
‘Inestable’, el 3, 4 y 5 de abril en el Teatro del Barrio
Hablan de “miedos a montones, como melones” en su obra Inestable y de una amistad de la infancia perdida y reencontrada en Perdón. Lo hacen con muchísimo humor, escenas que atraviesan lo absurdo y divertidas canciones que ayudan a destensar situaciones que, en nuestro día a día, podrían provocarnos hasta ansiedad. Andrés Caminos y Gadiel Sztryk forman Sutottos, compañía argentina que vuelve al Teatro del Barrio con dos obras con las que llevan años girando y conectando con el público a través de la risa.
En su gira por nuestro país, en la que han presentado una nueva obra en San Sebastián, aterrizan en Madrid con Inestable, que pone el foco sobre los miedos y sus derivados /paranoias, fobias, obsesiones y ansiedades) el 3, 4 y 5 de abril. El mismo mes, del 12 al 19, Perdón nos mostrará el reencuentro de dos amigos de la infancia, que se transforma en una disputa entre sus egos, reclamos y frustraciones. Hablamos con estos dos creadores para conocer de primera mano sus espectáculos y su recorrido juntos.
¿Quiénes sois? ¿Quiénes son Sutottos?
Gadiel: Sutottos es una compañía de teatro argentina, con 20 años de recorrido y 9 espectáculos. Hacemos comedias y, en general, nuestras obras tratan y tocan temáticas existenciales y hace que pasemos un momento entre actores y espectadores catártico, para reírnos de nuestras cuestiones como seres humanos.
Después de tantos años haciendo vuestras piezas, si echáis la vista atrás, ¿qué veis? ¿qué sentís? ¿Cuál es la experiencia? ¿Cuál es el camino que habéis recorrido hasta ahora?
Andrés: Todavía nos divierte lo que hacemos. Sí, lo que pasa es que, bueno, hacemos espectáculos que escribimos nosotros, que nos dirigimos y que los actuamos, entonces también están hechos a nuestra medida, digamos, y los hacemos durante mucho tiempo, llegamos con ellos, pasan muchos años y entendimos que tenemos que hacer espectáculos en donde podamos estar cómodos, porque después vamos a estar mucho tiempo ahí, haciendo eso. Tiene que ver con las ganas de contar algo, de hablar de algo y también con nuestro humor, con el tipo de humor que tenemos nosotros, y que, al final, es algo que nos divierte hacer.
¿Y cómo os lleváis con vuestros personajes? ¿Os caen bien?
Andrés: Les tengo cariño y un poco de pena (risas).
Gadiel: Sí, en general los de nuestros espectáculos son personajes que siempre padecen y, en general, eso es lo que da risa y lo que hace que la gente se divierte. Amplifican y exageran sus propias cosas, que son las que nos pasan a todos. Uno las ve en el escenario de una forma exacerbada. Y es imposible no encariñarse con los personajes porque uno empatiza, incluso nosotros.
Andrés: También en general se les hace muy difícil la vida. Cualquier similitud con la realidad es una coincidencia. Pero bueno, tratamos de aprovechar eso para, bueno, esto que decía Gadi, de hacer una catarsis con el público, es decir, poder compartir las cosas que se nos hacen difíciles y tomarlas con un poco de humor, también para poder pensar en eso, para poder verlo y reflexionar, a ver si alguna cosita podemos mejorarla.
En Inestable habláis de paranoia, fobias y ansiedades y me parece que os metéis en unos jardines tremendos. ¿Cómo se os ocurrió eso? ¿Cómo la empezasteis a trabajar?
Gadiel: Siempre que hacemos un espectáculo, tenemos un poco las ganas y la necesidad de hablar de un tema que nos atraviesa a los dos. En este caso fue el miedo, empezamos a escribir y ahí aparecieron estos dos tipos que están un sábado a la noche en su casa, que se supone que es el día en el hay que pasarlo bien, y no pueden salir. Y durante una hora, todos los miedos juntos les atraviesan. Y bueno, cuando empezamos a desarrollar esta idea, empezamos a ensayar sobre la posibilidad de juntar en una hora todos los miedos posibles, ansiedades, todo… y llevarlo al máximo para que esa hora, esa casa y ese día, se pueda ver explotado al máximo, con el mayor humor posible.
Andrés: Sí, también en esos ensayos, y con la escritura de la obra, empezaron a aparecer todas las formas del miedo; la paranoia, la fobia, la ansiedad y también otras que por ahí no están tan asociadas, como la melancolía o la negación (negar todo el tiempo, decir que no pasa nada). Son muchas formas que en realidad uno encuentra porque le tiene miedo a todo. Las personas les tienen miedo a las cosas, sobre todo a morirnos. Entonces, a partir de este miedo, como el primero y el más grande, derivan todos los demás. Y ahí está la obra.
