José Padilla tiene un don – y mucha dedicación- para acercar el teatro al público más joven: por los temas que trata, el universo de referencias que usa y su fluido y vibrante modo de contar y dirigir. Padilla bebe de las redes sociales, de las series, de los comics, de los viedojuegos, del cine… y, por supuesto, del teatro, para enganchar al público con dramaturgias creadas para introducirlo en sus juegos de ritmo trepidante y tensión.
En Dados, como ya hizo en Haz Clic Aquí (para mí uno de los mejores “escritos en escena” que ha pasado por la Sala de la Princesa del María Guerrero) trata un tema sensible (en este caso la identidad de género) desde un lugar nada común, ni condescendiente ni maniqueo, invitándonos a entrar en el juego vital de «X» e «Y», dos personajes que se miran en el espejo para ofrecernos dos caras de una misma moneda: Adolescencia y madurez, negación y aceptación, miedo y serenidad.
El ritmo de la obra (de apenas una hora de duración) es trepidante, el espacio sonoro y la iluminación crean atmósfera, te sumergen en el mundo de X ; la escenografía es sencilla y eficaz…y el trabajo de dirección e interpretación, una maravilla: Almudena Puyo, una actriz a la que seguir a partir de ahora y cuyo “X” no da respiro al espectador, es todo un descubrimiento. La apuesta por el fantástico Juan Blanco, un acierto: Compone un ” Y” que transita su personaje en un crescendo vibrante, atrapándote en sus redes con maestría: Un auténtico placer redescubrilo en cada trabajo.
Un público de joven a muy mayor llenaba ayer la sala negra de los Teatros del Canal y despidió la función con una -a mi gusto muy merecida- larga ovación en pie.