EN EL TEATRO DE LA COMEDIA

‘El monstruo de los jardines’: Aquiles juega con la Joven Compañía Nacional de Teatro Clásico en una nueva versión de la comedia calderoniana

Iñaki Rikarte versiona y dirige una mirada contemporánea de la obra mitológica marcada por el enredo y un final trágico

Bea López

La Joven Compañía Nacional de Teatro Clásica estrena una versión actualizada de ‘El monstruo de los jardines’, de Calderón.

El monstruo de los jardines es una comedia mitológica de Calderón de la Barca, que combina diálogos ingeniosos, poesía, música y danza para sumergir al espectador en un mundo de intriga y diversión. Calderón pone el mito al servicio de sus inquietudes filosóficas y convierte a Aquiles en un Segismundo, que emprenderá un viaje iniciático hasta atisbar el héroe que será en Troya. La Joven Compañía Nacional de Teatro Clásico presenta una nueva versión del título bajo la mirada del dramaturgo y director de escena Iñaki Rikarte. El espectáculo podrá verse en el Teatro de la Comedia desde el 5 de abril hasta el 26 de mayo.

‘Aquiles en Esciros’: el origen de ‘El monstruo de los jardines’

La comedia El monstruo de los jardines (también conocida como La dama y el galán Aquiles) nace a partir de la historia de Aquiles en Esciros, un episodio que forma parte del mito de Aquiles, el héroe griego de la guerra de Troya. Este acontecimiento no aparece en la Ilíada, el poema épico de Homero, pero sí se encuentra dentro de la Aquileida, del poeta romano Estacio. La historia se convirtió en un tema popular y recurrente en la literatura y en las artes desde épocas clásicas hasta mediados del siglo XX. Especialmente ha destacado siempre en la ópera, con más de 30 piezas distintas dedicadas a este episodio entre 1641 y 1857.

La presencia del carnaval y el travestismo es parte principal de la trama que narra cómo el héroe griego se disfrazó de una chica en la corte del rey de Esciros, enamorándose de una de las princesas y casándose con ella antes de partir a la guerra. Para evitar que su hijo Aquiles muriera en Troya como estaba profetizado, su madre, la ninfa Tetis, lo envió a vivir a la corte de Licomedes, rey de Esciros, disfrazado como hija del rey o como dama de honor, bajo el nombre de Pirra, «la pelirroja», Isa, o Kerkisera. Una vez allí, en los jardines de palacio Aquiles y Deidamia se enamoran, a pesar de los disfraces y del compromiso de matrimonio con el príncipe Lidoro. Al mismo tiempo, el guerrero Odiseo (más popularmente conocido como Ulises, su nombre romano), a quien se le ha encargado reunir a los generales de Grecia, se empeña en la tarea de encontrar a Aquiles, pues el oráculo ha anunciado que solo gracias a él los griegos podrán vencer en esta guerra.

‘El monstruo de los jardines’ juega por primera vez con la Joven Compañía Nacional de Teatro Clásico

La Joven Compañía Nacional de Teatro Clásico se enfrenta por primera vez a esta comedia mitológica de Calderón que no forma parte de la nómina de obras más representadas y conocidas del autor por parte del público. Iñaki Rikarte es el encargado de ofrecer una nueva mirada contemporánea de una obra cargada de significado y de referentes mitológicos muy populares. «Entiendo que este tipo de obras se hayan montado poco porque al leerlas, resultan tan apabullantes que, la primera sensación es de no saber ni por dónde empezar, pero creo que, a medida que uno trabaja sobre ellas comienzan a aparecer las muchas posibilidades que encierran», declara Rikarte. Para él su descubrimiento fue una auténtica revelación: «Conocí el texto gracias a Vicente Fuentes en el año 2002, más o menos, cuando él era mi profesor de verso en la RESAD. Con veinte años recuerdo sentirme muy identificado con la emoción y la impulsividad de Aquiles».

Además de su primer encuentro con el texto hace más de dos décadas, Rikarte ha utilizado recientemente la obra en un taller que impartió en Sorihuela, Fuentes de la Voz, así que cuando Lluís Homar, director artístico de la Compañía Nacional de Teatro Clásico, le propuso estar al frente de un espectáculo no dudó en elegir esta atractiva comedia. «Después vino la propuesta de hacer el montaje con la Compañía Joven y dije que sí con los ojos cerrados», confiesa Rikarte.

