso vaya a ocurrir—, que nunca jamás dejen de lado su faceta artística y de creación porque no tiene sentido. No somos felices si no somos quienes estamos destinados a ser.

Escrito por

Graduada en Arte Dramático. Creadora de contenidos editoriales y redactora de la Revista de TeatroMadrid.

Artículos relacionados
Comentarios
Sé el primero en dejar tu comentario
¿Ya estás registrado?
Entrar con email
¿Todavía no te has registrado? Crear una cuenta gratis