Los gigantes de la montaña es un montaje sobre el último texto del dramaturgo y Premio Nobel de Literatura italiano Luigi Pirandello.

Se trata de una obra inacabada que llevará al público al límite entre la fábula y la realidad. Concebida en la década de 1920, se fue publicando periódicamente por actos: el primero, en la revista literaria La Nuova Antología; el segundo, en Quadrivium.

César Barló dirige a seis actores y tres actrices jugando con el realismo mágico que Pirandello propone en este texto de 1937.

Sinopsis

Una compañía de cómicos, liderados por La Condesa Ilse, llega a la Scalogna, un lugar en una isla al pie de la montaña. Cotrone, el Mago, recibe a la compañía con la esperanza de que se queden en aquel caserón lleno de espíritus y fantasmas. Los cómicos, que están en la precariedad absoluta, creen que podrán realizar allí alguna representación de la Fábula del hijo cambiado -obra previa de Pirandello que no llegó a representarse, pero que sirve de base a Los gigantes…- Esperan así salir de la miseria, pero nada más lejos de sus expectativas. El mago Cotrone, su anfitrión, les plantea que allí viven los sueños, esos que la conciencia a veces rechaza para no sentirse fuera de la sociedad. Y esta situación genera el conflicto en la compañía. Ahora deben decidir si quieren actuar en el “mundo” del que vienen o prefieren quedarse en este lugar ideal, donde parece que todo puede hacerse realidad. Cuando, finalmente, deciden ofrecer su espectáculo al mundo de los gigantes, sufren al ver cómo el mundo de lo material y lo prosaico ya no se comunica con el mundo del arte. Y su propuesta se ve desahuciada por el público asistente.
De ahí surge la pregunta que se formula desde Los gigantes de la montaña: ¿Cómo podemos resistir el ímpetu de un sistema que cercena los sueños y nos impone roles establecidos? ¿Podemos crear un espacio en nuestra vida donde nuestros anhelos puedan ser perseguidos y puedan hacerse realidad? Esa es la magia del texto y la base de esta propuesta para el público del siglo XXI.

En palabras de César Barló

Luigi Pirandello dejó inacabado su último texto. Sucede a menudo que los maestros del arte escénico maceran su material a lo largo de su vida y lo destilan en una última oda al teatro. Dos ejemplos: El castigo sin venganza, de Lope de Vega, o La tempestad, de William Shakespeare. A este corpus pertenece Los gigantes de la montaña. Una obra que se eleva sobre las anteriores del autor y de sus coetáneos, y se instala en la historia de la representación teatral.

Pirandello concentra el estudio y la investigación de toda una vida en una fábula que trasciende la dualidad conocida de “persona – personaje” para profundizar en el pensamiento y vislumbrar un nuevo nivel dicotómico: “ser – deseo de ser”.

Los Gigantes siguen morando en lo alto de la montaña y deciden el camino que debemos transitar los mortales. Y nosotros, los mortales, por cientos de causas, finalmente aceptamos su directiva para que nuestra vida transcurra por los cauces que ellos crean, lejos de la ilusión, la imaginación, el riesgo. Estos Gigantes han conseguido que, mientras nos conformamos con ser, no nos preguntemos qué deseamos ser.

Ante eso nos rebelamos y queremos que el público nos acompañe hasta la Scalogna, un lugar a medio camino entre lo mágico, lo real y lo mítico. El teatro debe servir para desvelar estos misterios humanos. El escenario es el espacio donde investigarlos y la representación el tiempo de compartirlos.

Esta es la plataforma de creación para la compañía AlmaViva Teatro. Los motores de un proyecto pueden ser varios, pero en el tiempo que estamos viviendo, en un mundo que se desmorona por momentos, es importante crear un encuentro donde reflexionar sobre esta idea: ¿cómo nos enfrentamos a la vida?

Pirandello nos reta a descubrir estos lugares en nuestro interior y en el teatro para definir los rasgos que definen nuestra comunidad. En nuestro siglo XXI, hoy, esta idea de teatro es más necesaria que nunca. Como dejó escrito Strehler, allá por 1994, en sus notas de dirección sobre este mismo texto:

No se trata de “rehacer”, para quién sabe qué conveniencia inexistente, un espectáculo del pasado lejano; sino para reafirmar, aún más trágicamente que nunca con un espectáculo hoy, la gran confusión que nos rodea.

Viajemos, pues, a la Scalogna y dejémonos llevar por la magia, el riesgo y la poesía que entendemos en nuestro teatro.

Sobre la compañía

AlmaViva Teatro nos presenta un montaje arriesgado, con nueve actores y actrices en escena, que plantean cómo nos relacionamos con “el otro” y qué posición tomamos ante la vida, en un diálogo con los espectadores desde el punto de vista más genuino y humano. La compañía llega al teatro Fernán Gómez. Centro Cultural de la Villa después de casi veinte años de trayectoria. A lo largo de este tiempo ha investigado sobre textos poco representados, siempre con un calado social y con una puesta en escena basada en la relación con el público, buscando una experiencia que quede impregnada en él y consiga trasladarle una perspectiva humana social a través del teatro.

