Agrippina, la emperatriz romana manipuladora y seductora a partes iguales, se sube a las tablas de los grandes escenarios operísticos del panorama internacional de la mano de Maxim Emelyanychev, al clave, y su Il Pomo d’Oro al puro estilo HIP (historically informed performance).
Todo el reparto está sublime en un formato de la ópera händeliana en concierto en el que el dramma per musica en tres actos, sabe a poco.
Los internacionalmente reconocidos Joyce DiDonato (Agrippina) y Franco Fagioli (Nerone) destacan sobre el resto y demuestran por qué abanderan unas de las voces más reconocidas del repertorio barroco. Di Donato mantiene una línea de canto magistral a lo largo de las más de 3 horas de duración de la ópera con apariciones estelares en ‘Pensieri voi mi tormentate‘ o ‘L’alma mia fra le tempeste’.
Elsa Benoit (Poppea) completa el elenco femenino con una actuación inmejorable, cuya regularidad sorprende en una soprano tan joven. Xavier Sabata (Ottone) va de menos a más alcanzando grandes momentos de virtuosismo en su fraseo.
Renato Dolcini que, de hecho, debutó en el papel de Claudio en el Teatro Real, está más que correcto sobresaliendo en los graves dado su timbre envolvente.
Carlo Vistoli (Narciso), Andrea Mastroni (Pallante) y Biagio Pizzuti (Lesbo) demuestran un pleno dominio de los recursos vocales en sus correspondientes papeles.
Una velada esencialmente barroca en la que disfrutar de los tejemanejes de la curia romana.