Soy muy fan del Cine Musical, y me he criado en una familia donde las mejores películas de este género formaron parte de mi educación. Y en concreto, Cantando bajo la lluvia ha sido y es, una de esas películas que podría describir de principio a fin sin excluir detalle (la he visto unas 15 veces…). Os cuento esto, porque lo que yo esperaba de este espectáculo, y siendo muy sincera, era algo aceptable, correcto, un «está bien», pero lo que vi en el Nuevo Apolo, fue muy especial.
Ángel Llacer y Manu Guix han sabido conectar con un público, que como yo, estamos hartos de ver la mítica película y somos muy exigentes con algunas escenas irrepetibles e inolvidables de la gran pantalla. Han ido más allá, y lejos de imitar a pies juntillas a un Gene Kelly o a un Donald O’Connor, han dado el toque mágico a estos personajes, y han dirigido a los actores a una interpretación excepcional, y con un respeto máximo a la esencia de esta obra maestra. Les han situado en un escenario con una escenografía buenísima, inteligente, con efectos de los que te quedas pegado a la butaca y se te abren los ojos como platos…¡Bravo!
No puedo más que felicitar a estos dos señores por este trabajo y a todo el elenco por habernos hecho pasar un rato tan divertido y tan bonito. De veras, hacía tiempo que no disfrutaba tanto en el teatro.
¡No os lo perdáis!