Edad:
todos los públicos

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Sinopsis
Una compañía de cómicos, liderados por La Condesa Ilse, llega a la Scalogna, un lugar en una isla al pie de la montaña. Cotrone, el Mago, recibe a la compañía con la esperanza de que se queden en aquel caserón lleno de espíritus y fantasmas. Los cómicos, que están en la precariedad absoluta, creen que podrán realizar allí alguna representación de la Fábula del hijo cambiado -obra previa de Pirandello que no llegó a representarse, pero que sirve de base a Los gigantes…- Esperan así salir de la miseria, pero nada más lejos de sus expectativas. El mago Cotrone, su anfitrión, les plantea que allí viven los sueños, esos que la conciencia a veces rechaza para no sentirse fuera de la sociedad. Y esta situación genera el conflicto en la compañía. Ahora deben decidir si quieren actuar en el “mundo” del que vienen o prefieren quedarse en este lugar ideal, donde parece que todo puede hacerse realidad. Cuando, finalmente, deciden ofrecer su espectáculo al mundo de los gigantes, sufren al ver cómo el mundo de lo material y lo prosaico ya no se comunica con el mundo del arte. Y su propuesta se ve desahuciada por el público asistente.
De ahí surge la pregunta que se formula desde Los gigantes de la montaña: ¿Cómo podemos resistir el ímpetu de un sistema que cercena los sueños y nos impone roles establecidos? ¿Podemos crear un espacio en nuestra vida donde nuestros anhelos puedan ser perseguidos y puedan hacerse realidad? Esa es la magia del texto y la base de esta propuesta para el público del siglo XXI.
En palabras de César Barló

Luigi Pirandello dejó inacabado su último texto. Sucede a menudo que los maestros del arte escénico maceran su material a lo largo de su vida y lo destilan en una última oda al teatro. Dos ejemplos: El castigo sin venganza, de Lope de Vega, o La tempestad, de William Shakespeare. A este corpus pertenece Los gigantes de la montaña. Una obra que se eleva sobre las anteriores del autor y de sus coetáneos, y se instala en la historia de la representación teatral.

Pirandello concentra el estudio y la investigación de toda una vida en una fábula que trasciende la dualidad conocida de “persona – personaje” para profundizar en el pensamiento y vislumbrar un nuevo nivel dicotómico: “ser – deseo de ser”.

Los Gigantes siguen morando en lo alto de la montaña y deciden el camino que debemos transitar los mortales. Y nosotros, los mortales, por cientos de causas, finalmente aceptamos su directiva para que nuestra vida transcurra por los cauces que ellos crean, lejos de la ilusión, la imaginación, el riesgo. Estos Gigantes han conseguido que, mientras nos conformamos con ser, no nos preguntemos qué deseamos ser.

Ante eso nos rebelamos y queremos que el público nos acompañe hasta la Scalogna, un lugar a medio camino entre lo mágico, lo real y lo mítico. El teatro debe servir para desvelar estos misterios humanos. El escenario es el espacio donde investigarlos y la representación el tiempo de compartirlos.

Esta es la plataforma de creación para la compañía AlmaViva Teatro. Los motores de un proyecto pueden ser varios, pero en el tiempo que estamos viviendo, en un mundo que se desmorona por momentos, es importante crear un encuentro donde reflexionar sobre esta idea: ¿cómo nos enfrentamos a la vida?

Pirandello nos reta a descubrir estos lugares en nuestro interior y en el teatro para definir los rasgos que definen nuestra comunidad. En nuestro siglo XXI, hoy, esta idea de teatro es más necesaria que nunca. Como dejó escrito Strehler, allá por 1994, en sus notas de dirección sobre este mismo texto:

No se trata de “rehacer”, para quién sabe qué conveniencia inexistente, un espectáculo del pasado lejano; sino para reafirmar, aún más trágicamente que nunca con un espectáculo hoy, la gran confusión que nos rodea.

Viajemos, pues, a la Scalogna y dejémonos llevar por la magia, el riesgo y la poesía que entendemos en nuestro teatro.

Sobre la compañía

AlmaViva Teatro nos presenta un montaje arriesgado, con nueve actores y actrices en escena, que plantean cómo nos relacionamos con “el otro” y qué posición tomamos ante la vida, en un diálogo con los espectadores desde el punto de vista más genuino y humano. La compañía llega al teatro Fernán Gómez. Centro Cultural de la Villa después de casi veinte años de trayectoria. A lo largo de este tiempo ha investigado sobre textos poco representados, siempre con un calado social y con una puesta en escena basada en la relación con el público, buscando una experiencia que quede impregnada en él y consiga trasladarle una perspectiva humana social a través del teatro.

Fotos y vídeos
Opiniones del espectáculo 2
  • Florentino Paredes
    Teatro Madrid
  • Luigi Tuiteatrero
    Luigi Tuiteatrero
    Teatro Madrid
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