Rakel Camacho y Teresa Rivera: «La felicidad siempre se ha entendido como algo superficial ¡y no! Es paz y diversión»

José Antonio Alba

Unas cervezas bien frías en una terraza de verano puede ser un buen escenario para hablar sobre qué es la felicidad y cómo ponerla sobre un escenario, así que ese fue el momento elegido para reunirnos con Rakel Camacho y Teresa Rivera, directora y actriz que, junto a los miembros de La Intemerata, compañía de la que forman parte Antonio Sansano, Julia Monje, Carlos Troya y Mireia Vila Soriano, son las creadoras de 10% de Tristeza (Comer, cagar y volver a empezar), espectáculo con el abren la nueva temporada de la Sala Cuarta Pared. Así que entre sorbo y sorbo, fuimos descubriendo el interior de este montaje.

¿CÓMO DAR CUERPO A UN 90% DE FELICIDAD?

El punto de partida de 10% de Tristeza (Comer, cagar y volver a empezar), que regresa por tercera vez a Cuarta Pared, surgió en el 2017 dentro del marco de una serie de laboratorios organizados por esta misma sala bajo la premisa «Universo Felicidad» donde se jugaba a poner palabras a algo tan subjetivo como es la propia felicidad «Había algo de querer ser muy fieles al laboratorio y eso nos sirvió para desarrollar y llegar a tener la función que tenemos ahora» nos dice su directora «les proponía unos ejercicios y de ahí nos hemos quedado con el texto, la situación o con la disposición espacial. Hay cosas que se crearon solo para la función, hay cosas que me inventé yo, otras que vienen de propuestas de algún actor. El ejercicio de creación es conjunto, luego se ha seleccionado el material para el montaje».

Este 10% de Tristeza, medida que nos sugieren para alcanzar una felicidad plena, está poblado de seres dispares, tantos como público vaya a verla. Pero si hablamos de la escena, allí nos encontraremos desde una fallera, un astronauta e incluso un Dragón Queen… seres que no sabemos de dónde surgen, quizá de ensoñaciones, fruto de anhelos o de ambiciones, pero que ahora caminan libremente como reflejo y reflexión de qué es y cómo nos tomamos la felicidad, nuestra y ajena. «En escena hay ideas y reflexiones» nos apunta Teresa Rivera «pero no se trata de decirle al espectador sobre lo que tiene que reflexionar, es algo que viaja mucho más al inconsciente« Un trabajo que sobrevuela la autoficción, inspirándose en cada uno de los artistas que le dan forma; recuerdos, textos, situaciones, propuestas que fueron desarrollándose en las sesiones de investigación, roles que entroncan con la verdadera esencia de cada uno de los intérpretes «Tere es una persona muy festiva, Julia representa algo más poético, Antonio es exceso y Carlos es esa melancolía que él tiene» nos detalla Rakel, quien confiesa que también existen partes suyas dentro del espectáculo «De alguna manera, los artistas que están en escena, están perteneciendo a esa identidad de su vida».

¿NO BASTA CON PASÁRSELO BIEN EN EL TEATRO?

«La felicidad siempre se ha entendido como algo superficial, ¡y no!» Nos dice Rakel al hacerle referencia a la posible confusión que hay entre felicidad y otro término tan denostado como es el buenismo «Para mí el equiparable es paz… y ¡diversión!» A lo que Teresa añade lanzando una observación: «La gente le quita importancia al hecho de ir al teatro y decir: ‘Me lo he pasado bien’ ¡Joder! ¿Qué pasa? No hace falta que te cambie la vida, ni que te descubra una teoría filosófica ¿Qué pasa si vas al teatro y te lo pasas bien? Pues que lo has disfrutado. ¡Vamos a reírnos y vamos a defender la risa!. Yo quiero hacer todo el tiempo esta obra» dice entusiasmada«porque me lo paso muy bien y no quiero sentirme mal por pasarlo bien. Mucha gente nos dice: ‘Yo no sé lo que he visto, pero ¡me lo he pasado fetén!’ Después ya te caerá alguna ficha. Queremos que la gente haga, que responda al estímulo».

