El Teatro de la Zarzuela abre temporada con una ópera de Isaac Albéniz revisada y transformada por Pablo Sorozábal. La obra está basada en una de las grandes novelas de la literatura española: Pepita Jiménez de Juan Valera.

Detalle del cartel de Pepita Jiménez, del diseñador Javier Díaz Garrido para el Teatro de la Zarzuela
Un texto, concebido en su primera parte en formato epistolar y en la segunda como narrativa, que narra el amor y el deseo que sienten sus dos protagonistas: la joven viuda Pepita y Don Luis que es un seminarista. No hay ingredientes mejores para una buena historia que los derroches y despilfarros de amor con una buena dosis de obstáculos de por medio. Es una interesante novela psicológica y aunque la obra original tiene un final amable para sus protagonistas en esta producción nos encontraremos con un the end muy distinto porque el donostiarra Pablo Sorozábal viró hacia la tragedia en su revisión.
El maestro Guillermo García Calvo es el director musical de esta Pepita Jiménez y se ha mostrado encantado de volver al Teatro de la Zarzuela con “esta ópera llena de pasión, amor y erotismo contenido, de celos, de esos ingredientes de las óperas veristas de principios del siglo XX y finales del XIX”.
«Pepita Jiménez es ópera llena de pasión, amor y erotismo contenido, de celos, de esos ingredientes de las óperas veristas de principios del siglo XX y finales del XIX»
Guillermo García Calvo, director musical de esta producción
La dirección de escena emerge a cargo de Giancarlo del Mónaco quien ha destacado la “atmósfera positiva” del trabajo y los ensayos de esta ópera tan peculiar.
Una obra transformada con el paso de los años
Isaac Albéniz compuso Pepita Jiménez en 1895 en una época en la que vivió en París y en Londres. El libreto, escrito en inglés, fue fruto de la colaboración de Albéniz con Francis Money-Coutts quien se inspiró en la obra de Valera. Se estrenó el 5 de enero de 1896 en el Gran Teatro del Liceo de Barcelona. La obra no tuvo una buena acogida por lo que el músico comenzó a trabajar en una revisión de la misma. Se publicó una segunda versión con la orquestación enriquecida fruto de la influencia de músicos franceses y en especial por la colaboración de Paul Dukas -recordado por ser el autor de El aprendiz de brujo– quien le ayudó en la orquestación. Se estrenó en Bruselas en 1905 con una traducción del libreto al francés.
El maestro Guillermo García Calvo reivindica esta partitura como una de nuestras joyas líricas siendo pieza imprescindible para “comprender la evolución de la ópera en España”. Tiene esta composición ese aroma europeo del género y también esa raíz de la tradición musical española que describe el ambiente y folclore andaluz.

Guillermo García Calvo, foto de David Bohmann
Para esta producción, el Teatro de la Zarzuela ha elegido la versión que posteriormente realizó el maestro Pablo Sorozábal, quien hizo variaciones en el final del argumento transformando lo que fue una ópera cómica en una tragedia en tres actos con una Pepita Jiménez que se suicida por la tristeza del amor perdido. Por cierto que Sorozábal tuvo la inmensa suerte de contar para su estreno en el Teatro de la Zarzuela en 1964 con la soprano Pilar Lorengar como Pepita y con el tenor Alfredo Kraus para el rol de Don Luis.
Nescit labi virtus: La virtud no sabe caer
Juan Valera comienza esta obra con este lema sobre el que se sustenta precisamente la fragilidad de lo que entonces se consideraba virtud. Hablamos del retrato de un pueblo andaluz en 1874, año de publicación de este título, y de una novela psicológica que describe las vicisitudes que atraviesan sus protagonistas por amor y las luchas internas que surgen entre la obligación y el deseo.
El seminarista Luis de Vargas vuelve a su pueblo de vacaciones. Su padre Don Pedro está enamorado de una joven viuda veinte años más joven. El roce hace el cariño y paseo por aquí y encuentro por allá don Luis se enamora de Pepita y éste, que está a punto de pronunciar sus votos, se ve en medio del berenjenal e intenta poner por encima de la pasión el deber. Pepita que entendemos ya tuvo bastante con su primer matrimonio con un octogenario, hace todo lo posible por enamorar a don Luis quien finalmente no encuentra un rival en su padre, sino todo lo contrario.

Monumento en el Paseo de Recoletos (Madrid) a Juan Valera realizado por su sobrino Lorenzo Coullaut Valera
Para este novelón tendremos la cuidada escenografía de Daniel Bianco, quien fuera director del Teatro de la Zarzuela, el vestuario de Jesús Ruiz y la iluminación de Albert Faurá.
Reparto para un amor prohibido
El reparto cuenta para este arranque de temporada con las voces de Ángeles Blancas, Carmen Romeu y Maite Alberola que pondrán a disposición del rol de Pepita Jiménez sus cualidades vocales. El angustiado y enamorado seminarista don Luis lo defenderán Leonardo Ciami y Antoni Lliteres y el papel de Antoñona lo subirán al escenario de la Plazuela Teresa Berganza, Ana Ibarra y Cristina Faus. Por su parte, Rodrigo Esteves hará el Don Pedro y Rubén Amoretti vestirá la sotana del Vicario.
Una nueva oportunidad para seguir descubriendo y encumbrando la obra escénica de Albéniz a través de este conflicto moral que nos dejará la belleza melódica de esta ópera, y el dibujo de las atmósferas y personajes que se dan cita en medio de este apasionado argumento.
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