Miriam Vázquez y Lara Dibildos nos introducen en esta historia de una manera muy natural, dos mujeres que se conocen por casualidad (o necesidad) dentro de la inmensa ciudad de Nueva York.
Ambas comparten un pasado con parejas masculinas en las que las cosas no parecen haber salido bien y encuentran entre ellas puntos en común, ganas de compartir tiempo y de conocer más una de la otra.
La «amistad» va creciendo entre ellas hasta darse cuenta de esa necesidad de no dejarse escapar.
Es una actuación magistral de ambas donde los cambios escénicos emocionales de Lara Dibildos destacan por encima de todo.
La obra se balancea entre el presente y el futuro mostrando el proceso de enamoramiento y las desgraciadas consecuencias del mismo, la intolerancia hace acto de presencia para devolvernos a la cruda realidad que todavía se vive hoy en día.
Una escena final especial, preciosa, cargada de una emoción y que pone los pelos de punta.
Merece la pena vivir este laberinto de emociones y acompañar a estos grandes personajes en su descubrimiento.