Poco se podía imaginar Iker Azkoitia, o cualquiera de los componentes de Una corona para Claudia, tras ganar tres premios en la primera edición del Certamen Teatral organizado por Arte 4 Estudio de Actores, dirigido por entonces por Claudio Sierra y Ramón Quesada, que años después iban a estar subiendo este mismo espectáculo al escenario principal del Teatro Lara para celebrar su tercer aniversario; o que iban a contar con seguidores que hubieran visto la función hasta en 35 ocasiones.
Aprovechando la celebración del aniversario de Una corona para Claudia, con una función especial en el escenario de la Sala Cándido Lara donde habrá sorpresas, regalos y guiños para sus devotísimos seguidores, hemos querido tomarnos un café con Iker para que nos contara en primera persona como se vive este acontecimiento “Si me llegan a decir hace tres años que iba a estar aquí con Una corona para Claudia, con El grito de la tortuga, y que íbamos a subir al escenario principal del Lara, no me lo hubiese creído” nos dice un Iker radiante, que vive todo esto con una enorme sonrisa de cierta incredulidad “Todavía a día de hoy, como estamos tan metidos en el trabajo de la productora, de las funciones, no hemos tomado distancia como para asimilarlo”
ENTRE ESCENARIOS Y ZAPATERÍAS
Este actor, director, dramaturgo, cantante, compositor, además es licenciado en publicidad y RRPP y, en los ratos libres que le deja el teatro, vende zapatos, por aquello de pagar las facturas. “Llevo nueve años compaginando el arte con ese otro arte de vender zapatos” Una situación mucho más habitual de lo que imaginamos “Mi camino sigue hacia un escenario en el que todo mi tiempo disponible lo dedique a contar historias; arriba, abajo, delante, detrás o haciendo el pino puente. Espero que el momento no tarde mucho más en llegar, pero tengo claro que llegará” dice este artista que debe tener algo de talismán para los proyectos a los que se suma, no hay más que ver el larguísimo y exitoso camino de todos ellos en los escenarios: Píntame de David Ramiro Rueda -6 temporadas-; Capullos que vuelan de Lluis Mosquera -4 temporadas, aunque no estuviera en todas- o Una corona para Claudia -4 temporadas- y que, además, ha creado junto a sus compañeros Eva Ramos, Laura Ledesma, Juan Riba, Juan Jesús Di Manuel y Ricky Fan, una pequeña productora, La Corona Producciones, amparada por SerieTeatro, que acaba de estrenar su segundo trabajo: El grito de la tortuga.
A veces, con mucho sacrificio y poco descanso, los sueños se cumplen y los esfuerzos se ven recompensados, nos dice Iker “Creo que la ambición es motor y jaula. En esta profesión es imprescindible, pero solo cuando te sirve a ti y no tú a ella” Reflexiona “Lo que intento es situar mi sueño en vivir de forma consciente y plena; disfrutando y aprendiendo del paso a paso, volcando mi energía y tiempo en lo que me apasiona”. Nos confiesa este artista vasco que tiene como referentes a la generación salida de Garaje Lumière “A día de hoy, el enorme talento, tesón y compromiso de estos actores y directores me sigue inspirando” y a Abril Zamora “si tuviera que elegir mi modelo a seguir, sin duda sería Abril Zamora. Sensibilidad, mirada y sentido del humor únicos, universo propio y un alma grande”.
UN PROYECTO QUE SIGUE CRECIENDO Y MADURANDO
“Hemos hecho un trabajo de profundizar, de ir más allá” Nos dice Iker cuando le preguntamos por la trayectoria de Una corona para Claudia desde sus primeros pasos en el 2016 hasta ahora “Cuando todo comenzó, el dibujo que había era más juvenil, pero con el transcurso de los años, los actores han ido trayendo a tierra a esos personajes, dándoles mayor profundidad, haciéndolos poliédricos, matizándolos, dándoles vida. Hay cosas del texto que hemos tenido que replantear para darles mayor madurez, un mayor recorrido, incluso creo que más ritmo”. Un trabajo que desde su comienzo fue coral, Iker habla de una dirección abierta y dialogante donde cada aspecto se ha consensuado y se ha tenido en cuenta en equipo “Cuatro cabezas piensan más que una” dice “Hemos crecido como equipo y como proyecto. La productora nació así, nos dimos cuenta que funcionábamos muy bien; por personalidades, equilibramos la balanza y hemos conseguido fusionarnos, logrando producir y crear nuevas historias. Administración, marketing, comunicación, cada uno va cogiendo un rol”.