«Es muy interesante el poder investigar qué nos lleva a la felicidad, qué es estar feliz» nos dicen, y para ello han convertido la escena es un lugar que invita a la diversión, a liberarse: Una pasarela desbordante de confeti invadiéndolo todo, un ventilador para posar «a lo Beyoncé», una bandeja de gambas o la música de Raffaella Carrá, estímulos que suponen toda una invitación a dejarse llevar. «Lo que estamos haciendo es cuestionar la frivolidad» Nos explica Rakel Camacho «No es que el espectáculo sea frívolo, si no que lo hacemos desde ahí para reflexionar sobre la frivolidad. Me parece una cosa bastante más profunda. Puedes pensar ‘¿Qué gilipolleces hacen estos actores?’ Pero a la vez te puedes ver reflejado ahí, ¡porque anda que no habremos vivido situaciones y conversaciones superficiales! Por un lado era cuestionarla y por otro ensalzarla».

UN ESPECTÁCULO PARA TODOS LOS PÚBLICOS

Al hablar de la reflexión que se lanza desde 10% de tristeza, nos surge la duda de saber qué posibilidades tiene esta propuesta de llegar al espectador que no suele frecuentar este tipo de espectáculos «Este es un espectáculo popular» aclara Rakel Camacho «Está planteado para hablar de tradición, para hablar de lugares comunes; no estamos hablando de cosas extrañas. Pero sí es verdad que puede que el espectador tenga el mecanismo de defensa y piense ‘Me están hablando de la risa, pero seguro que me le quieren dar la vuelta’, pero no hay que ser tan retorcido para hablar de cosas profundas» nos explica «hay que dejar de pensar ya que lo intelectual tiene que ser complejo. Yo como directora creo que hay que masajear ese músculo en el espectador, hay que darle unos estímulos y que se sienta parte». Tanto es así que invitan al público a que se sienta libre de formar parte de la propuesta, ya sea desde la propia butaca, como lanzándose a expresar abiertamente lo que le provoca la experiencia que resulta el espectáculo «En esta función se están creando una serie de estímulos que te van atrapando si te dejas fluir. Verlos sin participar ya es un subidón, pero para el que quiera, está ahí la participación» Nos explica Camacho «Pasa en todas las funciones que escuchamos ‘No suelo ver este tipo de teatro porque es más performativo. Porque no cuenta una historia. Porque veo otras cosas más convencionales, pero me ha atrapado muchísimo, he disfrutado un montón’ y muchos nos han dado las gracias porque dicen que les hemos alegrado el día». 

Y ya, apurando las cañas, cae la pregunta del millón ante un espectáculo como este: ¿Qué posibilidades tiene de girar por otros escenarios? «Nos encantaría, pero cuando te pones a pensar en distribución, te autocensuras. Pensamos que este tipo de trabajo para distribución es complicado» Nos dice su directora «Aunque posibilidades le veo todas porque pienso que es un montaje popular» y señala al foco del problema «Solo hace falta que quiten esa barrera la gente que está a cargo de la programación. Creemos que es una función que no acaba aquí para nada, pero no está en nuestra mano» Y Teresa aprovecha para lanzar un deseo en voz alta «A mi me encantaría llevarlo a Córdoba, mi tierra» dice la actriz «Creo que lo disfrutarían mucho porque no van con ideas preconcebidas como un espectador de Madrid o Barcelona. La gente en esos sitios se lo pasarían teta, en Córdoba o donde sea. Ahora, hay alguien ahí arriba que es el que tiene que dar la oportunidad de conocer otro tipo de propuestas porque la gente va a responder bien. Yo quiero hacer esta función mucho tiempo».

Texto José Antonio Alba / @joseaalba

Imágenes cortesía de la compañía.

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