Carlos Be es uno de nuestros autores contemporáneos más contundentes, le gusta practicar un tipo de teatro de impacto que nos lleva por terrenos incómodos. Creó junto a Fran Arráez la Zombie Company y montó títulos como Muere Numancia Muere, acaba de estrenar una película tan atípica y valiente como Llueven Vacas. Convirtió el teatro de proximidad de La Casa de la Portera o La Pensión de las Pulgas en un callejón oscuro de nuestra conciencia con Peceras, Dorian o Añicos, mostrando el lado más turbio de nuestra sociedad, y a la vez ha sido capaz de dar un volantazo en su estilo y poner en escena una tragicomedia musical como Elepé o crear montajes performánticos como Amén que nos hacen revolvernos en nuestros asientos.
Un autor, venido a director, de nuestro teatro Off que siembra polémica y destapa acalorados debates entre los espectadores que visitan sus puestas en escena. Un creador que tiende a poner el dedo en la herida que más escuece para hacer de lo descarnado, un buen instante que contar ante los ojos incómodos de quien se atreva a mirar. Ahora se ha sacado de la manga una comedia, Mala Hierbas, que podríamos calificar como un “Vodevil protesta” que guarda mucha más sustancia en su interior de lo que quiere hacernos creer con las primeras carcajadas.
Teatro Madrid.- Malas Hierbas, protagonista de tu teatro, ¿cómo ha sido el regreso a la comedia?
Carlos Be.- El giro me vino con los 40, creo que ya he cubierto el cupo trágico. Ahora me gustaría tocar comedia, me parece más complicada. Tengo algún texto inédito con el que ya me pondré, hice Comedia fallida ¡que ya lo bauticé a lo grande! – Bromea- Una apuesta bastante grande de Cuarta Pared, que estuvo muy bien y ahora Malas Hierbas. Me meto en la primera obra de comedia que me ha salido negra, me podía haber salido de otro color, pero el encargo era que fuera negra y creo que he cumplido bien el encargo.
TM.- ¿Estás explorando diferentes tipos de comedia?
CB.- Sí, me divierto mucho con lo que se vive durante la escritura, luego se refleja en el escenario. Realmente escribir solo comedia es muy divertido. Te ríes de ti mismo, pero también hacen falta unos pocos años para llegar a eso y yo creo que ya me han llegado.
TM.- Es todo un viaje de géneros hasta llegar al teatro que haces hoy, ¿no?
CB.- Bueno, Elepé era más melodramático, más “almodovariano”, se acercaba un poquito a la comedia, pero daba el hachazo a media función y ya se volvía todo gris. Numancia era tragedia desgarradora de cortarse las venas sin posibilidad de escapatoria a los personajes. Carmen Mayordomo, que ha vivido unas cuantas obras mías, aquí, en Malas Hierbas, le decía “Mira a ver un momento así que te puedas emocionar y soltar la lágrima” y me decía “No, estoy harta de llorar en tus obras. Aquí me voy a reír” y la verdad que se lo pasa muy bien.
TM.- Hablas de Carmen Mayordomo, se podría decir que es actriz fetiche de tu teatro.
CB.- ¡O yo su autor fetiche!
TM.- ¡También!
CB.- Es muy sencillo con Carmen porque todo lo borda. De hecho mi llegada desde Barcelona fue gracias a ella. El Teatro de las Aguas fue el primero que programó el montaje de Achicorias en el 2008 con Carmen como programadora.
TM.- Para ciertos aficionados al teatro, Carmen Mayordomo es reclamo suficiente para ir a ver una función.
CB.- Debería haber más espectadores que la disfrutaran, pero bueno, el talento tiene un precio. Yo se lo digo siempre: “En cualquier momento ¡adiós! porque se te roban ahí arriba y ya está, ya te hemos visto”. A ella le gustan los riesgos, por eso ha hecho tanto Off. Le gusta explorar nuevos límites y ya ves que llega y los rebasa. Y le gustan mucho también los dramaturgos contemporáneos. Yo la conocí trabajando con Manuel De que es mi primo literario, también ha estado con Carles Harillo, en Los Buitres, luego con Sergio Martínez Vila con En la ley…
TM.- Incluso con la comedia tu teatro sigue siendo de impacto .
