Si hay un hombre que marcó un antes y un después en el mundo de la magia y el ilusionismo, ese fue Harry Houdini. Un mago que arriesgaba su vida en cada uno de sus shows, teniendo como lema que «para que venga el público, hay que hacer cosas que si salen mal te pueden llevar a la muerte».
Un siglo después de su actuación final en el Teatro Garrick de Detroit, la historia de Houdini vuelve a las tablas. Y lo hace con Houdini, un musical mágico, una coproducción de Letsgo y Beon Entertainment, dirigida por Federico Bellone, que ha transformado el Teatro Calderón en el mayor templo de magia. Una obra, con preshow incluido, que rinde homenaje a sus últimos trucos, en un escapismo constante entre el presente y el pasado, que nos ayuda a entender la vida de este genio.
Y, como toda buena historia, necesita unos buenos protagonistas: Pablo Puyol como el excéntrico Houdini y Julia Möller como Bess, su esposa fiel y leal.

‘Houdini, un musical mágico’ es la nueva producción de LETSGO y beon. Entertainment.
Houdini llega a esta nueva temporada como una de las propuestas más rompedoras. ¿Qué hace este musical diferente al resto?
Julia Möller: Es un musical único. Muy especial, porque tiene todos los ingredientes del teatro musical: la música es preciosa, las coreografías son espectaculares y el vestuario también; y luego tienes unos trucos de magia que no son «saco el pañuelito». No, no, no… Son muchos trucos de magia, arriesgados y que nos han costado lo nuestro conseguirlos.
Pablo Puyol: Al final los trucos no están puestos porque sí, sino porque los hacía el propio Houdini y nos ayudan a contar su historia. Creo que el hecho de que haya más de veinte, hace que la gente en ningún momento deje de flipar. Es una sucesión de elementos que van a hacer que el público esté en sus butacas alucinando cada dos minutos.
Julia, interpretas al personaje de Bess, la mujer de Houdini. Y junto a su hermano Theo, interpretado por Christian Escuredo, configuráis su red de seguridad. ¿Cómo es eso de acompañar a un mago tan excéntrico?
J. M.: Ser la mujer de alguien como él, una persona que por un lado es un genio, un artista; pero que a nivel personal es muy egocéntrico, que vive por su arte y por su trabajo, es duro y hace que siempre esté en segundo plano. Ella acepta ese rol, pero es verdad que ha sacrificado muchos sueños por él. Y encima ni se lo agradece y arriesga su vida constantemente… Por otro lado, como ayudante de mago, me quito el sombrero. Ahora que he tenido que hacerlo yo, hay que prestarle atención al detalle para que salga bien el truco. Ha sido un gran reto.
Pablo, dijiste que con A chorus line te retirarías del teatro musical, que ya “estabas mayor para tanto trote”. ¿Qué te ha hecho cambiar de opinión con Houdini?
P. P.: Sí, sí… Yo dije: «ya no hago más musicales». Pero me lo vendieron tan bien que en 15 minutos había dicho que sí. Houdini es el reto más difícil al que me he enfrentado en mi carrera, al que me estoy enfrentando todavía y del que espero sobrevivir, la verdad… Porque es durísimo en todos los aspectos. Aquí todo va muy muy fluido. De repente estamos en el presente de aquí, que es la última función de Houdini, y de pronto estamos en el pasado contando cuando él se acababa de casar, por ejemplo. Entonces las energías son muy distintas, el momento del personaje es totalmente distinto y todo cambia en un segundo. Por no hablar a nivel físico…
Ni que lo digas… Te hemos visto incluso cantando boca abajo, colgado en el aire. ¡Eso sí que es magia! ¿Cómo te has preparado físicamente para sobrellevar toda esta actividad?
P. P: Ese es mi don, ser el mejor cantante boca abajo. Jajaja Tuve que ensayar bastante haciendo el pino, la verdad… Y desde mayo, que dije que sí, empecé una rutina de trabajo físico que incluye obviamente gimnasio, para que la musculatura esté preparada; una rutina de flexibilidad para que el cuerpo esté flexible y poder meterme en según qué sitios y, luego, el momento coreografía que hace que también tenga uno que trabajar la resistencia, para poder aguantar todo esto y no ir muriéndome poco a poco…

Este musical está basado en la historia real del mago más grande de todos los tiempos, el hombre imposible.
En 2007 os metisteis en la piel de Bella y Gastón en el musical de La bella y la bestia. Y, prácticamente, 20 años después os reencontráis encima del escenario. ¿Cómo recordáis aquel momento?
J. M.: Ayyy… Con mucho cariño. De hecho, el otro día nos saltó un recuerdo por Instagram que decía: Hace «no se cuántos años» fue el estreno. Y dijimos: «¡madre mía!». Para mí, La bella y la bestia es de los musicales a los que le guardo más cariño, porque fue lo primero que hice aquí en España y, encima, lo compartí con Pablo. Así que, yo estoy feliz de compartir escenario otra vez con él.
Si echáis la vista atrás, ¿en qué habéis cambiado?
J. M.: En madurez, en tranquilidad ante subirse al escenario. Yo cuando era más joven era una loca de la voz. Todo el rato: «tengo, no tengo». iba abrigada hasta arriba… Y ahora, por fin, he dejado la neurosis fuera. Pero eso no quita que siga poniéndome nerviosa, igual que siempre.
P. P: Estamos mayores ya… Jajaja. Hemos cambiado en mucho y en nada, a la vez. Hemos evolucionado, somos mucho más maduros, llevamos mucho tiempo en esto… Ella se ha convertido en la reina del musical en nuestro país y yo me encuentro en un momento muy chulo, tanto personal como profesionalmente. Estoy ahí rozando los 50 y para mí está siendo un momento muy bonito. Me siento muy a gusto.
Ahora mismo, en la cartelera de musicales de Madrid, tenemos Cenicienta, Wicked, os tenemos a vosotros… Y el elemento común es la magia. ¿Por qué nos gusta tanto en los tiempos que corren?
J. M.: A día de hoy, yo creo que cuesta mucho que nos sorprendan. Porque lo hemos visto todo. Porque las redes sociales te lo ponen todo delante constantemente. Te enseñan los trucos incluso, que ya es el colmo… Entonces, cuando vas a ver algo y realmente te sorprende, tiene mucho valor. Y os aseguro que Houdini, cumple su propósito.
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