Tricicle aterriza hoy en el Teatro Cofidis Alcázar de Madrid con una nueva versión de su montaje Forever Young, una historia de Erik Gadeon, que ya llevaron a los escenarios como directores en 2011. Según la compañía se trata de «un canto a la vida cuando más cerca de la muerta se está«. Para los creadores la pieza tiene un mensaje sencillísimo, que es el secreto de su éxito y que muchas veces se nos olvida: «la vida son cuatro días y no hay que desperdiciarla«.
Han pasado más de once años desde que Joan Gracia, Paco Mir y Carles Sans estrenaron esta pieza, que muchos espectadores recuerdan como una comedia memorable. En este tiempo han pasado muchas cosas, pero, sobre todo, hemos envejecido todos y todas un poco. «Somos diez años más viejos y lo vemos más cerquita» indicaba Mir ayer durante la presentación del montaje en la capital, aunque añadía «estamos más lúdicos que nunca».
Forever Young es, más que una musical, una obra con números musicales, ya que los intérpretes no cantan sus emociones sino que hablan y, además, cantan canciones. Y no solo canciones, auténticos temazos de la historia de la música componen los más de 12 números del espectáculos. Unos números que incluyen incontables temas (¡más de 50!) hilados en forma de «medleys», el término inglés para popurri, ocurrentes y divertidos. Los creadores destacaban sorprendidos que «una cosa que ha pasado este año — durante su estancia en Barcelona — y que antes no pasaba, es que la gente canta».
La pieza narra la historia de seis viejos centenarios interpretados por actores más bien jóvenes por la dificultad técnica y la exigencia física del montaje. Este peculiar grupo pasa la velada en el escenario de un teatro reconvertido en asilo de artistas y algunas noches, los residentes se visten con sus mejores galas y rememoran (o inventan) sus éxitos de antaño en compañía de una enfermera empeñada en martirizarles con canciones infantiles que potencien su psicomotricidad.
«La dificultad está en encontrar un ritmo lento para el cuerpo y que la obra mantenga un ritmo trepidante»
Desde el punto de vista de la interpretación, esta obra presenta grandes retos, aunque el más claro es el de ponerse en la piel de unos nonagenarios sin serlo. Marc Garcia, uno de los actores, que recoge el testigo como director musical, explicaba que «la dificultad está en encontrar un ritmo lento para el cuerpo y que la obra mantenga un ritmo trepidante».
La compañía ha presentado este espectáculo mientras Carles Sans, uno de sus integrantes, prepara su espectáculo en solitario Por fin solo, que estrenará dentro de poco y sobre el que Paco Mir bromeaba: «nosotros estamos preparando ‘Por fin sin él'». La química dentro de la compañía es más que evidente y la ternura y el buen rollo se trasladan al escenario.