Iñaki Rikarte adapta y dirige ‘El monstruo de los jardines’, una comedia mitológica con Aquiles como protagonista.

El vitoriano dirige por primera vez al elenco de la Joven Compañía Nacional de Teatro Clásico, cuya sexta promoción encara su segundo montaje, tras el éxito de público y crítica de La discreta enamorada. «Tuve la suerte de poder compartir un par de talleres con ellos antes de empezar a ensayar, y se ha creado una relación muy cercana que hace de los ensayos un lugar particularmente agradable». Una experiencia intensa con un grupo actoral muy unido que vuelve aún más alentador el reto a cumplir. «Montar esta obra está resultando muy arduo, creativamente nos está exigiendo mucho, pero ir a ensayar con ellos no ha dejado de ser cada día algo ilusionante», declara Rikarte.

Aquiles es ‘El monstruo de los jardines’

Aquiles es popularmente conocido en la cultura occidental como el gran protagonista y guerrero de La Ilíada, el poema épico de Homero. Calderón lo pone en el centro de su comedia y nos muestra el periplo del joven antes de llegar a convertirse en el gran héroe troyano de la mitología griega. En la historia calderoniana Aquiles ha pasado quince años encarcelado en una cueva por imposición de su madre. Esto lo convierte en un Segismundo -personaje protagonista de La vida es sueño de Calderón- que «sale de su cueva y conoce el mundo por primera vez después de haber pasado encerrado toda la vida», afirma Rikarte. Si Segismundo pone en duda cuál es la realidad, Aquiles sí la conoce bien y decide enfrentarse a su madre exigiéndole que lo libere. Ambos saben qué es el amor, «pero, así como en Segismundo está más preocupado por discernir lo real de lo que no lo es, para Aquiles el amor resulta un motor fundamental para toda la obra», señala Rikarte.

Aquiles es el gran protagonista de la obra calderoniana y él se convertirá en el monstruo de los jardines. Calderón lo dibuja como un ser salvaje y puro, que solo conoce el mundo de oídas.  Al salir de la cueva, queda prendado por la belleza del mundo y, sobre todo, por la de Deidamia, la primera mujer que ve. «Aquiles va conociendo el amor y, también, los celos, ambos sentimientos le acompañarán hasta el final de la obra. Hace un viaje hacia la pérdida de la inocencia y, finalmente, tendrá que elegir entre el amor de Deidamia o ser un héroe de guerra», señala Rikarte.

«La búsqueda de Aquiles estructura la función y Ulises es el émbolo que hace que la acción avance e incremente la tensión»

Junto a Aquiles también aparece Ulises, el héroe legendario de La Odisea y La Ilíada, de Homero, que será otro de los grandes guerreros de Troya. Aquí es, en cambio, el antagonista de la comedia. Calderón lo presenta como un hombre absolutamente obsesionado con encontrar a Aquiles, sagaz y manipulador. «La búsqueda de Aquiles estructura la función y Ulises es el émbolo que hace que la acción avance e incremente la tensión», explica Rikarte.

Las características de los Aquiles y Ulises clásicos (el uno temperamental y el otro, astuto) son de algún modo caricaturizadas en esta historia, pero Calderón no permite que la caricatura se adueñe de todo en la comedia. «Aunque hay mucho humor, a veces incluso gamberro, también hay mucha ternura, hay drama y, por encima de todo, tenemos una madre, Tetis, luchando contra el destino por salvar a su hijo. Y esa lucha es trágica por definición», confiesa Rikarte.

Normalmente, cuando se habla de las comedias mitológicas suele hacerse referencia a que fueron inspiradoras para Wagner en su idea de la obra de arte total por reunir en ellas todas las artes. Para Iñaki Rikarte está afirmación va realmente mucho más allá: «También es cierto que parecen concitar, o al menos esa sensación hemos tenido haciendo El monstruo de los jardines, todos los géneros dramáticos. Calderón plantea un juego teatral arriesgado y fascinante que nosotros hemos querido seguir hasta sus últimas consecuencias».

