La actriz María Hervás protagonizará una de las experiencias teatrales más singulares de este año: The Second Woman (‘La segunda mujer‘) de Nat Randall y Anna Breckon, dos creadoras que trabajan en la intersección de la performance, el vídeo y el cine con sede en Australia. El espectáculo, que empezará el 9 de noviembre a las 19 horas, tiene una duración de 24 horas y parte de una ruptura sentimental: la de Virgina y Marty, dos personajes atrapados en una dinámica relacional estancada. La singularidad del espectáculo reside en su estructura repetitiva, donde la misma historia está protagonizada en todos los casos por María Hervás y por un actor masculino desconocido para la actriz, un rol que cambiará cada vez que finalice la escena, que tiene una duración de 10 minutos. Cada dos horas hay 15 minutos de descanso.
«Es un experimento absoluto, y un acto de entrega total», explica la actriz protagonista. “Tiendo a controlarlo todo mucho, también cuando actúo, y me genera mucha curiosidad ver cómo van a reaccionar mi cuerpo y mis emociones ante el cansancio, la repetición, y los infinitos estímulos que encontraré en estos cien hombres desconocidos”. Hervás compartirá escena con un centenar de hombres diferentes que van desde actores profesionales a personas anónimas que se presten a participar voluntariamente, sin ensayos, y con unas pocas indicaciones como único apoyo. Según sus creadoras, The Second Woman solo existe en el momento de la presentación: “Se crea cada vez que se unen elementos inciertos que, si bien se pueden comisariar y gestionar, nunca se pueden controlar del todo”, explican. «Esto hace que el espectáculo sea vulnerable pero también dinámico, vivo y lleno de posibilidades.»
Otra de las particularidades del espectáculo es que la escenografía está dentro de una caja de cristal llena de cámaras. El público, que podrá entrar y salir de la sala cuando quiera, podrá ver la escena en directo o a través de una proyección, realizada en directo, en una pantalla que habrá en el propio teatro y que permitirá captar al detalle los gestos, expresiones y perspectivas distintas de sus protagonistas. La obra se inspira visualmente en el universo cinematográfico del cine de los años 70, donde los roles de las mujeres eran fácilmente intercambiables, y en concreto en un clásico que ha contribuido a estereotipar los roles femeninos: el melodrama Opening Night (1977) del director John Cassavetes.
Con un equipo creado, a petición de las autoras, por mujeres y personas no binarias, The Second Woman nace como estudio sociológico de los roles de género y pone de manifiesto los mecanismos de poder de género y los privilegios masculinos en la sociedad contemporánea. «De las otras veces que se ha representado, se han podido extraer ciertos comportamientos generalizados de los hombres cuando discuten con las mujeres», explica la actriz. «Sus actitudes tienden a la violencia, y la necesidad de poder, y no tanto a la comunicación detrás del entendimiento, o la sensibilidad.» Y añade: «He ensayado con un actor profesional, al que las directoras han propuesto muchas posibilidades de acercamiento, para que yo me pueda ir familiarizando con la dinámica». Ahora bien, cualquier precaución es poca: «Hay un protocolo que me han enseñado en caso de que la escena se vuelva ‘peligrosa’».
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