Posiblemente sea uno de los mejores monólogos que he visto en mi vida junto con el de Lola Herrera en Cinco hora con Mario y eso que el Ulises (1922) del irlandés James Joyce es una de esas obras que siempre se me ha atragantado por su excesivo experimentalismo formal y su gran extensión. Posiblemente sea ahora, gracias a esta adaptación, que me anime a iniciar y concluir un proyecto de lectura fallido, tantas veces empezado como desechado. En este soberbio montaje, la valenciana Magüi Mira se mete en la piel de Molly Bloom, la esposa del protagonista de la novela de Joyce. Como una nueva Penélope de comienzos del siglo XX que aguarda a su marido Ulises/Leopold, Molly se desnuda emocionalmente. Su confesión nos permite adentrarnos en sus anhelos y deseos más íntimos, atreviéndose a decir cosas tabúes que hasta entonces no estaban (y siguen sin estarlo) bien vistas si las decía una mujer. Es precisamente a través de sus palabras (y de una potente e impecable interpretación) que el testimonio de esta mujer sirve como reflejo de la situación de la mujer en una época. Sus palabras están cargadas de pasión y de dolor y es en ese dolor donde Molly reivindica el papel de la mujer y la aspiración latente a que algún día, las mujeres gocen de los mismos derechos y privilegios que los hombres sin que puedan ser juzgadas por ello. Habría que preguntarse, a pesar de los avances, cuánto nos queda todavía para acabar con el machismo enquistado.
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