CB.- Sí, de hecho ahora, viendo la obra, me asombro yo mismo de las barbaridades que se están cometiendo en escena. ¿Qué cambia? Que te ríes en vez de sufrirlo. El público se modula muy bien, sabe cuándo es la risa que se promueve y cuando ya viene con mensaje. Se nota una pausa como un “¡Ay! Me hace gracia, pero no…” Vamos intercalando para todos los gustos.
TM.- Vamos a hablar de la polémica con Peceras, ¿qué pasa con este montaje que lleva tanto tiempo y ahora se levanta esta polvareda?
CB.- Sin pretender ir de sobrado, es algo que vaticinamos en la compañía, sabíamos que la podíamos liar. Pensábamos que nos iban a dar por la tendencia política, pero nos han dado por el tema que estaba en la obra desde el principio, el machismo ¡De repente la obra parece machista! Nos pilló por sorpresa y llegamos a la misma conclusión, las tendencias de la gente cada vez son más reaccionarias, conservadoras y extremas. Tanto por un lado como por el otro.
TM.- ¿Qué crees que ha pasado? ¿No se ha llegado a entender la propuesta? ¿La gente no ha profundizado en la denuncia?
CB.- Es lo que nos decía alguien por redes sociales. Es como ver El Gran Dictador y pensar que Charles Chaplin es Hitler y quiere destruir la humanidad. Si te quedas a ese nivel de lectura, es muy preocupante. También una crítica decía algo así como que la obra iba dirigida a una sociedad enferma y que se sentía como si la acusáramos de sentirse enferma. Efectivamente, la sociedad está muy enferma. Ha dado en el clavo. A la compañía nos encantó el remate final, decía algo así como “Revísate la conciencia como se la tiene que revisar Haneke” ¡Es fabuloso! Y además esta polémica también venía alimentada por otros individuos de las redes.
TM.- Es curioso que se haya generado esta especie de bola de nieve. Todo el mundo ha visto la propuesta, todo el mundo ha tenido su opinión, pero de repente, después de todo ese recorrido que lleva Peceras, aparecen estas reacciones…
CB.- La gente sale o estimulada, porque ha pillado el tono que tiene la propuesta, o muy enfadada con la realidad que se está mostrando, pero después de cinco años, es la primera vez que alguien se queda en el escaparate, en la literalidad de lo que se está diciendo. A mí me deja sorprendido y me da miedo. Se está estimulando el proferir semejantes estupideces desde la comodidad y los brotes extremistas. En el caso de las redes, yo dije “Por favor argumenta”, me dijeron que no y dije “Pues no te vas a quedar ahí soltándome insultos y dejándome clavado en la pared con tu escupitajo”.
TM.- ¿Ese no hubiera sido un momento interesante para dialogar?
CB.- Mi respuesta fue “cuéntamelo” porque decir “El autor justifica la violencia” pues no, yo no voy diciendo “tú vas violando niños o pegando a las mujeres” por twitter, así que si tú vas diciendo por ahí que yo justifico que la gente haga cosas así, arguméntame qué te ha llevado a pensar eso, pero no me dejes vendido en twitter. Por otro lado estuvo muy bien el apoyo de la gente que ya había visto la obra y estaba tan sorprendida como nosotros.
TM.- Y de repente, después de esto, llega Llueven Vacas. Volvemos sobre el mismo tema, pero en cine.
CB.- Ahí los haters no han salido, no hemos tenido problemas con la película. Puede gustar más o menos, pero nadie dice que estoy promoviendo que se maten mujeres. Y eso que el mecanismo es mucho más enrevesado. Lo que no puedes creerte es que, lo que se está planteando en una ficción, sea real y además posicionarte en el lado de lo que estás criticando. ¿Hasta qué punto la gente se cree, no ya las noticias, si no las películas? Realmente, sin conocerme, es muy atrevido y muy irracional. Sorprenden estas reacciones por conocimiento o por desconocimiento.
