Lo(r)ca ha llegado a la cartelera madrileña tras su paso por el Festival Internacional de Acco donde se estrenó para, despojando de género los textos del autor granadino, poder hablar de la realidad de los sentimientos demostrando, una vez más, la universalidad de sus historias.
Un espectáculo dirigido por el israelí Barak Ben-David que desde principios de Enero podemos ver en Nave 73 y que está interpretado por Javier Prieto, Raúl Pulido, Jorge Gonzalo y Juan Caballero, quien se prestó a charlar con nosotros para presentarnos este montaje.
Teatro Madrid.- Acabáis de estrenar Lo(r)ca ¿Qué es lo que se pretende contar con esta función?
Juan Caballero.- Escuchar las palabras de Lorca desde el punto de vista gay y entender que hay cosas que al cambiar de sexo no varían. Creo que muchas de sus obras esconden de lo que hablamos en Lo(r)ca. Creo que es inevitable que en su subtexto haya algo de eso ¿Por qué no va a ser él mismo hablando como Adela cuando era pequeño o La Novia estando enamorado de un amigo heterosexual o Yerma y la imposibilidad de tener hijos? Creo que es interesante ver cómo las cosas encajan independientemente del sexo.
TM.- ¿Cómo nació la idea? ¿Ha sido una creación grupal?
JC.- Barak Ben-David me propuso el proyecto junto a Raul Pulido y Javier Prieto. Tenía muy clara la dramaturgia, la idea, lo que se quería hablar. Así que lo que hicimos fue traer textos cada uno y proponer escenas en las que se veía el conflicto del que queríamos hablar.
De primeras era una apuesta que no sabía si iba a encajar, pero funciona. Flipé cuando íbamos leyendo y veía cómo cuadraba. Es verdad que esa simbología está muy bien estrucuturada por Barak. Él quería que fuera una estética elegante, bonita, todo igual en el look. Al principio me preocupaba mucho cómo se iba a entender desde fuera el proyecto y la propuesta.
TM.- Háblanos de Barak Ben-David, ¿cómo ha sido trabajar con él?
JC.- Él lleva un año aquí y llevaba tiempo queriendo dirigir cosas. Tenía el concepto visual en la cabeza y al haber dirigido las obras de Lorca en Israel, tenía muy claro qué es lo que le pasa a cada personaje. Nos dirigió en inglés, pero es curioso porque cuando nos falla una palabra, ¡él nos lo dice! Si sucede lo mismo con un director que hable español, lo mismo ni se da cuenta. (Risas) Entiende mucho de las pulsiones de Lorca, aunque la intensidad es diferente porque no estamos haciendo un Lorca como tal. No sé si es lo correcto o no, pero es un ejercicio diferente para el espectador.
TM.- ¿Cómo ha sido poder vivir este montaje en el Festival de Acco?
JC.- El viaje fue bastante intenso. Estuvimos ensayando aquí en Madrid y cuando llegamos a Israel ensayamos otros 10 días. Hicimos tres o cuatro pases en la sala, después hicimos un pase para la gente del festival, donde nos dijeron cosas que podrían funcionan y acabamos con tres tripletes ¡Agotador!
El festival de Acco lleva 38 años haciéndose y se ven cosas muy chulas. Siempre lo digo, lo más bonito de esta profesión es cuando sales fuera. Es maravilloso cuando ves que lo que haces también funciona en otros lados.
TM.- Y lo que percibes del público en diferentes lugares tiene que ser curioso, ¿no?
JC.- Allí fue una pasada, aquí ya hemos oído Lorca tantas veces, pero allí, oírlo de repente en castellano, en el idioma de origen… Verlo desde fuera, desde otro punto de vista es muy guay. Incluso para la gente muy religiosa, hubo una chica que nos dijo que le había gustado mucho porque estaba todo tratado con mucho tacto y delicadeza.
TM.- ¿Por qué el titulo?
JC.- Barak quería jugar con eso que se dice que cuando Lorca era pequeño le llamaban Federico García “Loca” y aprovecharlo para utilizarlo como la visión de “loco” como una enfermedad, tal como en muchos países consideran la homosexualidad. También con el juego despectivo para los gais al denominarlos “Locas”.
