Ayer tuve la oportunidad de ver FitzRoy en el Teatro Maravillas, y salí con una sensación muy positiva. Es una comedia inteligente, con momentos de tensión y humor muy bien medidos. Si bien la acción tarda un poco en arrancar, el ritmo pausado del inicio permite conocer a fondo a los personajes y sus motivaciones, lo cual enriquece mucho la historia.
El mayor aplauso, sin duda, es para las cuatro actrices. Amparo Larrañaga, Ruth Díaz, Cecilia Solaguren y Anna Carreño están fantásticas. Naturales, precisas, con una dicción impecable y una memoria que impresiona. Llenan el escenario con una energía constante y auténtica.
La escenografía es otro punto fuerte. Está tan bien compuesta que, por momentos, parecía que estábamos viendo una película. Ese efecto visual, sumado a una dirección muy cuidada de Sergi Belbel, hace que la experiencia teatral sea original y muy envolvente.
En resumen, FitzRoy es una obra que vale la pena ver. Una historia de mujeres fuertes, enfrentando desafíos físicos y emocionales, contada con humor, humanidad y un montaje de gran calidad.