Paquito Forever llega a Madrid tras dos años de éxito en Barcelona. Un monólogo musical interpretado por Joan Vázquez que rinde homenaje a la figura de Paco Alonso bailaor, cantaor, actor y transformista catalán que empezó su carrera en el Paral·lel de los años 50 y que recorrió el mundo junto a los artistas más aclamados de la época. Una figura desconocida para el gran público que ahora recuperan en este espectáculo creado gracias a la ayuda de Fran Capdet, con libreto de Fran Arráez, música de Gerard Alonso y dirigido por Víctor Álvaro.
Quedamos a tomar un café con Joan Vázquez para que nos presentara esta propuesta unipersonal nacida gracias a Flor de nit, espectáculo de la compañía Dagoll Dagom, y charlar sobre teatro musical. A Joan le hemos podido ver en títulos como Haïr, Rent, My fair lady, Mamma Mia! o en creaciones más personales como Ciutat de gespa y Something’s Coming: Tributo a Sondheim, que además fue galardonado con el Premio de Teatro Musical al Mejor Actor Destacado por Paquito Forever. Nadie mejor que Joan para adentrarnos en un personaje tan cargado de positivismo y motivación.
Teatro Madrid.- Después de dos temporadas de éxito en Barcelona y un par de visitas a Londres, ¡al fin Paquito Forever en Madrid!
Joan Vázquez.- ¡Le tenía muchas ganas! Casi dos años después del estreno, pero ¡por fin! Ha sido muy intenso. Salió Ciutat De Gespa, estuvimos con la escritura y con las funciones, mas la nueva temporada en Barcelona de Paquito y pensamos “ahora no podemos hacer más cosas”. Pero cuando vimos que el Café Berlín había programado espectáculos de cabaret, que está tan céntrico, que es una sala tan chula, nos lanzamos.
TM.- Ponnos en antecedentes, ¿qué es Paquito Forever? ¿De dónde nace?
JV.- Mi nexo con él fue conocerle a través de Flor de nit, un espectáculo de Dagoll Dagom, versión cabaretera del original que se hizo en el 92, en el Almería Teatre. Yo interpretaba el personaje que había creado Paco Alonso, que nos dejó justo una semana antes de estrenar. Para mí fue muy impresionante porque Fran Capdet me regaló sus memorias, que las había transcrito, y me apasionaron. No sabía que este señor había estado en ballets en Madrid, que se fue con Juan Tena por toda la península, pasó por Londres y luego se marchó a Nueva York a vivir.
Es muy fuerte estar interpretando a alguien que ha tenido tal trayectoria y que ni la propia gente de Barcelona lo conocía, solo la conocían en círculos artísticos y quise rendir homenaje a la vida de este artista, tan pletórico y tan acallado. Llamé a Fran Arráez porque había estado haciendo con él La Toñi en Barcelona y me encantaba su formato, cómo hablaba con el público, cómo les contaba sus experiencias y también lo que hacía con la música, cómo mediante las canciones explicaba ese recorrido. Le dije “No tiene nada que ver el espectáculo que yo concibo, pero creo que el personaje tiene la misma manera de comunicarse que tiene La Toñi con su público, ¿te gustaría escribirlo?” y enseguida me dijo que sí. Le mandé las memorias y enseguida me envió una primera versión que para mí ya tenía el tono de Paco. Víctor Álvaro, el director, al leerlo, dijo «esto tiene que tener música original» un acierto muy grande, porque las canciones sirven para explicar el recorrido del personaje. Comenzamos a crear y fue saliendo un montón de vida del personaje que no estaba en el libro, que era de primera mano, y se fue forjando este espectáculo en un verano. Y en septiembre lo estrenábamos.
TM.- ¿Crees que el espectáculo llega igual al público de Barcelona que al de ciudades como Londres o Madrid?
JV.- Creo que funcionará de la misma manera, primero por intuición y después por la reacción que tuvo el público de Londres.Yo creo que es tan universal que no creo que haya diferencia. Ese miedo de ver cómo conectaba lo tenía cuando fuimos a Londres, porque pensaba “Paquito, un personaje tan español. Tan flamenco, que se comunica de esta manera, con ese desparpajo… no sé” pero me quedé alucinado con cómo la gente empatizaba con él y su idea de que ningún sueño es suficientemente difícil. Si él quería una cosa la conseguía, no había nada imposible. Dijo «Yo no me iré de Nueva York sin bailar en el Radio City Music Hall» y no paró hasta lograrlo. Trabajó con Jimmy Durante, con Frank Sinatra en Las Vegas, con Lola Flores… yo creo que lo que hace que la gente se emocione es su carácter increíblemente positivo y perseverante.
TM.- Lo que también hace atractiva la historia de Paquito es cómo muestra la vida de esos personajes que no han tenido la oportunidad de brillar como las celebridades, pero que lo han vivido a su lado, más a ras de tierra, haciéndolo más cercano a todos nosotros.
JV.- Realmente es la historia de alguien en la sombra, que su triunfo verdadero era conseguir las metas, porque una vez allí, no es que fuera un artista que tuviera un disco en solitario o que le ofrecieran un cartel, es alguien que estaba al lado de quienes brillaba más, pero claro, ese alguien que brillaba más eran los iconos de la música de ese momento, es como si te vas a hacer un coro a Madonna hoy en día o a Beyonce.
