La evolución como actriz de Carmen Machi, vista con una cierta perspectiva, ha sido espectacular. Conocida por el gran público como secundaria en la serie Siete vidas y, más adelante, por Aída, hoy nadie pone en entredicho su gran talla de actriz de teatro dramática y, en realidad, todoterreno. Y es que esta artista madrileña ya ha demostrado de lo que es capaz en montajes anteriores como La tortuga de Darwin, Falstaff o Almuerzo en casa de los Wittgenstein. Es por este motivo que el espectador que acude a ver su trabajo en Juicio a una zorra ya tiene la predisposición de asistir a un recital de talento. Y, la verdad, es que no decepciona lo más mínimo. Miguel del Arco ha escrito un texto brillante basado en el personaje de Helena de Troya que sabe combinar muy bien el espíritu clásico con ideas contemporáneas (como el feminismo) y un lenguaje que se permite, a veces, ser más cercano e impactante. Pero, sobre todo, del Arco ha dirigido a su protagonista con precisión, canalizando su fuerza inconmensurable hacia donde le interesa, haciendo del monólogo un viaje a alucinante. Es fresco y desgarrador. Está lleno de belleza y melancolia. Araña el alma. Es difícil pensar, de entrada, en Machi encarnando a la mujer más guapa del mundo, según la mitología… y, sin embargo, es aún más complicado imaginar a otra haciéndolo al salir del espectáculo. Un verdadero placer.
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