La Joven Compañía, en una mezcla explosiva con la dirección de Miguel del Arco y la dramaturgia de Irma Correa y Nando López a partir de los versos de Federico García Lorca, recorren la vida del granadino desde su juventud en su Granada natal hasta su asesinato en manos de los falangistas. Ana Bokesa, Álvaro Fontalba, Xoán Fórneas, Pascual Laborda y Nono Mateos se alternan en el personaje de Lorca a medida que avanza la poesía; Federico anida dentro de cada ser y desde ese lugar vuela hasta el infinito.
La escenografía de Paco Azorín es simplemente sublime; unos engranajes que giran y giran, como gira la vida, como gira la muerte. Asimismo, resulta prácticamente mágica la manera en la que Arnau Vilà ilustra todos los pasajes del texto a través de una música punzante y alternante en cuanto a sus estilos cuya coreografía queda en manos de Andoni Larrabeiti.
La figura de Lorca que nada entre la Residencia de Estudiantes, Nueva York y Granada, esconde tras de sí una vida marcada por el amor, la sabiduría y la poesía iluminada (por Juan Gómez-Cornejo) por la luna, que no estrella, del poeta.
Miguel del Arco, una vez más, genera imágenes preciosistas en cada rincón del escenario alcanzando niveles cuasi oníricos.
Que este año lorquiano también nos sirva para sobrepasar los límites del teatro hacia la vida y la acción. Tal y como asiente el granadino en sus últimos suspiros; la muerte del poeta es su mayor victoria.