Gadiel: Y un poco termina pasando que de tanto batallar o reírnos, bueno, como que la muerte, el miedo a la muerte, el miedo a vivir, se vuelve más pequeño en ese rato, en ese momento en el que estamos actuando nosotros y la gente viéndolo, en esa comunicación con el público.
¿Hay alguna vivencia personal de alguno de vosotros o de gente cercana que habéis usado para Perdón?
Andrés: En general, específico no hay nada, pero al mismo tiempo se parece a muchos vínculos o a muchas personas. Yo creo que nuestros espectáculos son así, no son nadie en particular, pero tienen un poquito de cada uno y de cada una. Hay algo con los espectadores, que se genera como una comunión por eso, porque siempre en algo te ves reconocido. ¿Quién no tuvo un amigo en la infancia con el que se dejó de ver? Pero bueno, otra vez, en la obra se exagera mucho eso y entonces un amigo le propone al otro hacer la primaria de nuevo juntos. Como una exageración por volver a ser niños, cosa que no se puede. Uno va a crecer y contra el tiempo no hay nada.
¿Cuál es vuestra escena favorita?
Andrés: Uff, qué difícil.
Gadiel: Van cambiando con el tiempo. Perdón tiene 5 años e Inestable 10, o sea que son muchos años de decir “ahora me encanta hacer esta parte, ahora me volvió a gustar la otra…”.
Andrés: A mí de Perdón me gusta mucho todo, pero especialmente la canción final. No puedo adelantar nada, pero los que vengan a verla, ahí lo dejo, que me gusta mucho.
Gadiel: Uy, sí. En Inestable, me tocaba la primera parte, la de tenerle miedo a dejar la puerta abierta, a si cerraste con llave, a si te siguió alguien… toda la sucesión de miedos. Eso me divierte hacerlo. Pero todo, la verdad, como decía él antes, está todo armado para que nosotros la pasemos bien.
Sobre las canciones, ¿fue algo que teníais súper claro o llegaron después con la puesta en marcha de las piezas?
Andrés: No, las canciones en realidad vienen desde siempre, porque desde el primer espectáculo que hicimos, hace como 20 años, siempre hubo canciones. Y es como que también encontramos ahí otra forma de contar lo que queremos y nos divierte. Es como otra manera de comunicar, ¿no? A través de la música, a través de las canciones. Así que sí, todos los espectáculos de Sutottos tienen canciones.
Inestable me lleva a pensar que no estamos ni a salvo de nosotros mismos.
Gadiel: Sí, estoy de acuerdo. Por eso es mejor amigarse con todos esos miedos, para que se vuelvan más pequeños y amigarse con el paso del tiempo, no digo que sea fácil, y aceptarlo.
Andrés: Sí, pero están siendo dos espectáculos llenos de esos pensamientos intrusivos con los que nos autoatacamos y nos decimos que no nos va a ir bien o esas cosas. Para mí lo importante es poder exagerar eso, para tomarlo un poco en broma también, porque sino, se vuelve muy serio.
Llevo tiempo leyendo que el duelo por perder a alguien también debería extenderse a cuando rompes con tu pareja o pierdes una amistad y esto último me conectó con Perdón.
Gadiel: Es verdad, sí. El espectáculo se estrenó en Buenos Aires y al tiempo llegó a Barcelona y nos pasó un mismo fenómeno en los dos lugares, estando muy lejos, y es que empezó a venir gente que, a las semanas o así, volvía con otro grupo de gente. Es decir, empezaban a reencontrarse con un amigo al que no veían e iban a ver la obra. Pasó en las dos ciudades. Hay algo ahí que fue fuerte, como ver en la platea a cuatro personas que no se veían hace muchísimo tiempo y que les unió el espectáculo. Entonces son temas que movilizan de alguna forma, más allá de que estén tratados con humor.

‘Perdón’, del del 12 al 19 de abril en el Teatro del Barrio
Tenéis una escuela de actuación y dramaturgia, ¿me contáis más de eso?
Andrés: Sí, claro, sí, tenemos una escuela de actuación y dramaturgia en Buenos Aires hace más de 10 años y bueno, también cuando venimos acá de gira damos workshops y trabajamos sobre eso. Tenemos como una orientación a pensar la escritura, pero desde el punto de vista de la actriz o del actor. Trabajamos mucho sobre eso. No para que repitan nuestro modelo, pero sí como que tratamos de darle una dinámica a eso, a poder pensar la actuación, la creación y la escritura a través de la mirada de la actriz o actor.
¿Qué panorama teatral tenéis en vuestro país? ¿Cómo lo podéis dibujar?