Un final trágico rabiosamente contemporáneo

Calderón fue el dramaturgo de la Corte durante muchos años y gran parte de sus comedias se estrenaron en el palacio real y en el Coliseo del Buen Retiro. Este nuevo espacio, construido bajo órdenes del conde-duque de Olivares, promovió toda clase de artilugios teatrales. Esta parafernalia dio lugar a un nuevo estilo de escritura, a un nuevo «género» de comedia: el teatro de espectáculo. Y es dentro de esta espectacularidad donde tenemos que entender la comedia mitológica de Calderón.

A la hora de abordar la adaptación Iñaki Rikarte ha tenido claras principalmente dos ideas: «aligerar el texto, ya que estas obras resultan, por momentos, reiterativas y sus montajes originales superaban las cuatro o cinco horas. Y, después, he tratado de arrojar luz sobre los pasajes más farragosos, buscando potenciar la teatralidad, atendiendo a la puesta en escena».

El engaño y el amor son los dos temas principales en la obra. El enredo está muy presente a través del juego del equívoco y especialmente del recurso del travestismo con Aquiles disfrazado de mujer para no ser descubierto. Estos son los motores de la acción dramática y de la comicidad del espectáculo. «Por nuestra parte hemos decidido jugar al juego que propone el autor. Calderón era gran hombre de teatro, conocía muy bien los resortes del oficio y la obra está construida de una forma admirable», explica Rikarte. Un gran reto que ha consistido en concretar todo eso en una única posibilidad: en un cuerpo, una voz, un espacio, un tiempo. «Creo que hemos entendido la esencia del juego que Calderón propone. Y ahora solo nos falta una pieza fundamental del puzle: la reacción del público», declara Rikarte.

La sexta promoción de la Joven Compañía Nacional de Teatro presenta su segundo montaje, tras el éxito de ‘La discreta enamorada’.

Si bien las fábulas mitológicas admiten una lectura moralizante, la comedia mitológica calderoniana es plurisignificativa. Hay una gran presencia de los encantos de la naturaleza, cuyos elementos son idealizados. Así, el jardín de Deidamia, desde el propio título, se presenta como un espacio imprescindible en la obra. Para Calderón es un elemento maravilloso que no solo es síntesis del espacio escénico, sino también del símbolo de la comedia, porque, sobre todo, es el lugar del amor y la reflexión. Allí suceden también los enredos y equívocos, y representa el sitio prohibido donde se da el encuentro clandestino en el que Deidamia y Aquiles desatan su pasión. «La función se desarrolla en dos espacios fundamentales. La isla desierta y el Palacio de Egnido donde se encuentra el jardín. La transformación de la naturaleza salvaje en “naturaleza domesticada”, que es lo que representa el jardín francés, pretende ser un reflejo de la transformación del personaje de Aquiles, que va civilizándose a media que avanza la obra», explica Rikarte.

«Creo que, en estos tiempos convulsos, el contexto prebélico de la función no puede pasarse por alto»

En su compromiso por acercarse al repertorio clásico con respeto y rigor, pero también desde una mirada contemporánea, Iñaki Rikarte ha apostado por una actualización de la comedia que propone un final trágico en el que la palabra «hado» ha sido sustituida por la de «Estado». De este modo, Aquiles termina siendo una víctima del interés estatal y, por el contrario, Ulises es el representante de ese interés. Este último, astuto y manipulador, es el único vencedor al terminar la obra. Todos los demás, incluido el propio Aquiles y su madre, acaban fracasando.

El riesgo de esta decisión está sustentado en la realidad de nuestra sociedad actual: «Creo que, en estos tiempos convulsos, el contexto prebélico de la función no puede pasarse por alto. La obra va oscureciéndose a medida que se acerca el desenlace; el destino es como un embudo», confiesa Rikarte. Además, con independencia del giro final, la obra está atravesada por numerosas situaciones que hoy siguen resonando en nuestra sociedad. «En la función están presentes el miedo ingobernable de una madre por su hijo, la lucha de un adolescente contra lo establecido, la manipulación de un joven sumido en una crisis, la falta de herramientas emocionales o la búsqueda de la propia identidad», declara Rikarte.

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Escrito por
Bea López TWITTER

Periodista y filóloga hispánica que ha hecho de su pasión por la cultura y las artes escénicas su forma de vida. Creadora de contenidos editoriales de TeatroMadrid y redactora de la Revista TM.

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