«Si alguna vez pensáis en hacer la película, llamadme». Esas fueron las palabras de Meryl Streep. La oscarizada actriz escribió una carta de agradecimiento a todo el equipo del musical Mamma Mia! al salir del teatro, tras ver la función. Después, la historia es más que conocida. La intérprete protagonizó la versión cinematográfica de 2008, que terminó por enloquecer a los aficionados del género.
Desde entonces, hasta 440 ciudades han programado Mamma Mia! y el musical ha sido traducido a más de 16 idiomas, incluidos el sueco, japonés o coreano. Pero, ¿Cuál es el secreto del éxito de este musical?
Canciones que todo el público conoce
En 1999, año en el que se cumplía el 25 aniversario del triunfo de ABBA en Eurovisión con su tema Waterloo, nacía Mamma Mia! Se daba el pistoletazo de salida para la creación de musicales a partir de la discografía de una conocida banda: los llamados jukebox. Habría que esperar unos años para la celebración de otros éxitos como We will rock you, actualmente en cartel en Madrid, con temas de Queen, o el patrio Hoy no me puedo levantar, con canciones de Mecano. La fórmula funcionaba. Coger creaciones musicales ya existentes, testadas con el gran público por las discográficas, y formar una historia alrededor de ellas. Los espectadores que asistirían a esos formatos ya conocían lo que se iba a escuchar, podrían cantar y bailar, convirtiendo el teatro en una gran fiesta.
ABBA ha vendido más de 400 millones de discos en todo el mundo. Hasta 20 veces estuvo en el top de los más vendidos de Estados Unidos y el buen recibimiento del público hispano hizo que grabaran un disco completo en español. El éxito de la banda era apuesta segura para el triunfo del nuevo musical, pero hay más ingredientes, que, sin duda, hace que esta comedia romántica con canciones sea irresistible.
Una boda, un trío musical y una isla griega
Las bodas funcionan: el público sabe lo que es asistir a una fiesta de este tipo, que va a pasárselo bien y se va a emocionar. El número de invitados que lloran en las ceremonias es ilimitado y, a veces, lo hacen los más inesperados. Las historias de superación también son claves para el éxito de una trama y, en Mamma Mia! la hay. Es fácil empatizar con las heroínas cotidianas; se sabe lo duro que es ser madre y sacar a un niño adelante. Esa es la historia de Dona, la protagonista. Su hija, Sophie, va a casarse en la idílica isla griega en la que viven desde que nació. Allí, ha levantado de la nada un hotel sin ayuda de nadie, dejando atrás su carrera como cantante y educando a su hija ella sola. Pero la novia, en un arrebato por conocer sus raíces, invita en secreto a los tres hombres que podrían ser su padre. El enredo está asegurado al aterrizar los tres a la vez en Grecia. Si a esto le sumamos la historia de un amor inconcluso y la visita de las antiguas componentes del grupo de Dona, Las Dynamos, la comedia es redonda.
Una boda da para mucho: invitados pintorescos, despedidas de solteros, flirteos entre invitados, momentos llenos de emoción y, por supuesto, fiesta. El equipo define la función como un «homenaje a las madres y sus hijas, al amor y a los viejos amigos» . Si la música es importante en un enlace y en una producción como esta, no menos lo son las coreografías. Es por eso que se ha confiado en esta ocasión en Iker Carrera para crear una partitura de movimiento «cien por cien nueva» para el cuerpo de baile; «no está basada en producciones anteriores, ni en las de la película», puntualiza el coreógrafo. El elenco lo componen artistas muy jóvenes que tienen la potencia y la energía que necesita esta nueva producción, dirigida por Juan Carlos Fischer.
Una renovada puesta en escena
En 2004 llegaba por primera vez a Madrid el musical Mamma Mia! con Nina, catapultada de nuevo a la fama por la academia de Operación Triunfo, con rostros conocidos del momento como Marta Valverde o Bruno Squarcia. Al éxito de temporada se le sumó una extensa gira. La producción de entonces era fiel a la original de Londres; durante veinte años se han realizado réplicas exactas por todo el mundo, hasta ahora. «Esta es la primera vez que se ha permitido una renovación de la puesta en escena», aclara Marcos Cámara, que produce el espectáculo junto a Pilar Gutiérrez y Juanjo Rivero. «Que nos hayan permitido innovar en coreografías, vestuario, dirección de actores, es muy importante, porque significa que Madrid es un foco en la producción de musicales» , puntualiza el productor.
Cámara asegura que con esta producción ayudan a que Madrid tenga su propia identidad a la hora de producir espectáculos como Mamma mia! y añade que su «objetivo es hacer feliz al público desde el minuto uno». Para ello, se ha construído una de las escenografías de mayor magnitud y maquinaria nunca vista en este musical en el mundo. Más de 2.000 metros cuadrados de vegetación decoran no solo el escenario, sino todo el teatro, de cara a dar la bienvenida al espectador a la boda del año. Hasta 400 trajes y composiciones de vestuario hay creadas para el espectáculo, contando cada traje final de Las Dynamos con más de 6.000 cristales cosidos a mano. El espectáculo cuenta con 100 altavoces instalados y el mayor equipamiento de luces montado hasta ahora en un musical de SOM Produce, basado en la última tecnología LED, en el que se ha dado gran importancia a la reproducción cromática.
«Todo ello para conseguir una experiencia más completa», como indica el equipo. «Si las anteriores producciones traían un trocito de una isla griega al espectador, en esta se ha optado por llevar al espectador directamente a esa isla«, comentan los productores. Sin duda, está todo preparado para que esta apuesta de la productora SOM Produce sea el must de la cartelera de musicales en Madrid que nadie debe perderse. Ingredientes no le faltan para que así sea.