Gadiel: Nosotros trabajamos principalmente en Buenos Aires, más allá de que viajamos por toda Argentina, pero Buenos Aires y Argentina toda tienen una producción de teatro impresionante, fuera de parámetros y lógica en relación a la economía. Buenos Aires principalmente tiene una oferta teatral cada fin de semana, es impresionante, hay obras que están 20 años. Entonces es una ciudad que permite, por el público y por la dinámica del sector, poder trabajar espectáculos y hacerlos en teatros enormes, en pequeños lugares y Argentina, en general, para nosotros es un lugar de mucha tradición teatral.
Andrés: De hecho, cuando vinimos por primera vez a España, lo notábamos y como que agradecimos a actores que ya habían venido y nos contaron el camino. En Buenos Aires, hay de todo, de mucha calidad y muy diferente, así que bueno, mucha tradición de teatro.
¿Y qué tiene el teatro para vosotros para que queráis seguir haciéndolo?
Andrés: Bueno, creo que es el canal de comunicación que encontramos y que nos permite hablar de las temáticas que nos interesan. Creo que es el lugar que buscamos también para poder desarrollar las cosas que hacemos. Y bueno, eso lo conjuga el teatro porque nos permite escribir, actuar, dirigir las piezas, hacer canciones y hacer humor, que es algo que también nos gusta mucho. Entonces, bueno, nos ocupa todo lo que nos interesa.
Gadiel: Sí, es una actividad también que, por más que la tecnología vaya para donde vaya, es implacable. El encuentro entre gente, ver algo que está haciendo otra persona ahí en vivo, es único eso.
Cuestionario final.
Contadme algo a lo que no le tenéis miedo.
Gadiel: El avión… Y a haberme emborrachado de más.
Andrés: Yo no le tengo miedo a emborracharme (risas).
Algo absurdo del momento presente que vivimos.
Los dos: Todo es absurdo, es muy absurdo todo, es ridículo.
¿Tenéis un grupo de WhatsApp con amigos con algún nombre peculiar?
Andrés: Sí.
¿Que se pueda decir?
Andrés: Sí, se puede decir. Tenemos un grupo con un amigo que se llama ‘Los amigos del flaco’. Porque conocimos a un tipo que no lo vimos nunca más (risas). Y nos hicimos amigos del flaco este. Y quedó así. Pero nunca más lo vimos. Y no somos amigos. Fue solo una noche que, viste, una noche que estás siendo amigo de alguien y no da más.
Lo más ridículo que os ha pasado alguna vez en la vida.
Andrés: Muchas cosas ridículas nos pasaron porque hacemos teatro y hacemos giras. Una vez, hacíamos un bolo y había una señora mayor en el público que comentaba todo en voz alta. Estaba sola, tomando un café y comentaba todo. Y, entonces en un momento, como ya no aguantábamos más, la subimos al escenario con nosotros y le pusimos su mesa y su silla en el escenario. Y seguimos haciendo el espectáculo y ella siguió comentando, pero como parte del espectáculo. No sé cómo lo hicimos, pero éramos muy jóvenes y nos animábamos a hacer eso. Ahora, si me preguntases a qué no me animo, a eso no me animo.
¿Algo que os gustaría volver a revivir del pasado?
Andrés: Que Maradona siga vivo. Revivirlo.
Gadiel: Lo que me gustaría es un rato jugar al fútbol bajo la lluvia y después bañarme en agua caliente, siendo niño. Por un rato de eso, estoy contento.
¿Qué tipos de espectadores sois? ¿Qué os gusta ir a ver al teatro?
Gadiel: De todo, de todo. Me gusta ver de todo.
Andrés: Si ensayaron, yo ya estoy contento. Con eso nos alcanza, con eso soy feliz.
Habláis de “miedos a montones, como melones”. ¿Cuántos melones equivaldrían vuestros miedos a…?
Viajar en avión.
Gadiel: El avión es casi un cuarto de melón.
Andrés: Sí, un cuarto. Yo le tengo miedo a las arañas.
Pues es mi siguiente pregunta: Las arañas.
Andrés: Sí, entonces serían unos 10 melones.
Gadiel: Yo cinco.
Quedarte encerrado en un ascensor.
Andrés: No, ahí un melón.
Gadiel: Uy, ahí, 25 kilos de melones.
Andrés: A mí me pasó que me quedé encerrado con un amigo y tenía una caja de herramientas y lo abrió. Así que fue una suerte quedarme encerrado con él.
Que nadie se riera en vuestras funciones.
Gadiel: Pueden ser 3 melones, del 1 al 10.
Andrés: Sí, no hay problema con eso.
Que no queden milanesas al ir a comer a un restaurante.
Los dos: A eso sí, muchos melones. 8.000 melones.
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