Xavier Albertí adapta y dirige una nueva versión del clásico de Tirso de Molina El burlador de Sevilla, obra que recoge el nacimiento de uno de los grandes mitos europeos.
Sinopsis
Molière, Goldoni o Da Ponte son solo algunos de los dramaturgos y autores de libretos de ópera que quedaron fascinados por la figura de Don Juan, una de las grandes aportaciones del imaginario castellano a la cultura europea, con permiso de Don Quijote. Su historia, dicen, se basa en la de un personaje real que habría vivido en la Sevilla del siglo XVII, pero el primero que puso negro sobre blanco su historia, o una ficción basada en los hechos que habría protagonizado, fue, según dicen, Tirso de Molina, dos siglos antes de que José Zorrilla escribiera su célebre Don Juan Tenorio. Hay dudas, sin embargo, sobre la autoría real de El burlador de Sevilla, una pieza publicada hacia 1630 con fines moralizantes y que nos presenta a un libertino que, a pesar de cometer sus pecados de manera consciente, cree en Dios y confía en el arrepentimiento final y en la clemencia divina para lograr la salvación. Popular desde hace siglos como protagonista de obras de arte, piezas de teatro, sátiras y relatos humorísticos, nos enfrenta a los dilemas éticos, morales e incluso jurídicos que presenta la sexualidad humana. Y la figura que representa no pasa de moda, sino que se adapta, por obra y gracia de los distintos dramaturgos que la han llevado a escena según el momento, ajustándola a las diferentes sensibilidades de cada época. ¿Cuáles serían hoy los poderes morales que perseguirían a nuestro libertino? ¿Con qué límites se encontraría en sus aventuras?
Castellano
Molière, Goldoni o Da Ponte son solo algunos de los dramaturgos y autores de libretos de ópera que quedaron fascinados por la figura de Don Juan, una de las grandes aportaciones del imaginario castellano a la cultura europea, con permiso de Don Quijote. Su historia, dicen, se basa en la de un personaje real que habría vivido en la Sevilla del siglo XVII, pero el primero que puso negro sobre blanco su historia, o una ficción basada en los hechos que habría protagonizado, fue, según dicen, Tirso de Molina, dos siglos antes de que José Zorrilla escribiera su célebre Don Juan Tenorio. Hay dudas, sin embargo, sobre la autoría real de El burlador de Sevilla, una pieza publicada hacia 1630 con fines moralizantes y que nos presenta a un libertino que, a pesar de cometer sus pecados de manera consciente, cree en Dios y confía en el arrepentimiento final y en la clemencia divina para lograr la salvación. Popular desde hace siglos como protagonista de obras de arte, piezas de teatro, sátiras y relatos humorísticos, nos enfrenta a los dilemas éticos, morales e incluso jurídicos que presenta la sexualidad humana. Y la figura que representa no pasa de moda, sino que se adapta, por obra y gracia de los distintos dramaturgos que la han llevado a escena según el momento, ajustándola a las diferentes sensibilidades de cada época. ¿Cuáles serían hoy los poderes morales que perseguirían a nuestro libertino? ¿Con qué límites se encontraría en sus aventuras?
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- Adaptación:
Xavier Albertí - Dramaturgia:
Albert Arribas - Ayudantía de dirección:
Jorge Gonzalo - Escenografía:
Max Glaenzel - Iluminación:
Juan Gómez-Cornejo - Sonido:
Mariano García - Vestuario:
Marian García Mila - Fotografía:
Sergio Parra - Producción:
Compañía Nacional de Teatro Clásico
Grec Festival de Barcelona