Que las mujeres creadoras lo han tenido mucho más difícil que sus compañeros varones es algo que pocos se atreven a poner en duda hoy en día. La realidad es que todavía quedan innumerables artistas cuyos trabajos, a pesar de su calidad o pertinencia, no han pasado a la historia o han sido borrados del relato colectivo. Tener esta certeza no evita que cuando descubrimos la obra de una de esas mujeres olvidadas nos acometa una profunda sensación de injusticia y tristeza. Una de estas mujeres es Luisa Carnés, cuya novela Tea Rooms recuperó y adaptó a la escena la pasada temporada la directora Laila Ripoll. La pieza podrá verse de nuevo del 20 de octubre al 6 de noviembre en el Fernán Gómez Centro Cultural de la Villa.
Un retrato de las mujeres trabajadoras
La escritora y periodista Luisa Carnés está considerada hoy una de las voces más importantes de la generación del 27 y una narradora esencial de la novela social de la época. En Tea Rooms la escritora madrileña cuenta las aventuras y desventuras de un grupo de mujeres proletarias de los años 30 que trabajan en un confitería de la capital. La historia parte de su propia experiencia trabajando en el histórico Viena Capellanes de la Calle Arenal, al lado de Ópera, que cerró sus puertas centenarias hace poco menos de cuatro años. De hecho, como apuntó la directora, en las proyecciones de Emilio Valenzuela que acompañan la función se puede observar el Teatro Real como homenaje a la vivencia de la autora.
Ripoll lleva a la escena una adaptación de esta novela que se publicó por primera vez en 1934 y que fue reeditada en 2016 por Hoja de Lata. La directora del Centro Cultural de la Villa presentó este título, su primera dirección desde que está a la cabeza de la institución, junto al fantástico elenco de la pieza. Las encargadas de dar vida a las empleadas de este local son María Álvarez, Silvia de Pé, Paula Iwasaki, Carolina Rubio, Elisabet Altube y Clara Cabrera. Ripoll, que ya ha trabajado con algunas de estas actrices, repite también con el resto del equipo artístico. Arturo Martín Burgos firma una escenografía envolvente, cuidada y detallista que busca generar una experiencia claustrofóbica e inmersiva, «aunque el teatro siempre es inmersivo», afirmó Ripoll en la presentación la pasada temporada.
La actriz Silvia de Pé llamó la atención sobre la coincidencia de presentar esta función un 8M [de 2022], Día Internacional de la Mujer, casi 60 años después de la muerte de la autora, que falleció en un accidente de tráfico en México, donde estaba exiliada, tras dar una conferencia feminista con motivo de la celebración de esta efemérides. Para el equipo tiene mucho valor el hecho de que a día de hoy «muchas mujeres nos podemos reconocer en este relato«.
La directora habló de cómo la novela llegó a sus manos hace unos años: «La descubrí porque me la reglaron y pensé que tenía una adaptación clarísima, creo que es un novelón«, y añadió, «pedía a gritos que se pudiera representar». Sobre el proceso, Ripoll lo definió como «un viajazo muy cómodo y muy agradable». Sobre la pieza la actriz María Álvarez, que interpreta el personaje de Antonia, afirmaba que «Laila ha hecho una adaptación estupenda del texto en el que «hay un gran retrato de las mujeres de esa época, y de todas la épocas, porque, al final, lo que estamos contando son cosas universales que, por desgracia, siguen pasando» .