Cuando veo a Fernando Delgado-Hierro y a Pablo Chaves en el escenario -y ya van dos- escucho mis pensamientos y preocupaciones en voz alta. Los que yo tengo ahí, muy al fondo, sin desenredar, a los que les pego una patada y aparto porque ahora (me creo yo) no aportan nada, los que no llevo ni a terapia, me los encuentro ahí, en escena, verbalizados. Ahí puestos en un escenario con sus luces y sus sombras. Las cosas que quito de en medio para que no me molesten mucho ellos las ponen encima de una mesa, con un foco y gritando. Por el camino me río un montón, me quedo embobada fijándome en detalles pequeños, en las pelucas, en el […]