TM.- Conociendo tu trayectoria, es curioso que ahora hayas publicado un libro infantil.
CB.- ¿Por qué? Yo creo que es parte de mi trayectoria: No tener trayectoria. Siempre me ha gustado. Por ejemplo, cuando hice Muere Numancia Muere, dije “Venga, ya he hecho la mega tragedia, ahora no voy a hacer otra igual” y me pasé a Elepé, años 80, musical… y ahora he saltado, en vez de una valla, dos y me he ido a la literatura infantil para niños de 4 a 6 años. Está escrito hace tres años y ha salido ahora. El libro se ha traducido directamente al checo y se distribuirá en guarderías checas.
TM.- Siempre te vemos a caballo entre Madrid y Praga ¿Qué es lo que te une a Chequia?
CB.- Fue en el 2006 cuando conocí a la que fue mi pareja durante 10 años, Jan Písařík, que es el cartelista de la Zombie Company y también el ilustrador del libro infantil. Comencé a trabajar allí mucho más rápidamente que en España.
TM.- ¿Cómo fue eso?
CB.- Por entonces vivía en Barcelona y como pasaba el tiempo entre Barcelona y Praga, dije, me voy a buscar un traductor para Origami que es un texto Premio Born de Teatro del 2006 inédito en España. Entré en dos webs de teatros privados que me gustaban mucho y uno de ellos me respondió que lo quería montar. Para nada como en España, aquí lo de la puerta fría no funciona y allí… ¡Me quedé alucinado! Que te escojan como autor y director porque descubran tu talento a través de un texto, me parece insólito. Eso demuestra los criterios que tienen allí y los que existen aquí ¡De repente descubres que allí te quieren! Ya tengo como 7 u 8 obras allí. De hecho me decían que en Chequia soy el segundo autor español más montado después de Calderón de la Barca. Bueno, tampoco es una maravilla porque a Calderón lo montarán dos veces al año y a mí una…
TM.- ¿Tú faceta como director es consecuencia de tu faceta como autor?
CB.- Es consecuencia de que nadie me montase en España. Esto vino en el 2003 a raíz de ganar un Premio CajaEspaña en el 2001 y ver que eso pasaba sin pena ni gloria y que, además, los 2000 ejemplares publicados estaban en un depósito del banco en Valladolid.
TM.- ¿Te pagaron el premio, publicaron el texto y nunca lo distribuyeron?
CB.- Exacto. Lo que hacía era que yo se los pedía al banco y los podía regalar. ¡Promoción cultural! Esto es lo que se hace de cara a la galería y luego lo que te encuentras a pie de terreno. El premio ya no existe, después de mi edición se lo cargaron. Pasé dos años moviendo ese texto y como nadie se interesaba, me puse manos a la obra. Fue un proceso autodidacta, aprendiendo de los actores con los que trabajaba, con Fran Arráez con quien fundé la Zombie Company y luego toda la gente que ha ido pasando. Y ahí sigo, escribiendo y aprendiendo.
TM.- ¿Tienes ganas de que otros directores dirijan tus textos?
CB.- Me encantaría. A mí me gusta mucho estar en casa escribiendo o en cualquier otra parte del mundo. Pero bueno, la dirección es un gustazo también, se disfruta mucho, también le he encontrado el gustillo y me gustaría dirigir algún otro autor de por aquí y de allá -Por Chequia-.
TM.- Pensando en tu giro con la comedia con Malas Hierbas. ¡Un texto de Mihura pasado por Carlos Be, podría ser todo un hallazgo! Malas Hierbas tiene mucho de Mihura.
CB.- Soy de los que me reiría a carcajadas, pero fuera de las otras risas porque tienen grandes réplicas. Yo creo que es de los autores que se tendrían que representar más. Quizá su público está un poco más al norte. Con tener un elenco que no me haga recortar mucho los personajes, me metería ahí ya.
Texto José Antonio Alba
Foto: David Konecny