TM.- Hay cierto paralelismo entre Paco Alonso y, en otro nivel popular, Miguel de Molina. E incluso, como ya has mencionado, con La Toñi de Fran Arráez.
JV.- Totalmente, creo que representan la vida de un artista durante la dictadura y creo que eso no puede estar desvinculado de su sexualidad, aunque Paquito es un personaje que no es nada sexualizado, no le gustaba hablar de su vida privada, era muy discreto, pero creo que en esa discreción hay algo de su actualidad política. También representa, como Miguel de Molina, y nosotros subrayamos ese punto, la simbología de un artista homosexual a lo largo de los años 50, 60, 70…
TM.- En esa lista también podemos incluir a Ocaña, personaje al que también has encarnado en Coplas para Ocaña.
JV.- Para mi Paquito es un viaje que empieza cuando nace en los 30, los 40 cuando comienza a vivir su sexualidad, y eso me permite hablar sobre lo que ha sido el movimiento gay en este país y Ocaña para mí es como la continuación, Paco le pasa el testigo a Ocaña al hablar de esa misma liberación en un momento más canalla, mas underground, con la liberación y la desinhibición, no solo sexual en sí, si no en contar cómo era, él quería hablar de cómo era su tendencia y vivir su sexualidad, es el polo opuesto.
Yo milito abiertamente en el escenario por la liberación gay y por encarnar iconos homosexuales, o libres al fin y al cabo, para no ponerles etiquetas. Aunque también estoy buscando últimamente una imagen a la vez paralela para que no me encasillan, que luego como artistas es difícil salir. (Risas)
Estoy también descubriendo mi ciudad porque todo el mundo que conoció la Barcelona de antes de los Juegos Olímpicos explica que era muy diferente; como en Madrid con La Movida, tuvo un momento determinado del que yo no era consciente y es fascinante conocer esa historia de la ciudad y ese bullicio artístico.
TM.- La cultura musicalera en Madrid y Barcelona, a pesar de ser muy activa y expansiva, es muy diferente. ¿A qué crees que es debido esto?
JV.- Creo que Madrid goza de una muy buena actualidad musical, de productores, de gente que invierte y se arriesga, la industria funciona y en Barcelona no gozamos ahora mismo de ese mismo auge, hay muchos menos espectáculos y muchos menos puestos de trabajo para los artistas, y como la gente necesita expresarse, hay que seguir adelante y creamos los proyectos. Eso tiene sus cosas buenas y sus cosas malas, en Madrid lo bueno es que hay muchos artistas empleados, hay mucha industria y quizá lo malo es que, si están acomodados, ya no tiene tanto interés en crear, pero tampoco es así, ahí está Desde mi ventana que se ha podido ver ahora con artistas jóvenes que están en los musicales más grandes de Madrid. Creo que los proyectos pequeños los empieza el artista, gente inquieta que, bien no le han cogido en espectáculos más grandes, o no nos ha apetecido hacerlos porque no creíamos que era el paso que nos gustaba dar en ese momento.
TM.- Lo interesante con esa oleada de artistas que crean sus espectáculos y se mueven para mostrarlos, es ver cómo se reactiva la inquietud y la creatividad y cómo eso ayuda también a educar y despertar el gusanillo del espectador.
JV.- Es cierto lo que dices del gusanillo, me doy cuenta en Barcelona como la gente tiene un tipo de reconocimiento cuando acaba la función un punto diferente, son espectáculos en los que podemos hablar de cosas que quizás son más cercanas; la emoción sube a un grado más alto por el hecho de que se siente el referente más cercano o más propio. Lo local tiene fuerza en este tipo de formato. De hecho muchos de los éxitos de Broadway o Londres, hablo de estos dos sitios como cuna de los musicales, vienen por la proximidad de los referentes que tocan.
TM.- ¿Dónde se mueve con más comodidad Joan Vázquez? ¿En el cabaret? ¿En musicales de pequeño formato? ¿De gran formato? ¿Cantado sentado frente al piano?
JV.- Soy bastante positivo y le saco juego a todo. En un espectáculo grande me siento menos desnudo, son espectáculos muy exigentes, pero al ser en teatros más grandes, hay algo de energía que es más llevadero; el espectáculo más íntimo, cuando estoy en solitario, me pide más energía, primero porque siento que es una cosa que he creado yo, la responsabilidad es mayor y la satisfacción de ver que la gente se emociona, que ha viajado contigo, es mucho más gratificante porque has conseguido que las personas se hayan conmovido de alguna manera.
Lo que he descubierto con Paquito, que ya lo noté con el espectáculo de Sondheim, es el gusto por los monólogos a lo stand-up, con Paquito lo he llevado al extremo. Yo, que no sabía que podía hacer ese estilo, al ver que la cosa funciona, ¡me lo paso como un enano! Eso de arrancar la carcajada mediante este código ha sido un descubrimiento para mí mismo y es muy terapéutico ¡Me encanta! ¡Me lo paso pipa! Así creo que ese es el formato que más me gusta ahora mismo. Tiene un poco de interpelar al público y hablar desde Paquito, pero también un poco desde Joan, y eso de romper la cuarta pared y no estar solo en el personaje me gusta mucho.
José Antonio Alba / @joseaalba