TM.- ¿Por qué crees que sigue siendo necesaria una propuesta como esta?
JC.- Siempre pienso que aquí estamos más avanzados, pero después te das cuenta que no es verdad, que vivimos una realidad muy de burbuja, todavía hay agresiones, todavía hay casos de gente a la que llevan a curar… Madrid, nuestro Facebook, nuestro entorno teatral, son nuestros pequeños reductos, pero sacas un pie un poco más allá y ves que no es así.
Aunque a mí me sorprende para bien que en Lavar Marcar y Enterrar, donde depende del día hay una pareja dentro de la función que es heterosexual u homosexual, vienen institutos de fuera y cuando estamos los dos chicos y hay un beso o cuando le digo “Yo esto lo he hecho por amor, Lucas”, ves la reacción tan positiva que tienen y te das cuenta que hay mucha gente con la mentalidad abierta, pero sorprende que aún no se den muchos casos así, te crees que no, pero…
TM.- Quizá la clave esté en la naturalidad.
JC.- Por eso Lavar Marcar y Enterrar me gusta, porque la gente no se espera que los dos secuestradores sean gais y funciona superbién, porque está tratado con naturalidad, la obra va sobre un secuestro, sobre otra cosa. A veces lo mejor para llegar al público es abordarle por otro lado.
TM.- Estas en uno de los espectáculos más longevos de la cartelera, Lavar Marcar y Enterrar.
JC.- Ya van cuatro años con Lavar Marcar y Enterrar. Con Silenciados estuve nueve, pero en suma es más Lavar… por el número de funciones que hemos hecho de continuo, lo de Silenciados fueron más años, pero más discontinuo.
TM.- Juan, eres uno de los actores más activos del panorama teatral madrileño, ¿es la manera de sobrevivir?
JC.- Sólo sé que soy trabajador. Desde hace 15 años que vine, y aún más desde hace cuatro, no he parado. Supongo que algo estaré haciendo bien, porque si no, no me llamarían de nuevo, no repetiría. Me entrego al 100%, he dejado curros de pasta por obras de teatro, pero es que el compromiso está ahí.
TM.- ¿En el off se vive o e sobrevive?
JC.- En el Off se sobrevive, y lo digo yo que estoy en tres espectáculos. Pero no dejo de tener otros curros. Hago animaciones, estoy de ayudante de dirección de casting, hago publis… No hay nadie que viva del off, es imposible. Lo haces por estar presente, activo, por estar ahí. Yo llamo a directores de casting, de series, llamo a todo el mundo porque si alguien viene y te ve y de repente le encajas para algo… muchos curros me han salido así.
TM.- ¿Cuál es la importancia de las redes sociales para un actor?
JC.- Es bastante esclavo y bastante acojonante. No estoy de acuerdo con el momento seguidores para según qué cosas, pero es cierto que desde fuera se valora mucho eso. A mí me da mucha rabia, pero bueno, es que este mundo no es justo… bueno, ¡como la vida!
TM.- Hablas de que estás en tres montajes, ya hemos hablado de Lo(r)ca, Lavar Marcar y Enterrar, nos falta uno, ¿Qué nos puedes contar de Aire siempre de viaje?
JC.- Aire siempre de viaje es un texto de Sara García Pereda una dramaturga de 23 años con dirección de Pablo Canosales. Es un texto desfragmentado que juega mucho con la poesía y el naturalismo. Es un trabajo muy bonito, el cómo están vividos los personajes. Pablo tiene muy clara la puesta desde el principio, el movimiento escénico que ha creado. Ha sido un reto como actor, un salto mortal. Como la historia está desfragmentada ¡es como lanzarse a piscinas!. Violeta Orgaz, mi compañera en este viaje, y yo nos hemos entendido muy bien y eso es primordial para trabajar.
¡La verdad es que son maravillosas las tres familias teatrales que tengo!
TM.- ¿Qué es lo siguiente?
JC.- Estoy con estas tres y creo que todavía tienen recorrido. Prefiero llegar al máximo de capacidad de los personajes que tengo. El problema es hacerlo semana a semana, pero bueno, es como está montado esto.
Texto José Antonio Alba