Un proyecto que ha ido conquistando al público gracias, según nos dice Iker, a “La frescura y la empatía” dos aspectos que han sabido conjugar “Intentamos meter lo que está de actualidad, hacer referencias que la gente sienta que lo que ve está pasando ahora y, por otro lado, cada uno de los actores y actrices ha hecho muy suyo sus personajes, teniendo claro lo que aportan en la historia y al final, cuando se trabaja con esa claridad, el público lo recibe de una forma más directa, se produce esa empatía. La gente nos nota muy cercanos, muy a pie de tierra y lo viven como una experiencia personal”.
UN GRITO POR LA INCLUSIÓN
Después de cuatro años, La Corona Producciones, decidió volver a ponerse manos a la obra, nunca mejor dicho, y comenzó a dar forma a su nueva producción El grito de la tortuga “Teníamos la idea de querer dar un paso en este camino de madurez” dice Iker, quien quedó prendado de la energía de la actriz Ángela Ibáñez cuando la vio en Cáscaras vacías en el CDN “De repente se me ocurrió la historia y Celia, su personaje” una idea que comenzó a ocupar espacio en su cabeza hasta que lo llevó a volver a sentarse a escribir “Escribí un primer libreto que se llamaba Una canción para Celia, del cual tuve que cambiar muchas cosas. Empecé el proyecto queriendo dirigirlo, llevar el mismo trabajo que en “La Corona” para crecer y aprender como director, porque tenía esa pequeña ambición, pero las cosas se precipitaron”, los tiempos –Ángela se encontraba haciendo un Master en Toulouse- y las circunstancias “Tuve un bloqueo creativo”, llevaron a tener que demostrar nuevamente la solidez y unión dentro de la compañía “Para mí ha sido un verdadero regalo descubrir nuevos talentos en mis compañeros” mostrando las dotes de Laura Ledesma en la dirección de actores y el trabajo de dramaturgia llevado a cabo entre el propio Iker junto a Laura y Eva Ramos, además de las labores de producción de Juan Jesús Di Manuel y de diseño y escenografía de Jaime Riba. Un ‘todos a una’ en toda regla.
El grito de la tortuga habla de las diferentes capas en las relaciones familiares, las apariencias y los secretos a voces. “Me he ido dando cuenta que la familia es el denominador común en las historias que concibo” nos cuenta Iker “La falta de ella; la soledad y la muerte, el sentido de pertenencia, los lazos que anudan o alivian, las cargas y herencias familiares. ¿En qué medida heredamos el sentido de familia? ¿En qué medida la familia condiciona nuestro sentido y búsqueda de la felicidad?”. Un drama aligerado con toques de comedia que se sirve de su historia para realizar una importante labor de inclusión, dado que Ángela Ibáñez es una actriz sorda “He querido contar con ella, con su energía y su mirada; que sea sorda lo veo como un extra que aporta algo más y que, incluso, hace que en un teatro como el Lara, que tiene una línea más comercial, ayude a dar visibilidad y haga ver que una actriz con sordera no solo tiene que hacer teatro social o documental, que puede hacer cualquier tipo de ficción”. Nos explica Iker “Ángela me contó que las oportunidades laborales para una actriz con sordera son limitadísimas. Incluso cuando hay personajes sordos, cogen a oyentes”. Razón de peso que ha provocado que la puesta en escena de El grito de la tortuga sea su particular granito de arena para romper este tipo de barreras.
José Antonio Alba / @joseaalba