Peceras

Un estudio bestial sobre la violencia, los límites, hasta dónde podríamos llegar, cuánto podríamos soportar y a qué estaríamos dispuestos. Carlos Be araña dentro de nosotros, nos congela la sonrisa y nos pone delante un espejo delante del cual debemos analizar hasta qué punto soportaríamos un abuso y hasta que punto podríamos ser verdugos. ¿Si realmente existieran peceras en las que la ley nos permitiera dejar correr nuestros impulsos las utilizaríamos? Si no fuera delito golpear, pegar, maltratar y humillar, ¿seríamos capaces de hacerlo? ¿Necesitamos una razón para volvernos unos hijoputas o sólo bastaría con que no nos castigaran por serlo?

Carlos Be ahonda en los límites. En los físicos, en los éticos, en los morales y en los emocionales. Y nos toca donde más nos duele, en nuestro interior negro, oculto y oscuro. Iván Ugalde, Fran Arráez y Carmen Mayordomo brillan y se lucen como lo que son, tres bestias pardas. No hay que perdérselo. El universo Carlos Be es único y personal. Un icono.

He necesitado dejar pasar varias semanas y recomponer tranquilamente mis costuras morales para poder escribir sobre “Peceras”. Ya sabíamos que nos enfrentábamos a un texto de Carlos Be y eso siempre produce un vértigo placentero, porque si hay algo seguro con sus trabajos es que nunca te dejan indiferente, para bien o para mal.

En esta ocasión y arropados por Fran Arráez e Iván Ugalde somos invitados a una fiesta privada de la cual es imposible salir indemne. Dos personajes que acaban convertidos en monstruos ávidos de ilegalidad. Y cuando mas confiados y dispuestos estabamos para participar en aquella juerga, aparece ella, Carmen Mayordomo. Allí estaba esperándonos como la mejor de las anfitrionas, sonrisa  deslumbrante y naturaleza muerta en sus manos. Afilada en los bordes hasta el extremo y adoptando pose de junco acerado dispuesta a resistir cualquier embestida del destino. Agasajándonos con su timbre cálido y envolvente que anestesiaba cualquier atisbo de la tormenta que en pocos minutos se nos vino encima... Continuar leyendo en Tragycom.