Maricas todas

Fuimos a ver «Maricas todas» con la expectativa de pasar un buen rato, sabiendo que sería una obra ligera y distendida que jugaría con la vivencia gay y el humor más simple. Aun así, lo que nos encontramos fue algo cercano al esperpento involuntario, con un humor que no funcionaba realmente y que desaprovecha sus temas, siendo superficial cuando podría sacar algo de chicha (hacer humor no exime de hacer reflexión). Es estridente y zafia y con algo de homofobia/transfobia inconsciente, más cercana a José Luis Moreno de lo que ella se piensa.

Hacer teatro LGTBI también tiene que ir de la mano con ser algo «responsable», porque estás sobre un escenario y estás visibilizando y estás enseñando cosas a un público que muchas veces no va a conocer esa realidad. A estas alturas, queda ya trillado (por ejemplo) unir siempre lo hetero con lo malo, o humillar a aquellos que son católicos y gays por el mero hecho de serlo. Superadlo. Una pena; una oportunidad desaprovechada. No vale anunciarse como una comedia sin prejuicios cuando está llena de ellos.

Lo mejor: los actores, muy sólidos, muy en sincronía y muy finos. Transmiten buen rollo. También la entrañable canción ‘Arcoiris,’ al igual que la emoción que inundaba al elenco al terminar el bolo.

Por otro lado: si «Los chicos de la banda,» obra pionera y con la que tiene similitudes formales, abrió camino, «Maricas todas» demuestra que sí, ese camino se abrió, y gracias a ello existen obras como éstas, imperfectas y fallidas, pero al menos están.

La gran pregunta sin respuesta: ¿por qué en el cartel salen cinco actores si luego sólo hay cuatro? Pasé toda la obra esperando una aparición que no tiene lugar. ¿Tanto cuesta cambiar el material promocional?

‘Maricas Todas’ es una comedia de enredos con muy buena intención y buenas ideas, pero mal ejecutada. A pesar de sus semejanzas a ‘Los chicos de la banda’, tiene una buena premisa; pero el lenguaje es muy estridente y amateur. Todo el argumento es muy inverosímil, poco creíble y con chistes a lo cacaculopedopis. No tiene ningún mensaje, y aunque quiera ir de abanderado del colectivo, tiene un tufillo homófobo y transfobo. ¿Por qué un personaje transexual tiene que interpretarlo una mujer cis?

Quizás sea yo el que este humor no le haga mucha gracia, porque el teatro sí que se lo pasó bien. A su favor tiene buenas interpretaciones – aunque estaría bien 10 tonos menos de intensidad – y una intención buenrollera.