Uno de los platos fuertes de esta temporada en el Teatro Real es Dead man walking que llega este viernes para continuar con las celebraciones del bicentenario.
Dead man walking, inspirado en el libro de la hermana Helen Prejean, fue la primera ópera creada por Jake Heggie. Estrenada en el War Memorial Opera House de San Francisco en el año 2000, cuenta con libreto del dramaturgo Terrence McNally, responsable de musicales como El beso de la mujer araña, Ragtime o Master Class. En las seis representaciones que tendrán lugar en el Teatro Real, entre el 26 de enero y el 9 de febrero, contará con las interpretaciones de la aclamada mezzosoprano Joyce DiDonato y el barítono Michael Mayes como protagonistas.
La historia que pone en escena Dead man walking, es conocida por el gran público gracias a la película dirigida por Tim Robbins, titulada en España Pena de Muerte, que le valió el Oscar como mejor actriz a Susan Sarandon. Nos cuenta la historia real vivida por la propia hermana Helen, quien asistió en el corredor de la muerte a un condenado, ayudándole a encontrar el camino del arrepentimiento y la paz interior; hecho que la marcó profundamente “La experiencia de vivir una ejecución, me hizo decidir que tenía que contarlo” comenta la hermana Helen sobre los motivos que la llevaron a publicar el libro. “Esta ópera es un vehículo para que la gente comprenda los derechos humanos y el sufrimiento y sienta en su corazón estas mismas emociones y que todos seamos conscientes de que lo importante es servir a los demás y ser mejores”.
Dead Man Walking es un espectáculo que permite saltarse las convenciones clásicas de la ópera para explorar el territorio del teatro musical y de esa manera, como indicaba Heggie en la rueda de prensa, encontrar “las enormes posibilidades de dirigirla a un público actual”. Tanto es así que desde el año de su estreno hasta la actualidad, ya se han realizado más de 300 funciones de este “artefacto teatral absolutamente devastador” como lo define Joan Matabosch, director artístico del Teatro Real.
Mark Wigglesworth, director musical de la producción que podremos ver en Madrid, destaca que la música en esta ópera “No se impone, está intrínsecamente vinculada a la historia, refleja muy bien la historia. Es un interlocutor estrechamente ligado a lo que vemos en el escenario”. Una puesta en escena a cargo de Leonard Foglia, experto conocedor del trabajo de Heggie, y responsable en esta ocasión de articular los elementos, tanto del libro de la hermana Helen como de la música y el libreto, que recreararán visualmente los aspectos emocionales de esta historia que, según Flogia, “se refiere a nuestra capacidad de perdonar”.
Tanto Michael Mayes como Joyce DiDonato coinciden en definir su trabajo en Dead man walking como “un viaje espiritual”. Mayes comenta que esta ópera “No solo es un entretenimiento, si no un instrumento de curación”, y es que interpretar al asesino Joseph de Rocher, rol al que ha dado vida en repetidas ocasiones, ha definido su carrera musical “No soy un cantante al uso, he tenido que estudiar mucho. La producción del 2002 me abrió una perspectiva nueva y hasta que no me vi enfrentado a una opera como esta, no me vi identificado”. El efecto espiritualmente transformador del espectáculo también afectó a DiDonato, quien comenta “La hermana Helen da un paso hacia el infierno y entra en contacto con lo peor de la sociedad, no solo con los asesinos, también con el sistema carcelario. Ese sufrimiento afecta radicalmente a su vida, acepta voluntaria y convencida, plantando la semilla del amor al dar este paso. Lo hace de una manera humilde y desinteresada. Esta compasión del personaje es lo que nos ha cambiado a todos en este viaje espiritual. Si ella pudo, ¿por qué no yo?”
Texto José Antonio Alba
Fotos © Javier del Real | Teatro Real